II

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Kihyun se encontraba junto al lago, como tantas otras veces, sumido en sus pensamientos mientras la brisa suave hacía bailar las aguas cristalinas frente a él. Cada detalle del paisaje parecía más vívido que nunca: Pero algo cambió de repente. Tres figuras aparecieron a lo lejos, sus siluetas eran distantes pero familiares.

Frunció el ceño, tratando de enfocar la vista. Su corazón comenzó a latir con más fuerza mientras las figuras se acercaban lentamente, sus rostros desdibujados al principio, pero pronto más claros. Fue entonces cuando Kihyun los reconoció: su padre, su madre y su hermana. Aquella familia que tanto había extrañado desde el día en que los perdió.

Su cuerpo se paralizó por un instante, el aire se le escapó de los pulmones. Se dejó caer de rodillas, incapaz de procesar lo que estaba viendo. Lágrimas comenzaron a nublar su vista mientras observaba los rostros tranquilos de su familia. Están aquí, pensó, no podía entender cómo, pero no le importaba; lo único que quería era abrazarlos una vez más, sentirlos junto a él.

Con manos temblorosas, Kihyun se levantó y dio unos pasos torpes hacia ellos. Cada paso era más pesado que el anterior, como si el suelo bajo sus pies intentara retenerlo, pero no se detuvo. Cuando estuvo a escasa distancia, estiró los brazos con desesperación, buscando el calor de esos abrazos que tanto extrañaba. Pero, en el momento en que sus dedos rozaron el vacío donde deberían estar, todo comenzó a desvanecerse. Sus padres y su hermana se desintegraron en sombras, y la brillante luz del lago fue reemplazada por una oscuridad sofocante.

—¡No! —gritó, su voz ahogada en la negrura que lo envolvía—. ¡No, por favor!

Pero ya era tarde. La oscuridad lo había consumido por completo, y de repente, Kihyun despertó con un sobresalto, su cuerpo empapado en sudor frío. Se incorporó en la cama, jadeando y con el corazón desbocado. Su habitación, familiar pero vacía, lo recibió con su silencio opresivo.

Se llevó las manos al rostro, tratando de calmarse, pero su mente no dejaba de girar alrededor de lo que acababa de vivir. No era un sueño cualquiera. Jamás había soñado con su familia desde aquel trágico día. ¿Por qué ahora?, se preguntó mientras las lágrimas empezaban a brotar nuevamente.

El reloj marcaba las tres de la madrugada, y Kihyun no podía volver a dormir. Se levantó lentamente, sintiendo el peso del recuerdo oprimido en su pecho, y caminó hacia la ventana.

Al día siguiente volvió al lago que tanto le gustaba, pero el, muy al fondo de su ser, sabía que no solo iba por el esplendor del lugar, iba para poder encontrarse con Shownu. Había algo en el que hacía que el peli castaño volviera a el una y otra vez, ¿simple curiosidad? Ni por asomo, era algo más fuerte que eso, pero todavía no estaba seguro de qué.

Al llegar al lago, Kihyun pudo divisar a Shownu, las gotas de agua resbalaban por su piel cuales perlas brillantes. Un detalle que el menor no pudo pasar por alto fué que el mayor estaba desnudo de cintura para arriba, gracias a ello quedó boquiabierto deleitandose de sus tonificados músculos.

Shownu, al notar su presencia salió del lago y se puso la camiseta provocando un quejido del pelicastaño ya que sus vistas habían sido tapadas, en ese momento Kihyun se dio cuenta de lo que estaba haciendo, ¿desde cuándo el era así?

—Buenos días, ¿sabes? Creo que ya me estoy acostumbrando a tus visitas constantes—dijo Shownu acercándose al contrario con un leve tono de picardía.

—El lugar es bonito, supongo que es normal frecuentar un lugar que te gusta—mintió Kihyun descaradamente, pues estaba ahí por Shownu.

—Ya veo... ¿Estás seguro de qué no estás aquí para verme? —cuestionó el mayor en un intento de coqueteo.

—¿Que? ¡Claro que no! Ni en tus mejores sueños —bramó el pelicastaño, mientras su tez blanquecina se tintaba levemente de un tono rojizo.

—Solo bromeaba hombre —contestó Shownu carcajeándose— deberías mirarte la cara, estás rojo.

Kihyun en respuesta solo se limitó a girarse intentando ocultar su notable sonrojo.

—No se tú, pero voy a volver al agua, deberías de venir conmigo— ofreció el mayor.

—Ah, vale.

Kihyun se quitó los zapatos y se encaminó hacia la orilla del lago, en un inesperado movimiento sintió la piedra bajo su pie moverse, mala señal. En un intento de salvarse de comerse el suelo intentó agarrar la mano que Shownu había estirado, al llegar hacia su brazo la mano de Kihyun atravesó la del contrario, "¿que mierda?", pensó el pelicastaño para después darse contra el suelo.

—¡Joder Kihyun! —exclamó Shownu agachándose para revisar el estado del contrario —¿Estás bien?

—Que... ¿Que ha sido eso? —musitó el menor levantándose del rocoso suelo.

—Pues que te has caído directito al suelo —contestó el contrario con simpleza.

—No me refiero a eso y lo sabes —dijo Kihyun acercándose lentamente a Shownu, levantó su mano y atravesó el hombro de este como si fuera una simple nube —¿Ves? A eso me refiero, creo que tienes algo muy importante que explicarme.

—Sentémonos ahí —señaló Shownu dirigiéndose a una gran piedra.

Kihyun lo siguió sin rechistar, una vez sentados el menor le hizo un gesto al contrario para que comenzara a hablar.

—Verás, ¿recuerdas cuando te dije que perdí algo importante?

—Si, lo recuerdo —asintió el peli castaño lentamente.

—Lo que perdí va más allá de algo material, en simples palabras, perdí la vida. 

Daydream | ShowkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora