Capitulo 12

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Cierro la puerta de la habitación de Aina dejándola dormida en su cuna y respiro profundamente llevando la mano a mi vientre

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Cierro la puerta de la habitación de Aina dejándola dormida en su cuna y respiro profundamente llevando la mano a mi vientre.

Claro que no me gusta tener que recurrir a Raquel y Nico para cuidar de mi ahijada, pero cuando David nazca es obvio que lo voy a tratar diferente. Es mi hijo, y por mucho que quiera a Aina y esté ejerciendo de su madre por asi decirlo, no deja de ser mi sobrina.

Y como no sé cuándo Aynea y Javi volverán a ser los de siempre, no quiero que ella crezca con tratos diferentes. Es solo una niña, no lo entendería y acabaría odiando a su primo. Eso es lo último que quiero.

Suena mi teléfono y no me da tiempo a llegar cuando Pombo, uno de mis perros, me trae el móvil. Desde que sabemos que vamos a ser padres, Óscar les ha enseñado a nuestras mascotas a estar super pendientes de mí y a ayudarme en todo cuando él no está.

Le doy una pequeña chuche al pequeñín y él se la come moviendo la cola antes de volver a su camita con su hermano peludo, estoy segura que cuando nazca David van a ser un trio inseparable.

Miro mi móvil y me encuentro una llamada de Raquel, asi que contesto rápido. Espero que no haya pasado nada.

Lena: Dime Raquel.
Raquel: Aynea y Javi ya lo saben todo.
Lena: ¿Lo de la niña también?
Raquel: Si, van camino de Granada ya. Y además creo que he metido la pata.
Lena: ¿A qué te refieres?
Raquel: No era consciente de que no le habías dicho ni a tu hermano ni a tu madre lo del embarazo. Y digamos que le he llamado un poco abuela de mierda a la mujer que te parió.

No puedo evitar que se me escape una risa, la forma de contar las cosas de esta chica a veces me resulta gracioso.

La verdad es que no tenía pensado contárselo a mi madre para evitar tenerla por aquí. Además, después de lo que pasó con Aina, cuanto más lejos esté de David mejor.

Es algo que no me gusta y me da muchísima pena, no deja de ser mi madre y la abuela de mi hijo. Pero creo que ahora mismo es lo mejor para su seguridad, y como su madre es lo que debe de importarme.

Lena: Tranquila, Melen y yo íbamos a hacerlo público en unos días por redes, asi que se hubiera enterado.
Raquel: ¿Cómo está Aina?
Lena: Bien, acaba de quedarse dormida. Asi que aprovechare para trabajar mientras vienen sus padres.
Raquel: Ya me contarás, que vaya bien.

Colgamos la llamada y cojo mi ordenador para empezar a trabajar tranquilamente. Jugueteo un poco con mis peludines mientras trabajo y cuando me quiero dar cuenta, la puerta de casa se abre. Óscar ha llegado de entrenar.

Tobby y Pombo van corriendo a recibir a mi novio mientras que yo apago el ordenador. Cuando lo cierro, siento besos y lametones por toda la cara, lo que me provoca muchas cosquillas.

Lena: ¿Y este ataque tan gratuito?
Óscar: Si somos cariñosos te quejas, si no lo somos también. ¿Tan mal te tienen las hormonas del embarazo?

Sigo riendo sin poder evitarlo y el padre de mi hijo se sienta junto a mí en el sofá con los dos perros en su regazo. Aunque en seguida Pombo se cambia a mi regazo, es el niño de mamá.

Lena: ¿Bien el día?
Óscar: No me puedo quejar, sigue siendo el entrenamiento de siempre. ¿Y por aquí?
Lena: Trabajando, aunque si hay una novedad
Óscar: ¿David está bien?
Lena: Si, sí. Dando las patadas de siempre. Es mi hermano y Aynea, vienen a por Aina.

Lo veo asentir y acaricia a Tobby bajando la mirada hacia él. Y entiendo por qué se pone así, yo también estoy igual.

Óscar: Bueno, sabíamos que esto iba a pasar tarde o temprano.
Lena: Pero sigue siendo algo que nos puede hacer sentir raros.
Óscar: Nos hemos acostumbrado a tenerla por aquí.
Lena: Va a ser raro volver a la normalidad que teníamos antes.
Óscar: No creo que tengamos tiempo, en unos meses tendremos al enano por aquí.

Se agacha para dar varios besos en mi barriga y no puedo evitar sonreír como idiota. Es mi novio de toda la vida (literalmente hablando, empezamos a salir en el instituto) y ahora tenemos una familia, un sueño cumplido.

Salimos de nuestra nube cuando suena el timbre de casa un par de veces. Si no conociera la forma de llamar al timbre de mi hermano me asustaría, pero tantos años conviviendo con él tenían que servir de algo.

Lena: Son ellos, voy a abrir.
Óscar: Yo voy a esconderme, no vaya a ser que tu hermano me mate cuando te vea.

Rio sin poder evitarlo mientras dejo a Pombo en el sofá y me levanto yendo a abrir la puerta. Cuando me quiero dar cuenta, veo al chiquitín pegado a mí.

Lena: Óscar te ha enseñado a no separarte de mí, ¿Cierto?

El peludín ladra y yo no puedo evitar reírme mientras abro la puerta.

El peludín ladra y yo no puedo evitar reírme mientras abro la puerta

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La mente puede olvidar, pero no el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora