Una despedida diferente

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Después de comer, llegó el momento de partir rumbo a la estación. Se habían despedido muchas veces así frente a la casa de los Rockbell. Era una escena familiar, pero también muy diferente a todas las anteriores, porque era la primera vez que se separaban desde que estaban juntos. Un momento... Después de la última noche, ¿habían pasado de novios a prometidos? Ed ni siquiera la había llamado "novia" en público todavía y ahora tenía que acostumbrarse a su nueva situación. 

Estaba claro que estando enamorado, uno no se aburría nunca. El amor estaba imprimiendo a su vida un ritmo vertiginoso y cada día traía cambios y emociones nuevas. Como las que le embargaban en ese momento, a punto de decir adiós a Winry por primera vez desde que regresaron a casa. Desde entonces, literalmente no habían pasado un día sin verse. ¿Era por eso por lo que le estaba costando tanto hacerlo?

Estrictamente hablando, ya se había despedido efusivamente unas horas antes, pero ahora había llegado el momento definitivo. Esta breve visita a Central no se parecía en nada a ninguno de sus viajes anteriores, en los que partían sin tener idea de cuando podrían volver. Solo iban a ser unos días, pero sentía como si no fuera a verla durante una eternidad. ¿Cómo iba a ser capaz de sobrevivir sin sus besos y su sonrisa? No se creía capaz de tener ese tipo de pensamientos. Eran tan tiernos que, incluso sabiendo que solo estaban en su cabeza, se sentía avergonzado. Y aún así, seguía pensándolo. Era en lo único que podía pensar.

Ya se había despedido de la abuela y esta era su última oportunidad para disfrutar de esa cálida sonrisa que tanto iba a echar de menos. Qué difícil le resultaba irse sin más... Miró tras él, donde Al y la abuela intercambiaban un último abrazo antes de marchar. Su hermano parecía haberle leído el pensamiento porque le guiñó un ojo sonriendo por encima del hombro de Pinako, que permanecía de espaldas a él. Su mirada parecía decir "Tranquilo, hermano. Yo te cubro".

Después se aseguraría de agradecerle a Al ese generoso gesto, pero ahora tenía que concentrarse para no echar por tierra sus esfuerzos. Con dos pasos rápidos y decididos, se acercó a Winry y llevó su mano derecha hasta su mejilla para darle un beso breve, pero tremendamente intenso. Estaba tan asombrada de que Ed actuara así que se hubiera quedado con la boca abierta si no estuviera ocupada en otra cosa.

Después de ese fugaz momento de pasión, Ed de acercó para susurrarla al oído:

—Te quiero, Win. 

La joven no daba crédito. Esa despedida estaba siendo realmente muy diferente a cualquiera de las anteriores. Tras esa declaración, acarició su mejilla antes de dejar caer su mano y dio un paso atrás.

—Volveremos pronto —dijo, hablando de nuevo en un tono normal.

—Os estaremos esperando —contestó ella, regalándole una última sonrisa.

Y así, los hermanos Elric emprendieron el camino hacia esta estación que había sido testigo de sus incontables viajes: Alponshe, pensando en que era el primer paso para empezar la nueva aventura que llevaba tiempo esperando y Edward, impaciente por regresar a los brazos de Winry.

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De camino a la estación el ánimo de Ed se había vuelto algo melancólico, pero su hermano Al estaba claramente muy entusiasmado. Ed no comprendió la razón al principio, porque solo se trataba de una visita al hospital. Pensó que le alegraba saber que cada vez se acercaba más el momento de emprender su gran viaje, hasta que, ya dentro del vagón, lo abrazó con alegría mientras le daba la enhorabuena por su inminente boda. El pobre Al había estado conteniéndose para no felicitarle en público, porque la noticia de una boda correría como la pólvora en un pueblo tan pequeño como Central.

Por supuesto, Al había exigido una crónica detallada sobre cómo había tenido lugar la proposición. Ed le contentó como pudo, algo avergonzado pero muy feliz por el resultado conseguido. Además, tenía que reconocerle el mérito a su hermano por su ayuda al fabricar el anillo a partir de una pieza rota de su automail. Había llevado varios intentos para dar con el tamaño adecuado. Al se mostró muy complacido de saber que le quedaba perfecto, aunque seguía preguntándose cómo se las había arreglado su hermano para calcular la medida.

Sin embargo, en ese momento le interesaba más otro asunto: la fecha en la que se celebraría la boda. Al parecer, no era tan inminente como pensaba.

—¿Cómo que "cuando ella quiera"? ¿No puedes ser más concreto?

—Cuando ella quiera es cuando ella quiera. Si fuera por mí, me hubiera casado mañana, pero parece que no tiene tanta prisa. De momento, tampoco lo hemos hablado mucho más y... ¿Qué pasa? —se interrumpió al ver cómo su hermano sonreía con ternura.

—"Me hubiera casado mañana". Realmente quieres mucho a Winry, ¿verdad, hermano? —dijo Al con voz tierna.

—Demonios, déjalo ya —bufó.

—Eres mucho más adorable de lo que imaginas.

—Eso dice Winry —recordó, dándose cuenta de que había cometido un error fatal nada más decirlo.

—¡Oh, hermano! Empiezas a hablar como un hombre enamorado —dijo riendo.

Ed blasfemó un par de veces y se cruzó de brazos, molesto por su propia metedura de pata. Quería cambiar de tema, así que intentó captar la atención de Al dándole algún detalle más sobre la fecha de la boda, seguro de que a Winry no le importaría:

—En cuanto a la fecha... Solo puedo decirte que no será posible hasta dentro de dos o tres meses al menos, porque Winry está hasta arriba de trabajo. Y bueno, está claro que sería una faena hacerte volver tan pronto después de llegar hasta Xing...

—¡Oh! ¡Eso no es problema en absoluto!

—¿En serio, Al? ¿Cuánto se tarda en cruzar el desierto? ¿Una semana? ¿Me estás diciendo que irás hasta allí, te quedarás unos días y luego volverás?

—Desde luego que sí. El acontecimiento lo merece —afirmó con determinación.

—Vaya, Al, sí que tienes ganas de ver a May —apuntó Al con una sonrisa maliciosa.

—Me refería a tu boda, pero tampoco me avergüenza decir que tengo ganas de verla —respondió sin dudar.

"Maldito Al, su corazón romántico le hace inmune a las provocaciones", pensó Ed.

—También puedo decirte que será antes de que me marche de viaje, sea cuando sea —añadió para concluir.

—¿Sea cuando sea? Hay que ver, hermano. Reconoce que ahora mismo lo último que quieres es separarte de Winry. Tampoco pasaría nada porque te quedaras unos años en Resembool, ¿no?

Al final, dijera lo que dijera, parecía que la conversación siempre acababa volviendo al tema de lo enamorado que estaba de Winry. Maldito Al, que siempre sabía darle donde más le dolía.

La cuestión de WinryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora