Bestia

Aquel que me mira...

—¡Naruto, deja de ignorarme!

Naruto se hizo a un lado y salió de la casa desde la ventana.

En otro momento, él sería el que le gritaría esas palabras a Sasuke para detenerlo.

Naruto estaba igual de enfermo que Sasuke. 

Y por esa razón, justo eso, es la razón del porque tampoco puede huir por más pasos que dé para alejarse.

Estaban unidos, más allá de lo que puede manejar. 

—¡Deja de huir, idiota!

Naruto se cubre los oídos con las manos y salta de techo en techo.

No quiere oír a Sasuke ahora, especialmente después de lo que hizo.

Tal vez Tsunade y Jiraiya tenían razón. No había forma de ser salvados.

Tanto él como Sasuke no podían mantenerse firmes o quietos; estaban destinados a girar alrededor del otro.

—¡Te dije que te detuvieras, Naruto!

Antes de perder la oportunidad, por costumbre, Naruto le dio una sonrisa petulante.

Y luego, todo derivado de su propia estupidez, sonrojado desde la cabeza hasta los pies, dejó que Sasuke lo golpeará.

Sasuke esta obsesionado con el amor, debido a que su vida estuvo llena de sufrimiento y dolor.

Naruto lo sabía, desde el primer momento en que provocó a su futuro amante con el primer roce.

Y a pesar del peligro que podía conllevar dicho acto, Naruto esperaba poseer completamente a Sasuke Uchiha.

No iba a permitir que nadie se quedará con él.

Se había esforzado mucho para poder tenerlo cerca y controlarlo entre sus manos.

Desde el primer momento, Sasuke era tan inocentemente manso, reconoce que utilizar sus debilidades fue cruel pero Naruto no había encontrado otro método para hacer que se mantuviera a su lado.

Si, quizás si era cierto lo que otros decían, y Naruto esperaba que Sasuke correspondiera a su sentir y fuera igual a él; tan apasionado e intenso, más allá del razonamiento o la moral.

《Si le tiendes la mano a los caídos, te arrastrarán con ellos al agujero.》

Las apariencias engañan; y aunque el amor es ciego, el cerebro no lo es.

Sasuke aunque sabía que podía contar con esas palabras, poco a poco, sin notarlo o desearlo, toda lógica había desaparecido en un rápido parpadeo.

Dentro de él, en el fondo, sabía que nada iba a estar bien. 

Naruto nunca la mantenía en un estado bueno o tranquilo, debía saberlo... pero no podía huir de él.

Era asqueroso, vomitivo, escocía hasta la parte más podrida de él y no podía controlarse o evitarlo.

Amaba a Naruto, tanto, tanto y tanto. 

Y estaba aterrado de hasta donde podía llegar su amor. 

Siguiendo el cruel dilema, comprendía que incluso era infame la forma en que sus pensamientos se arremolinan en su cabeza.

El amor que sentía pudría toda buena acción que intentaba alrededor de Naruto.

Naruto. Naruto. Naruto. Naruto. Naruto.