Alistair continuó su vida tranquilamente luego de haber sido engañado por los elfos. La eternidad apenas iniciaba para él, y con el paso de los años poco a poco fue olvidando los detalles más dolorosos de su encuentro. Después de cuatro siglos ya casi no podía recordar el rostro de Eliarkan más allá de los aspectos básicos. Recordaba su belleza, su dulzura y la traición que marcaba su sombra en cada memoria. Sin embargo ya había olvidado el color de sus ojos, el tono exacto de su cabello y si la curvatura de sus labios iba hacia arriba o hacia abajo. No podía recordarlo.
Alistair continuó trabajando.
Se alejó de la capital tanto como pudo, antes de perder el recuerdo de Eliarkan entre tantos otros que tuvo después. Cuando ya lo olvidó, regresó a la capital para hacer trabajos allí. Había perfeccionado sus habilidades y obtenía trabajos muy a menudo. Su dinero era más que suficiente para comprar una mansión o aldea pequeña, pero no quería eso. No se parecía en nada a los demás de su especie.
Alistair prefería una cabaña pequeña en lugar de un gigantesco castillo. Se encontró satisfecho solo con eso, con tener un lugar en dónde dormir y tiempo para trabajar.
Alistair tenía una misión nueva.
Le habían pagado por encontrar a un comerciante de armas que había Sido visto por última vez ya hace unos meses. Aparentemente se había metido en problemas con algunos nobles elfos que ahora exigían su cabeza. De manera oportuna el hombre había desaparecidos justo cuando empezaba a buscarlo.
Trabajar para elfos no era ideal, pero Alistair había sido recomendado por alguien que conocía muy bien. Ese mismo conocido le había prometido que no tendría el más mínimo contacto con los elfos; su unica misión era encontrar al hombre y entregarlo para que fuera juzgado por quienes estafó. Alistair supuso que sería fácil, y con el pago que le ofrecían (una joya de transporte) podía tomarse un pequeño desvío para visitar a uno de sus amigos en el Inframundo. Sabía que Azrilan le recibiría con gusto en el círculo de la envidia si se pasaba por ahí. Eran buenos amigos, a decir verdad. Con un odio mutuo a los elfos por experiencias del pasado.
Suspirando, Alistair se acomodó mejor en su escondite y decidió observar nuevamente la entrada al bar. Obtuvo información de que el hombre estaría allí antes de la medianoche para recoger el dinero de su escape. Alistair encontró gracioso que el hombre tuviera tan mala suerte como para ser encontrado por él cuando estaba a solo unas horas de poder escapar. De haber conseguido el dinero, seguramente se habría escapado sin problemas.
El vampiro captó el distintivo aroma de humano y se preparó para saltar. Estaba a punto de hacerlo, cuando una figura ágil se adelantó a sus movimientos y se abalanzó sobre aquel hombre. Alistair no tuvo tiempo de pensar, solo reaccionó y saltó en persecución de la figura misteriosa. Sin dudarlo le lanzó una patada y tomó al humano del cuello, arrastrándolo hacia el otro lado de la habitación mientras se giraba para encarar al entrometido.
Alistair frunció el ceño al notar un par de mechones de cabello rubio sobresalir de una muy mal arreglada capucha negra. Detalló más a la figura, notando entonces un atuendo completamente negro que hacia poco por opacar el brillo que rodeaba a la figura. Con una migraña inminente, Alistair descubrió que se trataba de un elfo.
Un maldito elfo se había entrometido en sus planes una vez más.
Alistair se habría tomado la molestia de enfrentarlo si tuviera la energía. Tal y como estaba, decidió darse la vuelta y tomar a su objetivo rápidamente.
El humano se quejó.
Alistair no estaba de humor para ello, y le dió un golpe que lo dejó inconsciente.
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mini historias
RomanceMini historias que se me ocurren pero no llegan a desarrollarse en una historia extensa. Espero les gusten.