𝕭𝕭𝕼

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La mañana siguiente Lando y yo nos despertamos sintiendo el calor del otro. Aún medio dormida, me di cuenta de que estábamos completamente entrelazados en la cama. Sus brazos rodeaban mi cintura, sus piernas entrecruzadas con las mías, y su respiración era suave contra mi cuello. No pude evitar sonreír ligeramente, disfrutando del momento en silencio. Me sentía tan cómoda que no tenía ninguna prisa por moverme.

Justo cuando pensé en quedarme un poco más así, escuché la puerta abrirse de golpe. Antes de poder reaccionar, una fría ráfaga de agua nos cayó encima.

—¡Ah! —solté un grito, saltando de la cama con el cuerpo empapado, mientras Lando hacía lo mismo, sacudiendo el agua de su cara.

Cuando finalmente abrí los ojos, ahí estaba Charles, de pie en la puerta con una jarra vacía en la mano y una sonrisa descarada en su rostro.

—¡Buenos días, tortolitos! —dijo, su tono burlesco, disfrutando de nuestra evidente confusión.

Lando se pasó las manos por el cabello mojado y lo miró con una mezcla de irritación y sorpresa.

—¡Charles, maldita sea! —gruñó, aunque su tono era más de cansancio que de enfado.

Yo estaba entre risas nerviosas y temblando por el frío del agua. Charles, sin dejar de sonreír, dio un paso hacia adentro.

—¿Qué pasa? Solo quise asegurarme de que no se quedaran pegados para siempre— comentó, con su tono típicamente burlón, aunque había algo más detrás de sus palabras. Algo más... afilado.

Lando le lanzó una mirada, y aunque se lo tomó con humor, noté la tensión en su postura. Mientras tanto, yo trataba de secarme con la manta, sin saber bien qué decir o hacer.

—Siempre con tus bromas de mal gusto... —murmuró Lando, una sonrisa resignada en su rostro, aunque claramente molesto.

Yo simplemente lo observé, sintiendo el aire incómodo que se formaba en la habitación

Miré a Charles, quien no dejaba de sonreír, pero sus ojos no reflejaban esa diversión. sentí que su broma no había sido solo por diversión.

Lando resopló con una mezcla de risa y fastidio. Yo miré a Charles de reojo. Él seguía ahí, de pie, con esa sonrisa burlona en su rostro, pero sus ojos... esos ojos no estaban tan divertidos como intentaba hacer parecer.

—Bueno, ya basta de tus bromas, ¿no? —Lando le dijo con un tono seco, aunque intentaba mantener la calma.

Charles se encogió de hombros, sin moverse de la puerta. Su presencia en la habitación se sentía... demasiado.

—Solo me estoy asegurando de que ninguno de ustedes se quede dormido— respondió con aire despreocupado, pero no se movía, como si estuviera esperando algo.

El silencio se alargó incómodamente. Lando me lanzó una mirada rápida antes de levantarse por completo, estirándose y mirando a Charles.

—¿Te importa dejarnos vestirnos, o también vas a supervisar eso? —dijo Lando, su tono cortante, intentando recuperar algo de control sobre la situación.

Charles se rió entre dientes y, finalmente, dio un paso atrás, levantando las manos en un gesto de rendición.

—Tranquilos, tranquilos. Me largo. Pero no se tarden, tenemos cosas que hacer hoy —añadió, lanzando una última mirada hacia mí antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras de sí.

El silencio que dejó fue pesado, Solté un largo suspiro, mi cuerpo aún helado por el agua, pero más incómoda por el intercambio.

—¿Siempre tiene que hacer esto? —murmuré, mientras buscaba algo seco para ponerme.

Sexy Bitch - Lando NorrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora