Grita Por Mí (+21) [Terminado]

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—¿Quieres más hijos?

Lana gruñe. Su cuerpo desnudo y enjabonado permanece bajo la regadera.

—¡Dios! Privacidad, ¡por favor! —Se da la vuelta—. Hablaremos después.

Ruedo los ojos y vuelvo a la habitación.

Luego de secarme, me acuesto en la cama.

Miro el monitor a mi lado. Mamá le está dando comida a Finn.

Mientras crecía, no tuve deseos de ser padre, hasta que conocí a Lana. No tenía idea de si ella quería ser mamá, tampoco se me pasó por la cabeza la posibilidad de tener un hijo. Incluso ahora.

No hemos estado usando protección, no tengo idea de si ella decidió cuidarse y yo lo había olvidado. Sé que es irresponsable, pero el pensar que lleve a mi hijo otra vez, en esta ocasión estando yo a su lado, es una idea tentadora.

Odio no haber podido estar presente en su embarazo o en los primeros meses de Finn. Es algo que me pesará toda la vida y nunca podré compensárselos, sin importar lo que haga.

Lana vuelve con una sonrisa que se desvanece al mirarme. Inclina la cabeza a un lado, enarcando las cejas.

—¿Qué pasa?

—Lamento no haber peleado lo suficiente —digo sin apartar la mirada del monitor.

Suspira y se sienta a horcajadas sobre mí, besándome el cuello y pasando sus manos suaves por mi mandíbula hasta llegar a mi cabello.

—Lo hiciste. Ahora estamos a salvo, muertos para el resto del mundo. —Su sonrisa brillante me llena y me rompe el corazón al mismo tiempo—. Nos cambiaremos el nombre, puedo empezar mi vida otra vez.

Suspiro. Ya no está a salvo. Saben que está viva, conmigo. Otra vez la estoy poniendo en peligro... a ambos.

—¿Quieres estar conmigo, Lana? ¿O te ves atrapada por la situación?

Ya no puedo dejar que salga sola, ni siquiera con Javier, pero no quiero mantenerla aquí obligada solo porque sé que será lo mejor para ella. Tampoco quiero que se sienta obligada a hacerlo porque de esa forma podrá volver a empezar. Quiero que se quede aquí, conmigo, porque es lo que desea desde el fondo de su corazón.

Con las manos sobre mi pecho, juega dibujando trazos invisibles sobre mis cicatrices y tatuajes.

—Antes de que te fueras creía que era por la situación... pero estuve una semana sola aquí y todo lo que quería era que volvieras. No quería escaparme, quería hablar las cosas. Quería la verdad... Sé que crees que no estoy lista para oír todo, y creo que tienes razón, pero también sé que haces esto para protegernos a ambos, y no para aprovecharte.

—¿Confías en mí?

Asiente con una mueca. Como si le avergonzara admitirlo.

—Así que, por favor, no nos hieras.