19. Corazones en Juego

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El desayuno en el Gran Comedor no fue nada tranquilo. La tensión y la emoción eran palpables en el aire, con la mayoría de Ravenclaw y Hufflepuff apoyando a Gryffindor. El comedor estaba en un caos absoluto, con mesas combinadas y murmullos que resonaban por doquier. Antes de partir, Cho le deseó buena suerte a Harry entre la multitud, haciendo que se sonrojara, y Cedric se acercó a Eileen para desearle suerte también. Harry, al notar el gesto, tomó a Eileen por el brazo y la sacó de allí. Ella, más nerviosa y pálida que nunca, le respondió con una tímida sonrisa de lado sin poder articular palabra. Harry la sacó de una situación incómoda y ambos se dirigieron corriendo hacia el campo. Sin embargo, la mirada de Eileen se perdió un momento en la mesa de Slytherin, aunque no logró ver a la persona que esperaba.

Todos se dirigieron al campo de quidditch, excepto Sarah, quien, fiel a su decisión, se quedó en la sala común y no hubo nada que la hiciera cambiar de opinión.

Al salir al campo, el rugido de la multitud fue ensordecedor. Tres cuartas partes de los espectadores llevaban algo que demostraba su apoyo a Gryffindor, aunque los colores verde y plateado de Slytherin no se perdían de vista. Snape estaba en la primera fila, y Eileen sintió una mirada amenazadora de su parte, pero decidió ignorarla, convencida de que no era algo personal.

—¡Y aquí llegan los de Gryffindor! —anunció Lee Jordan, como era su costumbre—. ¡Potter, Bell, Stark, Spinnet, los hermanos Weasley y Wood! Ampliamente reconocido como el mejor equipo que ha visto Hogwarts en años —Los comentarios de Lee fueron ahogados por los abucheos de los seguidores de Slytherin—. ¡Y ahora entra en el terreno de juego el equipo de Slytherin, encabezado por su capitán Flint! Ha hecho algunos cambios en la alineación y parece inclinarse más por el tamaño que por la destreza —más abucheos de la hinchada de Slytherin.

Lee tenía razón: Malfoy era el más pequeño del equipo de Slytherin, rodeado por compañeros que parecían gigantes. Apenas el silbato sonó, ahogado por el rugido de la multitud, catorce escobas se elevaron en el aire. Harry y Malfoy comenzaron a buscar el snitch por todo el campo, pero no había pasado mucho tiempo cuando Harry la vio, brillando detrás de Malfoy. Sin pensarlo, se lanzó en picada directamente hacia ella.

—¡Y Gryffindor tiene la quaffle! —gritaba Lee Jordan desde las gradas—. Alicia Spinnet, de Gryffindor, avanza con la quaffle hacia los aros de Slytherin. ¡Alicia va bien! ¡Ah, no! Warrington intercepta la quaffle. ¡Warrington de Slytherin vuela rasgando el aire! ¡Buen golpe de bludger por parte de George Weasley! ¡Warrington pierde la quaffle! ¡La coge Stark! ¡Gryffindor la recupera! ¡Vamos, Eileen! ¡Un bonito quiebro a Montague! ¡Cuidado, Eileen, esa es una bludger! ¡HA ANOTADO! ¡DIEZ A CERO PARA GRYFFINDOR!

Eileen, eufórica, levantó el puño en el aire mientras sobrevolaba el extremo del campo, observando cómo un mar de túnicas escarlata rugía de emoción bajo ella.

De repente, un choque brutal la sacó de su celebración.

—¡AY!

Eileen casi perdió el equilibrio en su escoba cuando Marcus Flint la embistió con fuerza.

—¡Perdón! —gritó Flint, con una sonrisa falsa mientras la multitud lo abucheaba—. ¡Perdón, no te vi!

Un instante después, Fred Weasley, sin dudarlo, lanzó su bate contra Flint, impactando su nuca y provocando que Flint se golpeara la nariz con el palo de su propia escoba, haciéndola sangrar.

—¡Basta! —bramó la señora Hooch, interponiéndose entre ellos—. ¡Penalti para Gryffindor por un ataque no provocado a su cazadora! ¡Penalti para Slytherin por agresión deliberada contra su cazador!

—¡No diga tonterías, señora! —protestó Fred, pero el partido continuó.

El encuentro se desarrolló con una ferocidad inusitada, lleno de faltas y choques. Cada equipo aprovechaba cualquier oportunidad para golpear al rival, pero Eileen, Alicia y Katie, con la protección de los gemelos Weasley, lograron mantener a Gryffindor en la delantera. El marcador se elevó a 80 a 20 a favor de Gryffindor, y Eileen se sentía más motivada que nunca.

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