33. Te ves linda hoy

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—Sana…— Susurró.

—¿Estás enamorado de ella?

—Sí.

No dudó, no necesitó hacerlo.

Sabía que lo hacía, pese a que no se lo había dicho antes, y aunque le costaba ver la decepción manchar los rasgos de Sana no quería ocultarlo.

—¿Por qué? Ustedes—

—Solo pasó— La interrumpió —Sin darnos cuenta, sin querer. Un día desperté y solo me dije que la quería— Añadió.

Sentía un dolor que no podía describir en el pecho, pero trataba de aferrarse a las palabras que le dedicó Tzuyu. Fue para disipar dudas, encontrar explicaciones e incluso para terminar de hacerle saber que ella también lo quería.

Pero la chica tenía razón, aunque doliera no podía hacer nada, mucho menos cuándo ____ le dedicaba aquella mirada que gritaba lo sincero que era.

—A ti también te quiero— Confesó —Te quiero como mi amiga, Sana. Y la verdad es que no quiero perderte, y sé que hablo por Nayeon también.

El silencio inundó la habitación nuevamente, y ____ creyó que la tensión podía ahogarlo si no se disipaba ahora, pero cuándo quiso hablar ella lo interrumpió.

—No le diré a Hyunjin— Aclaró —Pero tampoco quiero estar cerca de ti, o Nayeon. Pudieron ser honestos conmigo antes, advertirme, pero no lo hicieron— Señaló con amargura —Pero si te pediré que hables con Hyunjin tú mismo, y le digas la verdad.

—Lo haré ahora— Asintió.

—No.

Frunció las cejas cuándo oyó su respuesta.

—Habla con él después de vacaciones— Aconsejó —No le jodas los planes como a mí.

Cerró los ojos un momento, sintiendo como el pesar parecía no querer abandonar su cuerpo.

—Yo—

—Solo dame tiempo, por favor— Pidió antes de salir de la habitación.

Se fue con la mirada baja, ignorando la presencia de la mujer de ojos avellanas.

—¿Todo bien?— Preguntó Aeum antes de entrar a la habitación —¿Cuándo se fue Nayeon?

—Salió por la ventana— Murmuró.

—¿Pasa algo?— Cuestionó.

—Nadie sabía que Nayeon y yo estamos juntos, ¿Sabes? Ni Hyunjin o Sana, pero ella se enteró hoy y no lo tomo bien, supongo recordaras…

—Desde que la conocí me di cuenta que se desvivía por ti— Recordó, sentándose a su lado —Pero tú no la veías igual— Guardó silencio —La veías con cariño pero del amistoso, y cuándo me contaste que terminaron note lo aliviado que estabas. En ese momento pensé que era porque ya no era necesario contarle sobre tu transexualidad, pero ahora estoy segura que nunca la quisiste de esa manera.

—Pensé que podía quererla— Confesó.

—No puedes creer que encontraste tú casa, nunca— Aclaró —Solo llegas a ella y lo sabes.

Pensó sus palabras, recordando a la chica de ojos marrones.

—Tú y Nayeon… ¿Ya tuvieron relaciones?

Sintió como sus mejillas se enrojecían, y los recuerdos de la noche anterior cruzaron su mente.

—Fue… Distinto— Apartó la mirada —Nunca pensé que el sexo fuera así, siempre creí que sería raro o incluso incómodo teniendo en cuenta que yo… Soy yo— Se encogió de hombros —Pero ella beso mis cicatrices, y me trató como un hombre ¿Sabes? No se inmutó cuándo me vio sin ropa, en realidad… Me hizo sentir como si no tuviera algún defecto— Narró con sinceridad, sintiendo como la emoción podía nublar sus ojos.

—No tienes defectos, ____— Recordó su madre, acariciando sus hombros —Eres perfecto como eres, con cicatrices o sin ellas, siendo trans o no. Eres un hombre, y me hace tan feliz ver qué por fin respiras— Confesó, compartiendo su sentir.

Sonrió ampliamente, sinceramente, como un niño pequeño que jugaba fútbol por primera vez.

Abrazó a su madre con cariño, agradeciendo en su pecho que lo amará y lo apoyará como siempre hizo.

—Espero la traigas más seguido a la casa— Dijo con cariño.

—Estoy seguro que ella estará de acuerdo.



Los días pasaron sin cuidado en el calendario, recordando que navidad se aproximaba.

Los exámenes se presentaron y la temporada de fútbol dio comienzo, pero de la manera que nunca se pensó; Nicolas y sus amigos no fueron expulsados de la temporada de fútbol bajo la condición de ser suspendidos de clases y posponer los exámenes hasta las vacaciones de diciembre, complicando sus planes de año nuevo.

____ por su parte se concentró en recuperarse, con la ayuda de sus padres y las insistencias de Nayeon podían asistir a clases con pequeñas limitaciones.

Las cosas parecían volver a la normalidad con lentitud, salvo para el chico de ojos negros.

—¿Me contarás qué te sucede?— Se atrevió a preguntar, recostándose en los lockers.

—Hyunjin, me he cansado de decirte que no pasa nada— Respondió Sana con fastidio.

—Claro, y por eso no hablas conmigo —Ironizó —Sin añadir que tampoco hablas con ____ o Nayeon— Frunció las cejas —¿Tú también empezarás con los secretos? Porque ____ ni siquiera es capaz de mirarme a los ojos— Acusó con enojo.

—Hyunjin—

—Lo preguntaré una última vez y quiero que te sinceres— Advirtió —¿Qué carajos sucede con ____ y Nayeon?— Interrogó.

Estaba cansado, obstinado y demasiado harto. Sabía que no lograría nada con él chico que se hacía llamar su mejor amigo, mucho menos con la chica de ojos marrones, por eso quería descubrirlo por la única persona que sentía aún podía confiar.

—Es malo alzarle la voz a las personas— Comentó Tzuyu, haciendo acto de presencia —Aún peor cuándo se supone que son tus amigos.

Giró los ojos con fastidió.

Conocía poco a la chica alta , desde aquel desastre en la fiesta había cruzado muy pocas palabras con él, pero eso no quitaba el hecho de que le provocará un mal sabor de boca. Uno de los principales motivos por él cuál no pudo tocar este tema con Sana antes es porque siempre parecía estar a su lado, como si de un perro guardián se tratara.

—Estoy hablando a solas con Sana— Señaló con obviedad.

—Y está bien— Aceptó —Pero no le hables como te dé la gana.

—¿Tienes algún problema conmigo?— Retó mientras caminaba hacia ella.

Intentó ocultar la sonrisa que quería escaparse de sus labios; Hyunjin era un chico alto, más que ella. Pero ella sabia pelear muy bien. Pero no quería pelear, detestaba hacerlo y aunque él chico de ojos negros siempre actuara de manera infantil no quería montar una escena frente a la única chica que llamaba su atención.

—Hyunjin, déjala. Tzuyu no tiene la culpa de nada— Intentó persuadirlo.

Volteó a mirarla con molestia, empezando a detestar como siempre parecía defenderla. No se molestó en decir algo antes de apartarse en el sentido contrario, alejándose con pasos fuertes.

—Tiene un temperamento…

—No siempre es así— Lo defendió —Trata de entenderlo, se enamoró de la persona equivocada— Dijo antes de cerrar su locker con lentitud, atrapada en sus pensamientos.

—Puedo entender lo que siente, pero no como actúa— Aclaró, acercándose a ella —No debes justificarlo, menos si te habla así— Recalcó.

Guardó silencio, a veces odiaba que la chica alta siempre tuviera razón.

Desde aquella vez que la consoló cuándo se enteró de la relación de sus antiguos amigos, Tzuyu se había comportado como una persona leal a ella, del tipo que muy poco había conocido. Aunque debía reconocer que siempre que la defendía no podía evitar recordar a la chica de ojos marrones, extrañaba a Nayeon, pero aún no podía hallar el perdón honesto que necesitaba para poder volver a hablar con ella.

Se percató de su fija mirada en ella, como si tratará de adivinar que estaba pensando, y sintió como sus latidos se empezaron a acelerar sin querer. Era una mujer atractiva, era lógico que la intimidara, o eso se hizo creer.

—Te ves linda hoy— Dijo con dulzura.

Si la no conociera, y no tuviera la certeza de lo amable que era, pensaría que estaba coqueteando con ella. 

—¿Ayer no me veía así?— Intentó bromear.

—Sí— Contestó con firmeza —Pero me gusta recordártelo— Admitió sin poder borrar la sonrisa de sus labios.

Adoraba hacerla sonrojar como si de una niña hablara, le hacía sentir inmensa, jocosa. Se vio atrapad en la necesidad de capturar sus labios con su boca, pero desechó aquel impulso apenas cruzó su mente, no quería incomodarla o hacerle creer que se estaba aprovechando de ella.

Solo acomodó uno de sus mechones detrás de su oreja antes de recordar que debían ir a clase.



—Estoy segura que en una semana podrás incorporarte al equipo.

—Nayeon— La llamó en un suspiro.

—Lo digo en serio, incluso en el sexo ya no te cuesta tanto moverte— Señaló sin pudor.

Apartó la mirada, negándose a mostrar el sonrojo de sus mejillas. Definitivamente esa chica había nacido sin vergüenza, y el pudor parecía brillar por su ausencia.

Sintió como tomaba sus manos, y aunque sabía que estaban en un lugar poco concurrido del instituto no pudo evitar mirar a sus lados.

Todos a su alrededor parecían haberse olvidado sobre el desastre de los pasillos y la pelea con Nicolas, y creyendo las palabras de Tzuyu parecía cercano el hecho de que Sana podía volver a hablar con ellos e intentar arreglar las cosas. Lo único que no parecía encajar era su relación con Hyunjin, su mejor amigo, pero confiaba en el consejo de Sana.

El siguiente año sería ideal.

—¿Puedes dejar de hablar de nuestra vida privada en voz alta?— Pidió.

—Me divierte intimidarte— Señaló de manera juguetona —Pareces un niño— Carcajeó.

La vio reír, y no evitó las ganas de besarla.

Atrapó sus labios en pequeños besos fugaces, riendo cuándo notó que intentaba profundizar el beso.

—Los niños no saben besar— Bromeó.

—Eres niño ahora, pero cuando estamos solo eres todo lo contrario— Acusó de manera coqueta, insinuando las noches que han pasado juntos.

Debía reconocerlo; la chica de ojos marrones parecía ser insaciable, y él no se negaba a sus deseos.

No dudó en dejar su mochila en el suelo y tomar las caderas de la chica de ojos marrones, acercándola de manera atropellada hacía él antes de caminar cerca de una pared, inclinándola en ella mientras sentía como ahogaba sus quejidos en sus labios. Nayeon se dejó hacer, aferrando sus manos al cuello de ____, profundizando aquel beso cuánto fuera posible.

De repente un fuerte golpe se oyó cerca de ellos.

Se apartaron con rapidez, divisando al mismo tiempo una presencia frente a ellos. ____ amplio los ojos, sintiendo como se secaba su garganta.

Nayeon solo guardó silencio, tratando de asimilar aquellos ojos negros que la veían de una manera que no supo cómo describir.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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El idioma de tus ojos/Nayeon (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora