Capítulo 21.

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-¡Vamos despierta!

La voz de Hugo penetra en mis oídos en forma de tortura, abre la persiana y toda la luz del sol impacta en mi cara. Me revuelvo para arroparme con la sábana y Hugo me la quita al segundo.

-¿Puedes levantarte?

-No...-digo.

Me doy cuenta de que no ha sonado mi alarma del trabajo y pego un brinco en la cama.

-¡Mierda Hugo mierda! El trabajo.

-Tranquila, he llamado a tu jefa para decirle que no te encontrabas bien y te ha dado el día libre, como se nota que eres la niña de sus ojos eh-dice sentado en mi cama.

-Joder, no recuerdo nada de ayer...Tampoco bebí tanto, ¿no?

-Si a no beber tanto le llamas a beberte cinco copas y cuatro chupitos, no, no bebiste tanto.

Me llevo las manos a la cabeza pensando en lo que pude hacer ayer y en que he faltado al trabajo por una resaca. Yo no soy así y esto no puede repetirse. Después de estar callada un rato miro a Hugo asustada y me abalanzo contra él.

-¡Antoine! Estaba ayer en la fiesta, me llevó en brazos-digo intentando recordar.

Hugo se ríe y niega con la cabeza, pone su mano en mi pierna y me da unas palmaditas.

-Natt, Antoine no estaba ayer, fui yo quien te llevaba en brazos, pero tranquila me alegra que me confundas con un hombre como ese.

-Por favor, dime que no hice mucho el ridículo...

-Solo un poco, nos expulsaron de la discoteca por bailar en el escenario, confundiste a todos los chicos con Antoine, incluso intentaste besar a uno de ellos, que por cierto era gay y tengo su número de móvil, así que gracias. A parte de eso, vomitaste encima de un grupo de chicos y poco más.

-Quiero morirme-digo poniendo mi almohada en mi cabeza.

-Bueno eso déjalo para otro momento, ahora ve a darte una ducha por favor, hueles fatal y te quiero, pero no pienso acercarme más a ti hasta que no huelas a limpio y perfume.

Cojo ropa limpia y voy al baño a ducharme, Hugo tiene razón, no me había visto hasta ahora en el espejo y doy asco de verdad, por no hablar del olor a vomito y alcohol y sin olvidar que tengo toda la cara con el maquillaje corrido de anoche.

-Que vergüenza-me digo a mí misma en el espejo.

Pongo mi playlist y para variar, como si la vida se riese de mi, suena la canción que me recuerda a Antoine.

-¡Quita esa canción!-dice Hugo desde el pasillo.

Cierro la puerta en modo respuesta para no tener que oír sus quejas. Ahora mismo necesito ducharme y relajarme bajo el agua caliente mientras oigo música y no pienso en nada más.

Menos mal que mi relación con mi jefa es increíble, si hubiese sido otra persona me hubieran despedido, lo sé porque no es la primera vez que eso ocurre en mi empresa.

Mi jefa, María, es una mujer de unos cuarenta años, elegante, guapa y sobre todo, con mal carácter. Al principio trabajar con ella era horrible, nada le parecía bien y siempre se quejaba de mí, hasta que un día comprendí que había que tratarla igual que ella trataba a sus empleados, desde entonces soy su favorita. A día de hoy nos llevamos muy bien e incluso de vez en cuando quedamos a cenar y ponernos al día de nuestra vida personal. E incluso conozco a su marido y a sus dos hijos, Mikel y Jonás.

Obviamente, esto no lo sabe nadie de la empresa, si ya de por sí no tengo una gran relación con mis compañeros no quiero pensar cómo sería si supiesen la relación que tengo con mi jefa.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora