Parte única

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Ergi Claude era un hombre que se destacaba de los demás por varias características que lo hacían único. Esa actitud frescal, mezclada con una caballerosidad y una sonrisa sensual que debilitaba el corazón de cualquier mujer. Y también, esa mirada verdosa como una esmeralda sacada de su cofre.

Rashta hubo una vez que comparó la belleza de Ergi con la del diablo. Una comparación atroz, pero que a Ergi le llegó a sacarle una sonrisa por lo divertido que le pareció. Y es que la realidad no era muy descabellada a aquella comparación.

Ergi ve la lágrimas de Rashta caer por sus mejillas. Tan cristalinas como diamantes. Eran hermosas a sus ojos y de alguna forma, aunque muy dentro de él sentía una molestia voraz, estaba satisfecho por haber sido el causante de ese bello llanto que jamás pudo ver. Porque aunque Rashta lloraba con frecuencia, esta era la primera vez que la vio llorar con ese dolor.

Se veía maravillosa.

–Mi querida Rashta...

Con la intención de tocar su rostro, Ergi acerca su mano, pero la albina lo azota.

–¡No me toques!

El como se alejaba de él, el como lo despreciaba con la mirada, encendían en él una presión excitante.

Rashta fue su última víctima. Al igual que las demás, la destruyó hasta romper su alma. Sin embargo, el ser Rashta el canal con el cuál destruiría a Sovieshu, la hicieron diferente. Quizás fue el tiempo que pasó con ella o la naturaleza cruel de Rashta. Fuera lo que fuera, ella fue la única que generó esa sensación extasiada a Ergi.

No le gustaba ese detalle, pero no podía luchar contra algo que ya estaba instalado en su alma. Ella lo había conquistado.

Ergi recogió la lágrima que caía de la mejilla mojada de Rashta.

Esa expresión rota, esa esperanzada arrebatada... Era eso lo único que estaba dominando el corazón de Ergi en esos momentos.

–Tal vez piensas que es injusto si no sabes el motivo... Pero saberlo no cambiará nada y seguirá siendo injusto.

Rashta lo abofetea con todas sus fuerzas, rompiendo el fino labio de Ergi en el proceso. Su mirada grisácea destella más ira que antes y cargada de impotencia dice lo siguiente:

– Vete al diablo.

Ergi sonríe y se acerca de nuevo a la albina. Ella no puede golpearlo porque el duque la tomó de ambas muñecas. El beso que el hombre le dió en el dorso de su muñeca, provoca el chirrido de los dientes de la emperatriz.

Había estado planeando durante mucho tiempo destruir a Sovieshu. Rashta había sido un daño colateral que le costó algo de su ser agrietado. Ya que, al final de cuentas, le encantaba generar  sufrimiento en Rashta.

–No te preocupes Rashta, no te dejaré ir sola a ese infierno.

Y sin más, ella llora con más fuerza.

Rashta había conquistado el podrido corazón de Ergi. Quizás esa fue su perdición.

***

Ergi se detuvo en aquel campo algo alejado del palacio Oriental. No podía estar allí mucho tiempo, ya que podría ser descubierto por los guardias lo cuales tenían órdenes de detenerlo. Cuando el atardecer comienza, Ergi coloca con suavidad los claveles blancos sobre la tierra mojada de la lluvia anterior.

Había pasado meses desde que la albina había decidido su*cidarse. Ahora sus cenizas estaban esparcidas por el campo de hierva m*erta.

–Al final, me llevaste contigo a tu infierno... Es algo doloroso, Rashta. – Comenta al aire, mientras sonríe–.

Había completado su venganza, pero su amor por Rashta seguía siendo vigente. Su último recuerdo: La delicada voz de la albina suplicando por su liberación.

Ergi sonríe más cuando recuerda ese momento. Realmente era un demonio.

***

No sé cómo sentirme con este fic. Pero a veces creo que Ergi realmente es demasiado cruel y retorcido 😅

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Inferno [Rashta/Ergi] | LA EMPERATRIZ DIVORCIADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora