Capítulo 1: El Abismo de la Decisión
La mañana era fría, y la neblina se deslizaba por las calles vacías de la ciudad. Los primeros rayos del sol apenas lograban atravesar la espesa bruma, iluminando de manera tenue el rostro de Lucas, un adolescente de diecisiete años que se encontraba parado en la esquina de la calle principal. Su mente estaba en un torbellino de pensamientos, mientras las hojas secas del otoño crujían bajo sus pies.
Lucas había sido un chico común, pero la presión de las expectativas había comenzado a pesarle como una losa. Desde que sus padres habían comenzado a exigirle que se convirtiera en un estudiante ejemplar, las cosas habían cambiado. Las noches de estudio interminables, los exámenes que parecían nunca acabar y la constante comparación con sus compañeros habían creado un abismo en su interior. La lucha diaria no solo era académica, sino también emocional.
Ese día, sin embargo, sería diferente. Era el día en que había decidido que no podía continuar así. La idea de renunciar a la universidad y hacer lo que realmente quería, convertirse en músico, le había estado rondando la mente durante semanas. Pero el miedo a decepcionar a su familia y a sí mismo lo mantenía atrapado en un ciclo de indecisión.
Al mirar a su alrededor, vio a sus compañeros de clase riendo y charlando despreocupadamente. Se sentía como un extraño en su propio mundo, un espectador de una vida que parecía no pertenecerle. Decidió dar un paseo para despejar su mente y, tal vez, encontrar algo de inspiración. Mientras caminaba, el sonido de una guitarra resonó a lo lejos. Siguiendo el sonido, se encontró en un pequeño parque que había olvidado que existía, un refugio escondido entre los edificios de la ciudad.
Allí, un grupo de chicos se había reunido para tocar música. La melodía era cautivadora y parecía tener el poder de atraer a cualquiera que la escuchara. Lucas se acercó un poco más, su corazón latiendo con fuerza. Había algo en la música que le hacía sentir vivo, como si pudiera liberarlo de las cadenas que lo mantenían atado.
Uno de los chicos, de cabello rizado y una sonrisa deslumbrante, lo notó y lo invitó a unirse. "¿Te gustaría tocar con nosotros?", le preguntó, con un tono amigable que le hizo sentir bienvenido. Lucas dudó, pero el impulso de la música lo llevó a aceptar. Se acercó, tomó una guitarra que estaba apoyada en el césped y comenzó a tocar.
Los acordes fluían de sus dedos como si siempre hubieran estado allí, olvidados pero nunca perdidos. La música lo envolvió, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió libre. El grupo lo recibió con entusiasmo, y pronto estaba riendo y tocando como si fueran amigos de toda la vida. Pero, a medida que la tarde avanzaba, la realidad comenzó a filtrarse en su alegría.
Lucas sabía que su momento de decisión se acercaba. Tenía que regresar a casa y enfrentar a sus padres, quienes habían hecho planes para su futuro sin siquiera preguntarle qué quería. La idea de decepcionarlos le desgarraba el corazón, pero la perspectiva de seguir una vida que no era la suya le resultaba aún más dolorosa.
Finalmente, al caer la noche, se despidió del grupo, prometiendo regresar al día siguiente. Caminó de regreso a casa, el cielo ahora cubierto de estrellas, pero su mente estaba en conflicto. La música había reavivado su pasión, pero la sombra de las expectativas familiares aún lo acechaba.
Al llegar a casa, encontró a sus padres sentados en la mesa, esperando la cena. "¿Cómo te fue hoy, hijo?", preguntó su padre con una sonrisa que ocultaba la presión de sus propios sueños. Lucas sintió que la respiración se le cortaba. "Bien", respondió, sintiendo que su voz temblaba. Se sentó a la mesa, tratando de concentrarse en la conversación, pero su mente seguía volviendo al parque y a la música.
La cena transcurrió entre charlas sobre tareas y planes para el futuro. Su madre, con entusiasmo, mencionó las universidades a las que había postulado, cada una más prestigiosa que la anterior. Lucas sonrió, pero en su interior, un fuego comenzaba a arder. Finalmente, después de un silencio que se prolongó más de lo que deseaba, se armó de valor.
"Quiero hablarles de algo", dijo, rompiendo la burbuja de la conversación. Sus padres lo miraron con sorpresa. "He estado pensando en mi futuro y... quiero ser músico". La palabra "músico" sonó casi extraña en sus labios, como si nunca hubiera existido en su mundo.
La reacción de sus padres fue instantánea. Su madre frunció el ceño, y su padre, en un tono de voz que intentaba ser calmado, le preguntó: "¿Por qué no quieres hacer algo más seguro, algo que te ofrezca un futuro estable?". Lucas sintió que se le apretaba el pecho. Era como si hubiera arrojado una piedra en un lago tranquilo, y las ondas comenzaban a propagarse.
"No es que no quiera hacer algo seguro, simplemente... me apasiona la música. Quiero intentarlo", respondió, su voz temblorosa pero firme. Su padre suspiró, y Lucas vio en sus ojos una mezcla de decepción y preocupación.
La discusión se alargó, convirtiéndose en un tira y afloja de emociones y expectativas. Lucas se sentía atrapado, como si cada palabra que pronunciaba lo hundiera más en un abismo del que no podía salir. La noche avanzaba, y el diálogo se tornaba más acalorado. Las palabras de su padre resonaban en su mente, mezclándose con las melodías que había tocado en el parque.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, sus padres se rindieron. No pudieron convencerlo de que abandonara su sueño. Pero el costo de su decisión quedó claro: la decepción en sus rostros lo perseguiría.
Esa noche, al encerrarse en su habitación, Lucas sintió una mezcla de liberación y desesperación. Había dado el primer paso hacia su sueño, pero el camino estaba plagado de espinas. Sabía que la lucha apenas comenzaba. La presión de la sociedad y de sus propios miedos lo seguirían, y el eco de la discusión aún resonaba en su mente.
En su pequeño rincón del mundo, tomó la guitarra, dejó que sus dedos danzaran sobre las cuerdas y dejó escapar una melodía que capturaba su esencia. Era su forma de hacer frente a la adversidad, de recordar que la música siempre sería su refugio. Al final del día, Lucas se dio cuenta de que, aunque el camino sería difícil, había tomado una decisión que cambiaría su vida para siempre.
Y con ese pensamiento, cerró los ojos, dejándose llevar por las notas que llenaban su habitación, soñando con el futuro que anhelaba construir, paso a paso, acorde a acorde.
No sé olviden de dejar sus ideas en los comentarios.
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Experimento IA.
Historical FictionEsto consiste en una historia que será creada por IA en la que ustedes como público darán sus ideas de lo que quieren que suceda y veremos cómo con el paso de los capítulos la historia va evolucionando y cambiando Gracias.