Prólogo.

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—Te estoy haciendo daño, sí, no porque te odie, no, para mí ni siquiera eres una mota de polvo —digo con indiferencia, luego apunto el cuchillo ensangrentado en su dirección, cosa que lo estremece de terror—, te hago daño porque así lo quiere él, ...

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—Te estoy haciendo daño, sí, no porque te odie, no, para mí ni siquiera eres una mota de polvo —digo con indiferencia, luego apunto el cuchillo ensangrentado en su dirección, cosa que lo estremece de terror—, te hago daño porque así lo quiere él, por alguna razón, te ganaste el odio del diablo, me pregunto, ¿qué le hiciste para que te odie tanto?

—¡No sé de que me hablas! —grita histérico y aterrado.

—Mm, yo tampoco sé muy bien de lo que hablo, solo sé que hoy vas a morir de la peor manera en la que te puedas imaginar.

—No, no, no, por favor, no me mates...

—Ay, no, no, no temas —pronuncio abriendo los ojos con sorpresa y fingida confusión—, yo no voy a tocarte ni un cabello más, ya hice mi parte, tú vas a tener el honor de morir en las manos del diablo.

—No...

Se calla cuando la puerta se abre y por ella ingresa el ser más hermoso que nadie ha visto antes, es que hasta parece un ángel, pero no, él es el mismísimo diablo. Uno que domina el infierno en el que nos tocó nacer.

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Oscuridad gris.©#1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora