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Unos minutos después, Aldo se despertó con una sensación de confusión, como si aún estuviera en medio de un sueño. La luz grisácea del amanecer apenas se colaba por la pequeña ventana del avión, y el sonido suave del motor era lo único que rompía el silencio. A su lado, Kenia dormía profundamente, su cabeza recostada contra la ventanilla y su cabello cayendo despreocupadamente sobre su rostro.

Por un momento, Aldo la observó, notando lo tranquila que se veía. Era raro verla tan relajada, sin la energía vibrante que normalmente irradiaba. Se preguntó cuántas veces Kenia había hecho este tipo de viajes, cuántas veces había enfrentado la atención de los medios y las especulaciones, y aún así, seguía adelante, siempre con una sonrisa en el rostro. Le admiraba por eso, aunque a veces no lograba entender cómo podía manejarlo todo con tanta facilidad.

Sacudió la cabeza y decidió distraerse mirando por la ventana. Las nubes pasaban bajo el avión, y todo parecía en calma. Aún faltaba bastante para aterrizar, así que intentó relajarse, pero su mente no dejaba de vagar, inquieta. Pensó en lo que les esperaba al llegar. Sabía que trabajar con Kenia iba a ser un reto, no por las dificultades laborales, sino por todo lo que no se decían. Por esa tensión que siempre flotaba entre ellos, pero que nunca terminaban de abordar.

"Solo unos meses", se repitió mentalmente. "Nada va a cambiar... ¿o sí?"

Cerró los ojos, esperando que el cansancio lo arrastrara al sueño. Sin embargo, justo cuando comenzaba a relajarse, la voz suave de Kenia lo sacó de sus pensamientos.

-¿No puedes dormir? -preguntó, apenas abriendo los ojos y dándole una mirada somnolienta.

Aldo sonrió, negando con la cabeza.

-Nah, demasiadas cosas en la cabeza. ¿Y tú? ¿No estabas dormida?

Kenia se estiró ligeramente, soltando un pequeño suspiro antes de responder.

-Sí, pero siento que no importa cuánto duerma, siempre estaré cansada -bromeó, con una sonrisa que no llegó del todo a sus ojos-. Oye, he estado pensando... sobre lo que dijimos a los reporteros. ¿Crees que eso nos calme las cosas por un tiempo?

Aldo la miró, algo sorprendido de que sacara el tema tan rápido. Habían evitado profundizar en esa conversación antes, pero ahora, en el silencio del vuelo, parecía el momento adecuado.

-Creo que les dimos lo que querían escuchar... o mejor dicho, lo que no querían escuchar. No creo que con eso dejen de especular, pero mientras no demos motivos para que las cosas escalen, deberíamos estar bien.

Kenia asintió, aunque había una sombra de duda en su rostro.

-Sí, pero ya sabes cómo son los medios. Si no les damos más detalles, ellos los inventarán. Y la verdad, no sé si quiero pasar los próximos meses escuchando rumores sobre nosotros cada vez que abrimos redes sociales.

Aldo sabía que Kenia tenía razón. Aunque habían evitado un escándalo directo, los rumores eran inevitables, y ambos lo sabían. Lo que no se decían, sin embargo, era que esos rumores también les afectaban más de lo que querían admitir.

-Es algo con lo que tendremos que lidiar -dijo Aldo finalmente, encogiéndose de hombros-. No podemos controlar lo que dicen los demás, pero sí cómo reaccionamos a eso.

Kenia lo miró fijamente, como si buscara alguna respuesta en sus ojos. Después de un momento, soltó un suspiro y se reclinó nuevamente en su asiento.

-Sí, supongo que tienes razón. Solo espero que no sea demasiado complicado.

El resto del vuelo transcurrió en silencio, ambos inmersos en sus pensamientos. Aldo intentó volver a dormirse, pero su mente seguía dándole vueltas a lo que había dicho Kenia. Los rumores, las especulaciones... ¿acaso era eso lo que les preocupaba? ¿O había algo más?

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐢𝐧𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨 (Tu x Aldo geo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora