Última carrera.

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En una noche de verano, Amber, una chica rubia y amante de la velocidad, participaba en una emocionante carrera de motocicletas en las afueras de Madrid. La adrenalina corría por sus venas mientras el rugido de los motores llenaba el aire. Estaba ansiosa y emocionada. Tenía el talento suficiente para ganar la jugosa cantidad que prometía la carrera, pero algo andaba mal.

Le surgió un extraño presentimiento: En el peor de los casos la moto se detendría y ella saldría disparada.

―Relájate hermanita. Sé que todo saldrá bien. – Dijo Evan su hermano al tiempo que le apretaba el hombro en señal de aliento. Necesitaban el dinero para pagar el próximo mes de alquiler. ―Te espero al final de la línea y no les tengas piedad. – Pidió el joven de 17 años mientras la chica se alistaba

Entre la multitud, había un extraño que observaba desde las sombras: un chico de cabello castaño y gabardina negra, que exhibía unos brazos fornidos llenos de tatuajes. Era un vampiro llamado Lúcian, quien se había enterado de la carrera y buscaba a alguien de quien alimentarse. Sonrió con malicia al ver a aquella jovencita de no más de 23 años sobre una flamante motocicleta negra

Fue una presencia constante en el recorrido y cuando la moto de la joven se acercaba a una curva peligrosa el diestro vampiro hizo uso de su gran fuerza y velocidad para hacerla derrapar.

Los presentes observaban como el cuerpo de Amber salía disparado y de pronto se había desvanecido.

Lúcian la atrapó y la llevó a un lugar oculto en el bosque y ahí se a dueñó de su cuerpo y de su mente.

―Hace tiempo que busco una compañera y ciertamente no pude resistirme a ti. – Dijo a centímetros de su cuello. La chica permanecía inconsciente, pero aún así se quejó al sentir como Lúcian le clavaba sus dientes. Pronto el veneno del vampiro la llevó a un estado de transición.

Amber tenía un dolor constante en la garganta. Sentía una sed extraña

―Por favor… Agua. – Dijo cubierta en sudor. Abrió los ojos confundida notando el paisaje: árboles de copas altas y grandes rocas. No entendía mucho. Con las fuerzas que aún le quedaban se levantó y se dirigió a un arrollo para beber agua.

Lúcian apareció tras de ella empujándola al lago.

La chica no sabía nadar, pero pataleo para salir de ahí. 

Amber asustada fue sacada por los brazos fuertes de Lúcian.

―Debes beber sangre o morirás. – Le explicó

La cara cambió drásticamente estaba aterrada. Lúcian arrojó una bolsa de sangre a sus pies.

―Solo una gota es su suficiente, querida

La chica no tuvo más remedio que arrodillarse y beber de la bolsa. Intentó contenerse pero la sed pudo más que ella. Terminó con la boca embarrada de aquel fluido y sus pequeños colmillos se mostraron

―¿Por qué lo hiciste? .- Preguntó triste y confundida. Sin embargo no obtuvo respuesta. Ahora estaba atada a un extraño que la había tras formado en un ser de la noche. Sin percatarse derramó lágrimas pues sabía que ya no podía volver a su anterior vida. Debía olvidarse de su hermano y su familia.

Susurros de sangre y asfalto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora