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—Menma, despierta a Naru-chan, ya está el desayuno.

Menma, que estaba concentrado en la lectura de un libro, asintió a su madre. Cerró el libro, se levantó del sofá y se dirigió a la habitación de su hermano. Tocó la puerta varias veces, pero no obtuvo respuesta. Giró la manija y, al abrir, se sorprendió al ver la cama perfectamente tendida y la habitación ordenada. No era algo común en su hermano menor.

—¿Otouto, dónde estás? —preguntó mientras esperaba pacientemente una respuesta.

—¡Ya salgo, aniki! —se escuchó la voz desde el baño.

Menma decidió esperar en la puerta. Minutos después, su hermano menor, un rubio de doce años, salió vestido con una camiseta naranja, un suéter negro con el símbolo del remolino en el brazo, un rayo en la espalda, pantalones anbu negros y sandalias ninja.

—¡Estoy listo!

—¿Otouto? ¿Qué es todo esto? —preguntó Menma con una expresión curiosa.

—¿A qué te refieres, aniki? —respondió el rubio, confundido.

—No eres muy ordenado que digamos —dijo Menma sonriendo.

El menor sonrió con emoción.

—Ahora soy un genin, aniki. Debo ser más responsable.

Menma sonrió y pasó un brazo por los hombros de su hermano, dirigiéndose juntos al comedor para desayunar con su madre.

***

Un joven estaba sentado sobre una roca mientras la lluvia caía con fuerza, intensificando el olor a petricor. A su lado, un hombre mayor se sentó lentamente.

—Lo extrañas, ¿verdad? —preguntó el hombre con calma.

—Como no tienes idea —respondió el chico en voz baja.

—Vamos a dormir. Mañana seguiremos buscando.

El joven asintió, dejó sus armas a un lado y se recostó, pensando en la persona a quien llevaba buscando durante dieciséis años. Los recuerdos lo invadieron nuevamente hasta que cayó dormido.

***

—¡Feliz cumpleaños, Naru-chan! —exclamó Kushina con alegría. Su pequeño hijo cumplía dieciséis años.

Aunque la celebración era modesta, sus amigos más cercanos estaban presentes. Dos de sus mejores amigos se acercaron al rubio.

—Dobe, te tenemos un regalo —dijo Sasuke, un azabache con rostro serio y ceño fruncido, compañero de equipo y mejor amigo de Naruto.

—Qué fastidio, Sasuke me obligó a levantarme más temprano de lo normal —se quejó Shikamaru.

Sasuke frunció el ceño y le dio un codazo a su novio.

—Maldito vago. Mejor vamos, Naruto. Tu regalo está en el bosque.

Una pelirroja se acercó por detrás de ellos.

—¡No! La fiesta aún sigue, vayan al final —dijo, sonriendo.

Los tres asintieron y se colocaron junto a Naruto. Mientras tanto, Menma, quien llegaba de una misión, se detuvo en una tienda de armas ninja antes de ir a la fiesta de su hermano menor. Un pequeño regalo no estaría mal, pensó.

Entró con algo de duda, buscando algo que le gustara a su hermano. Naruto era muy fanático de su padre, pero las armas en su honor eran muchas, y nada parecía ser lo suficientemente especial. Sin embargo, algo llamó su atención, y se dirigió al vendedor.

—Disculpe, ¿podría decirme el precio de esto? —preguntó amablemente.

—cincuenta y cinco mil yenes. ¿Te interesa?

El pelirrojo asintió.

—Sí, me lo llevaré.

El vendedor sonrió y envolvió el regalo con rapidez.

—Es de edición limitada, solo hay cuatro en Konoha. Dos ya han sido vendidos. Son en honor al Cuarto Hokage. Todos lo amamos.

Menma sonrió, aunque su expresión reflejaba algo de molestia. Amaban a su padre, pero odiaban a su hermano menor. Lo culpaban de la muerte de Minato. Los aldeanos eran ignorantes, pensó.

Después de pagar, Menma salió de la tienda con el regalo en mano. Su expresión cambió al llegar a casa, sonrió para que su hermano no lo viera molesto. Al entrar, unos brazos lo envolvieron en un abrazo.

—¡Aniki! Te estábamos esperando.

—Perdón por la tardanza. Te traje un regalo —dijo, extendiendo la mano con el obsequio.

Naruto abrió los ojos con emoción y lo tomó rápidamente.

—Ábrelo, estoy seguro de que te gustará.

Naruto asintió y, frente a todos, sacó una pequeña caja negra con un lazo dorado. Lo desató lentamente, y cuando vio lo que había dentro, sus ojos se llenaron de lágrimas. Desde una de las sillas, Itachi observaba a Naruto abrir el regalo, y al ver lo que contenía, se sorprendió.

El regalo no era cualquier cosa. Era un kunai especial, creado en homenaje a Minato. Llamado "Kogane no Sora" —Cielos Dorados—, era un kunai forjado con un metal dorado único, diseñado no solo como arma, sino como un símbolo del legado del Cuarto Hokage. En la empuñadura estaba grabado el símbolo del "Hiraishin no Jutsu", la técnica de su padre. En la hoja, se leía una frase en honor a Minato: "Aquel que vuela más rápido que el viento, pero siempre vuelve a su hogar."

Naruto, sin poder contenerse, rompió en llanto y abrazó a su hermano con fuerza. Kushina, que observaba la escena, se acercó a sus hijos con lágrimas en los ojos y los envolvió en un abrazo.

—Gracias, aniki. Eres el mejor, gracias —dijo Naruto entre lágrimas.

Menma correspondió el abrazo, apretando a su hermano y a su madre con fuerza. Kushina le susurró a Menma.

—Gracias, hijo.

***

El chico despertó de su sueño al escuchar ruidos extraños. Ambos hombres se pusieron en alerta.

—Hay algo afuera —dijo el joven.

—Lo sé. Iré a ver —respondió su compañero, tomando un kunai antes de salir de la cueva.

Pasaron algunos minutos, y los ruidos se hicieron más intensos. Después de veinte minutos, el hombre regresó con la ropa manchada de sangre.

—Shinobis de Oto. Debemos seguir avanzando. Si nos encuentran, no tendremos oportunidad de escapar.

Ambos tomaron sus cosas y, con sigilo, abandonaron la cueva. Kilómetros más adelante, se escondieron tras un árbol al ver a shinobis de Iwa rodeando la zona.

—Ese chico Namikaze es persistente. Escapó de nuevo —dijo uno de los hombres.

El joven, al escuchar el apellido Namikaze, abrió los ojos con esperanza y orgullo. ¡Aún seguía vivo!

—No pudo haber ido muy lejos. Busquemos en los alrededores de Iwa —ordenó otro de los shinobis.

—Vamos.

Cicatrices (Itanaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora