"YOU'RE A MYSTERY TO ME"

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Ailén no sabría explicar exactamente qué había sucedido esa noche ni aunque se lo preguntaran un millón de veces. Era una sensación extraña, propia de alguien que no estaba en sus cabales, pero para ella resultaba de lo más normal, un recuerdo de algo que no solo le sucedió a ella sino al resto de personas que la rodeaban. 

La única diferencia entre el Ailén y los demás, era que El si se interesó por ella. Quizá eso fue lo que le hizo cambiar de opinión respecto ciertas cosas. 

Volvamos al día de los hechos. Una elegantemente vestido Ailén acude a una gala de postín en Alemania. Mientras se toma una copa de champán para tratar de calmar los nervios, lo ve. Un hombre baja por las escaleras de la lujosa sala de exposiciones. Su mirada se centra en un solo hombre, el doctor que ha organizado ese encuentro, uno de los más prestigiosos del país. 

El desconocido lleva un fular de lunares negros alrededor del cuello, una capa color verde oscuro ondea tras el. Su cabello negro está perfectamente peinado hacia atrás, haciendo que las suaves ondas de este caigan sobre la chaqueta de traje negra que llevaba puesta. En su mano derecha porta un bastón. 

La joven no recuerda haber visto nada parecido antes. El objeto está hecho de un material que reluce a la luz de las miles de bombillas led que iluminan el lugar. En su centro se encuentra una piedra circular de color azul cielo. El hombre se acerca  a los guardias que vigilan que la velada transcurra sin incidentes, y golpea a uno de ellos con dicho bastón antes de dirigirse hacia el otro y hacer lo mismo.

Los presentes se alejan de el esbozando unos gritos ahogados. El moreno agarra al doctor por las solapas de levita, y lo tiende sobre la mesa central, y tras sacar un artefacto del interior de su chaqueta de traje, lo acerca a su ojo y el cuerpo del hombre comienza a retorcerse violentamente.

Es entonces cuando todo el mundo comienza a correr hacia las puertas, tratando de escapar de el, del hombre que le ha hecho a otra persona algo tan monstruoso. Licuarle el ojo a alguien en una gala benéfica no está muy bien visto, al menos en la alta sociedad alemana. El alza la mirada observando a la gente que huye despavorida y sonríe. Es una sonrisa divertida, una gesto que transmite suficiencia y poder, sobre todo poder.

Ailén imita al resto de la gente y sale corriendo fuera del recinto. Es entonces cuando el desconocido sale del lugar. Ahora ya no hay rastro de su traje, en su lugar lleva una armadura negra y verde con detalles en dorado. Una enorme diadema dorada coronada por un par de prominentes cuernos completa su nuevo atuendo.

Es lo más majestuoso que ha visto jamás, y por alguna extraña razón que no logra comprender, no tiene miedo. Más bien es curiosidad ¿Quién es ese hombre? y ¿Qué es lo que quiere de nosotros?

Las personas asistentes al evento intentan huir, pero de pronto varias copias de el les cierran el paso. Ailén mira a todas partes sin entender qué está pasando. ¿Cómo era posible que hubiera cuatro copias exactas suyas al mismo tiempo? No tenía sentido, a menos que el no fuera un humano normal y corriente, sino algo más, una especie de Dios...

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de su voz. Una voz profunda, autoritaria y demandante que en vez de infundirle temor envió escalofríos a lo largo de todo su cuerpo que nada tenían que ver con el frío.

-Arrodillaos ante mi -ordenó-

La gente no le hizo caso. Estaban demasiado ocupados entrando en pánico. 

-He dicho -comenzó el a la par que daba un fuerte golpe en el suelo con el bastón- ¡Arrodillaos!

Al fin ellos le obedecieron, y ella no fue una excepción. A pesar de haber sentido un tipo de extraña conexión con el sea quién fuere, no quería que la matara, como nadie de los allí presentes. El sonrió, complacido con lo que veía. Ante sus ojos ellos no eran nada más que marionetas a sus órdenes, listas para ser utilizadas a voluntad.

One Shots : MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora