El Club de las Valkirias

1. El comienzo

Nunca han sentido esa sensación de ahogo, como si tuvieras un enorme vació en el pecho que no deja que puedas respirar con normalidad o cuando deseas derramar una lagrima con todo el dolor, emoción o tristeza que sientes pero no puedes hacerlo porque existe algo que te impide lograrlo.
Bueno pues yo siento eso en todo momento, es como si algo me estuviera apretando el cuello y deseando mi muerte pero a la vez mi sufrimiento eterno, donde ambos lados de la vida y la muerte se conectan y yo, pues me encuentro en medio de ellos.

Comienzo a tomar aire y emprendo un camino que a la vez es familiar y un poco temeroso, siento el viento en mi rostro y me pregunto: ¿Como llegue tan lejos?, la respuesta la tengo ante mis ojos.

A lo lejos la observo y se que es lo que piensa, porque cuando se da la vuelta obtengo una respuesta.

- Sabes lo que hiciste, por eso estas aquí...conmigo - dijo ella dándose la vuelta y observándome.

La observo con una mirada de pocos amigos y eso es lo interesante porque es la única persona que sigue a mi lado a pesar de todo, sabe lo que hice y aún así está aquí, aunque seamos honestos nadie se libra de nada.

Me acerco a ella y noto que aún sigue con la misma ropa, peinado y maquillaje aunque siento que algo cambio y creo saber que fue.

Se me queda mirando y se acerca con desdén para luego tomarme de la mano y ponerla al lado de su corazón, posterior a esto me dice:

- Oh querida, no te asustes solo fue un breve momento de lucidez y ahora estoy aquí a tu lado, por siempre...como habíamos quedado. - dijo ella mirándome a los ojos.

Y luego eso, si sabía que fue eso. Ese aroma, ese color y esa sensación de satisfacción es lo que siempre nos enloquece y no deja que estemos completamente satisfechos hasta que de verdad lo estamos. El color rojizo como el carmesí de los labios que ahora mismo estoy viendo, ese aroma metálico  que hace que cualquier humano pueda revolver el estómago pero que logra enloquecernos y los ojos tan profundamente negros y sin ningún remordimiento de lo que se hizo.

- No debiste hacerlo - le respondo mirándola a los ojos con desprecio.

- No tuve opción. Si no lo hacía, te ibas a quedar sola y yo no pienso dejarte sola, no volveré a hacerlo. Te lo prometí y pienso cumplirlo. - me responde haciendo referencia en la promesa que me hizo.

Oh Dios, esa promesa. Esa maldita promesa.

Me encantaría poder volver el tiempo atrás, en cuando éramos realmente unas niñas que sólo jugaban con muñecas o que iban al columpio en el jardín y pasaban horas y horas afuera el llamado de algún familiar que deseaba que esas pequeñas criaturas estén protegidas bajo el techo que tanto anhelaban tener para ellas. Pero la vida no es perfecta y ahora yo estoy aquí, estancada con esta idiota y mi maldita vida ya no es perfecta. No lo es, ya no lo es desde siglos y todo por ese maldito error.

Se va alejando de mi lado, y recoge algo cerca de un árbol, "supongo que las cosas que utilizo para realizar el acto tan infame que cometió", pienso.

- ¿Te quedarás ahí en medio del camino, o me ayudarás a llevar todo esto a un lugar seguro? - me pregunta mientras se da la vuelta para observarme.

- Algún día piensas parar? - le preguntó.

Se detiene en recoger las cosas y se da la vuelta para observarme, me mira a los ojos y luego dice: "No tengo porque darte explicaciones, ademas ya sabes la respuesta. Porque me lo preguntas" - me dice luego de mirarme por última vez y seguir su camino junto con las cosas que recoge.

Tiene razón, yo más que nadie no debería interferir en sus asuntos. Soy peor que ella, o bueno...lo fui.

- Si no te das prisa, un auto pasará y te arrollará - me dice a lo lejos mientras sigue su camino.

La sigo sin decir ni una palabra más y aún sigo pensando en cómo diablos llegamos hasta este punto y cuando parara todo esto.

...