Apasionado

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Hola a todxs! Me siento muy contento por sus comentarios, lecturas y estrellitas.

Gracias por compartir conmigo está historia.

Aquí les comparto el Capítulo Dos.

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Los siguientes 3 días Nando ha estado ignorando a Roberto olímpicamente durante las prácticas de rugby.

Roberto finge que no le importa.

Finge que lo que haga o deje de hacer Nando lo tiene sin ningún cuidado.

Pero si le importa.

Se siente tan frustrado cada una de las veces en las que Nando se porta como si él no existiera.

Nando se ve tan hermoso corriendo debajo de los reflectores usando su uniforme de rugby.

Le cuesta tanto trabajo no mirarlo. Su cabello dorado brillando con la luz.

No es el primer hombre que llama la atención de Roberto, pero si es el único al que desea de ese modo tan abrumador.

Esa tarde bastante oscura al finalizar las prácticas Roberto sale de la cancha y al llegar a la estación del colectivo encuentra a Nando charlando alegremente con uno de los chicos del equipo de Loyola.

Roberto reconoce ese modo de mirar en los ojos verdes de Nando :El futbolista le gusta. Se ríe de cada uno de los estúpidos chistes baratos que hace el sujeto. Arregla su cabello continuamente.

Roberto no puede soportarlo más.

- ¡Nando! - lo llama.

Nando lo mira brevemente y hace un gesto de enfado con la boca antes de seguir ignorandolo y charlando con su amigo el futbolista.

- !Te estoy hablando, maldito cuatro-ojos! - lo llama con enfado en su voz.

-¿Que diablos quieres, Roberto? - Nando por fin lo mira - Tengo que irme - se despide de su nuevo amigo.

El chico mira primero a Nando y después a Roberto que lo mira con su mejor cara de matón.

El chico decide retirarse.

Nando mira a Roberto con molestia y camina para alejarse de él.

- ¡Nando! - vuelve a llamarlo y lo alcanza. Lo agarra del brazo. El rubio se suelta de su agarre con brusquedad y mira a Roberto con rencor.

- ¡Ya déjame en paz! - grita Nando enojado con voz temblorosa y Roberto lo mira asombrado - ¿Que tengo que hacer para que me dejes tranquilo?

- Solo quiero que hablemos - responde Roberto ala vez que vuelve a agarrarlo del brazo.

- Eres un maldito enano desgraciado - lo mira enojado pero no intenta soltarse de su agarre.

Roberto aborrece que le recuerden su estatura pero decide callar.

Observa primero al lado izquierdo de la calle, después al derecho.

La calle está totalmente desierta.

- Déjame compensarte lo del otro día, por favor. Lo lamento , no debí enojarme así - Roberto lo ha extrañado de un modo doloroso y ya no quiere seguir así.

Nando lo mira detrás de sus lentes enormes ya sin enfado en sus ojos y poniendo sus brazos sobre los hombros de Roberto, lo abraza.

Se miran a los ojos y Roberto piensa que jamás en su vida había visto unos ojos verdes tan hermosos como los que tiene Nando.

Tiene la necesidad abrumadora de besarlo.

Pero se detiene.

No lo hace.

CENIZAS DE ROSASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora