El aire afuera de la fábrica era denso mientras salian con los nervios de punta, atentos a cada sombra, cada ruido. La adrenalina del enfrentamiento aún corría por sus venas, pero no podían darse el lujo de bajar la guardia. Sabían que en cualquier momento, podrían encontrase con más vivos o infectados.
-¿Te diste cuenta de lo rápido que reaccionaron? -preguntó Jesse, rompiendo el silencio mientras avanzaban y analizaba su entorno. -Demasiado rápido -respondió Tommy, aún mirando de reojo hacia la fábrica, como si esperara que alguien más saliera tras ellos -Ese grupo estaba preparado para algo, como si esperaran que apareciera alguien.-
-¿O como si hubieran estado cazando? -replicó el joven, con un tono más sombrío.
Ambos sabían que, en ese mundo, los humanos podían ser más peligrosos que los infectados. El enfrentamiento que habían vivido era una clara señal de que no todos los sobrevivientes estaban dispuestos a compartir recursos ni a colaborar. Al contrario, muchos solo vivían para tomar lo que necesitaban, sin importar el costo.
-Al menos conseguimos algunas cosas útiles -Tommy dio una palmada a su mochila, tratando de aligerar la tensión- No fue un mal día, a pesar de todo.-
- Si.- su mirada seguía clavada en el camino que tenían por delante. Los árboles los rodeaban, y estos se movían por el viento, formando un ambiente más sombrío.
Ambos estaban acostumbrados a esa sensación. Esa paranoia constante, ese peso en el estómago que les decía que no estaban solos. Jesse echó un rápido vistazo por encima del hombro, solo para asegurarse. Nada. No podía quitarse de la cabeza el extraño comportamiento de los forasteros en la fábrica. Algo no encajaba.
-¿Crees que estaban vigilando la zona? -preguntó mientras su paso se volvía más acelerado.
-No lo sé, pero es posible. No me sorprendería si fueran parte de algo más grande -respondió Tommy, quien también comenzaba a sentir el mismo malestar.
