El sol apenas se alzaba sobre la Ciudad República cuando Lin Beifong despertó, su cuerpo todavía pesado por la paz del sueño. Una paz inusual, una que no sentía desde hacía mucho tiempo. Sus párpados se abrieron lentamente, y por un breve instante, el mundo a su alrededor pareció detenerse. El suave resplandor de la luz filtrándose a través de las cortinas, el silencio que envolvía su apartamento, todo parecía tranquilo, en calma. Pero algo estaba mal. Kya no estaba.El espacio a su lado en la cama estaba vacío. No había señales de ella, ni rastro de su presencia, como si todo lo que habían compartido la noche anterior hubiera sido un simple sueño. Lin se incorporó lentamente, el peso de la realidad aplastando la tranquilidad que la había acompañado por esos breves segundos. Su pecho se tensó.
Sabía que Kya era impredecible, que odiaba las ataduras, y en cierto modo, eso era lo que siempre la había atraído de ella. Su espíritu libre, su capacidad para desafiar las expectativas. Pero Lin, aunque se consideraba alguien racional y metódica, había esperado algo diferente esta vez. Un gesto, una palabra, algo que le indicara que Kya no volvería a desaparecer, no de nuevo.
“Quizás me equivoqué,” pensó mientras pasaba una mano por su rostro, apartando la neblina del sueño. No era la primera vez que Kya hacía esto. Recordaba con dolor la única vez que cruzaron la línea de la amistad. Había sido una noche similar: intensa, apasionada, llena de sentimientos no dichos. Y a la mañana siguiente, Kya había desaparecido. Durante semanas, Lin no supo nada de ella. Cuando finalmente se reencontraron, Kya actuó como si nada hubiera pasado, como si todo hubiera sido un simple juego.
Pero Lin no lo había visto de esa manera. Para ella, había sido mucho más. Sin embargo, decidió seguir el juego, guardar sus emociones y seguir adelante. Porque perder a Kya por completo era peor que soportar la incertidumbre.
Esta vez, sin embargo, algo era distinto. Lin no había querido admitirlo, pero la noche anterior le había hecho creer que las cosas podían cambiar. Que Kya, al fin, podría estar lista para algo más. Un leve suspiro escapó de sus labios mientras sus pensamientos se arremolinaban, y su mirada se posó en el lugar vacío de la cama, donde minutos antes Kya había estado dormida a su lado. ¿Había sido todo una ilusión?
Se levantó lentamente, recogiendo su ropa del suelo con movimientos medidos. Cada prenda que colocaba sobre su cuerpo parecía un recordatorio de lo que había sucedido, pero también de lo que no había sucedido. Lin, como alfa, sabía lo que significaba marcar a alguien, y la marca en el hombro de Kya era un símbolo de conexión, un lazo que los unía de una forma profunda y primitiva. Había sido un acto impulsivo, nacido de una pasión intensa y un deseo de poseer. Sin embargo, ahora, esa marca se sentía como una herida abierta, un recordatorio constante de la ausencia de Kya. Y aunque había marcado a Kya, no había podido marcar su corazón de la misma manera. La rebelde espíritu libre seguía siendo tan inalcanzable como siempre
Decidió enviarle un mensaje. Algo breve, pero sincero.
“¿Estás bien? Me gustaría hablar contigo.”
Lo escribió con cuidado, eligiendo cada palabra con la esperanza de no sonar desesperada, aunque por dentro la ansiedad comenzaba a crecer. Pero el mensaje no se enviaba. Lin frunció el ceño, miró su dispositivo una y otra vez, esperando que fuera solo una falla temporal. Volvió a intentarlo, pero el resultado fue el mismo. No disponible.
“¿Dónde te has metido, Kya?” susurró para sí misma, mientras la frustración empezaba a colarse en su mente. La llamó, esperando escuchar su voz, una explicación, cualquier cosa. Pero la llamada tampoco pasó. El mismo mensaje en la pantalla: no disponible. Lin soltó un suspiro, tratando de no dejarse llevar por el miedo, tratando de no pensar lo peor. No había razones para hacerlo. Conocía a Kya. Sabía que era impredecible y, a veces, un tanto impulsiva. Quizás había vuelto a la Isla del Templo Aire, su hogar, antes de que alguien notara su ausencia. Esa idea la tranquilizó un poco, pero no lo suficiente.
Una parte de ella quería buscarla inmediatamente, ir a la isla y asegurarse de que estaba bien, de que no había desaparecido de su vida otra vez sin decir una palabra. Sin embargo, otra parte, la parte racional, la que había aprendido a controlar sus emociones a lo largo de los años, le recordaba que tenía responsabilidades. Que su trabajo como jefa de la policía no podía esperar, que había una ciudad que proteger.
Lin se movió por el apartamento con determinación, intentando concentrarse en su rutina matutina, pero sus pensamientos seguían girando en torno a Kya. Cada pequeño gesto, cada paso que daba hacia el baño, hacia la cocina, la hacía revivir la noche anterior. ¿Había sido solo sexo para Kya? Esa idea pasaba por su mente constantemente, aunque intentaba ahuyentarla. Si eso era lo que ella había querido, lo habría dicho. Kya siempre había sido directa, nunca ocultaba sus deseos ni sus intenciones. Pero Lin, en el fondo, había esperado más. Había pensado que, quizás, esa vez, las cosas serían diferentes.
Al salir del apartamento, el aire fresco de la mañana la golpeó con suavidad. Inhaló profundamente, dejando que la brisa le despejara los pensamientos. Tenía un deber que cumplir, y por más que quisiera resolver lo que había pasado con Kya, su presencia en el cuartel era urgente. No podía darse el lujo de retrasarse.
Se dirigió a su auto, la misma que había sido testigo de tantas noches de patrullaje por la ciudad. Encendió el motor y, por un momento, se quedó ahí, inmóvil, observando el horizonte, la luz del sol reflejándose en los edificios altos de la Ciudad República. Había algo en el silencio de esa mañana que la hacía sentir más sola de lo habitual, como si el eco de la ausencia de Kya resonara en todo lo que la rodeaba.
Mientras aceleraba y se dirigía al cuartel, sus pensamientos no dejaban de volver a Kya. A su risa, a su forma despreocupada de moverse por la vida, a la forma en que siempre desafiaba las expectativas de todos. Pero también recordaba lo que significaba estar cerca de ella, lo que significaba amar a alguien que nunca se quedaba en un solo lugar por mucho tiempo. Y eso la aterraba.
El deber, sin embargo, no esperaría. Al llegar al cuartel, la urgencia de los asuntos policiales se apoderó de ella casi de inmediato. Había informes que revisar, patrullas que coordinar, oficiales que dirigir. Todo requería su atención. Pero por más que se sumergiera en su trabajo, no podía dejar de pensar en Kya.
Durante el día, sacó su dispositivo en varias ocasiones, esperando ver alguna respuesta, alguna señal de que Kya había recibido su mensaje, de que no había desaparecido de nuevo. Pero la pantalla seguía igual: silencio.
“Más tarde,” se prometió a sí misma. “Más tarde la buscaré.” Sabía que no podía huir de esto para siempre. Tarde o temprano, tendría que enfrentarse a lo que había sucedido, tendría que encontrar a Kya y hablar con ella. Pero por ahora, el deber la llamaba, y Lin, como siempre, cumplía con su deber.
A pesar de su determinación, una sensación de vacío la acompañaba durante todo el día. El silencio de Kya, la falta de respuestas, la hacía sentir que, una vez más, había esperado algo que nunca llegaría. Pero no estaba dispuesta a rendirse todavía. Kya significaba demasiado para ella.
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.Buenos días/tardes/noches,
Aqui les traigo una parte más de esta historia, ahora si se viene lo divertido, pobre a Lin le están haciendo la ghosteada 2.0, la falta de comunicación que va. Aparte toda dramática xd (si soy)Besitos en donde no llega el sol ♡
M.
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Just One Night - Kyalin omegaverse (TLOK)
FanfictionDespués de compartir una noche inolvidable, Kya desaparece dejando a Lin con más preguntas que respuestas. ¿Se arrepiente Kya de lo que compartieron, o fue simplemente un encuentro pasajero para ella? En un mundo donde las apariencias importan y los...