No lo había pensado en un inicio, no había imaginado que horas después de haber contestado a la llamada de John se encontraría a la merced una mirada azul que le había estado persiguiendo desde dos años atrás.
No se le podía culpar de ignorante, sus planes para ese día consistían en salir con Pattie y drogarse hasta perder la conciencia, hacerlo con John solo había sido un añadido más, el que Dylan estuviera en el bar, la más hermosa coincidencia.
No había escuchado de él desde el día que se conocieron, no sabía de su vida personal ni de su presencia en Londres, todo de lo que podía hacer alarde era su conocimiento sobre su carrera musical, cuan bellas eran las letras de sus nuevas canciones, cuanto disfrutaba perderse en su guitarra, cuanto anhelo le provocaba su voz, como escucharlo una y otra vez había provocado que Pattie le lanzara un zapato cuando puso sus canciones por tercera vez en un día.
Ahora que lo tiene frente a él, solo puede pensar en una cosa, cuánto le gustaba su boca.
Como la forma en que delinea su labio inferior con su lengua le hacía sentir débil de las rodillas, como sus mordidas le provocaban escalofríos por su cuello, como sentirlo inclinado hacia él, con su pierna entre las suyas, su mano en su trasero y el empuje lento hacia sí le hacía olvidar el ruido de su realidad.
Si inclina la cabeza hacia atrás soltando un gemido, no es por dolor de pasar horas tocando la guitarra, sino por la fuerza de Dylan que mueve sus caderas de forma perfecta, provocando un placer que solo le hace pedir por más. George no siente que tenga que mendigar por un poco de atención, por primera vez en mucho tiempo siente lo que es ser la única opción, sentirse deseado por un hombre y que su deseo sea correspondido.
Cuando llegó al bar y encontró que John tenía compañía más allá de Cynthia tuvo la misma sensación que había cargado por diez años, la de entrar en un círculo rodeado de gente que admiraba el camino que Lennon pisaba, esos como Paul cuyo faro de admiración había sido John, y lo entendía, entendía que su personalidad desafiante, juguetona y completamente talentosa atraía de manera embriagante, pero pasar años con este tipo de personas le había agotado de gran manera, si Paul, John y George estuvieran en la misma habitación siempre la atención iría hacia el monstruo de dos cabezas, había sido así al inicio y tal vez lo sería al final; es tal vez por ello que deja sus defensas débiles, por eso es tan fácil caer ante el tono arrastrado de Dylan, ante su mirada perdida y sus rizos hipnotizantes; ya era débil a su talento, ¿cómo podía no serlo a sus labios?, ¿suspiros y mordidas?, ¿a su placer?
Había anhelado tanto admirar y ser admirado a cambio que seguir a Bob a su habitación había sido tan fácil como respirar, verlo tomar su guitarra, tocar unos acordes que George susurró en su oído en el bar y escucharlo cantar fue más que suficiente para que le quitara la guitarra de las manos, se sentara en su regazo y se hundiera en su calor.
Nada se sentía erróneo, no se sentía como las noches de su juventud donde se escondía con Paul debajo de las sábanas gimiendo el nombre del otro en su boca para no ser escuchados, no se sentía como en Hamburgo donde tenía que esconderse con Ritchie en un baño mal ventilado en un bar olvidado por la humanidad, no se sentía como escuchar a Paul y John en la habitación del lado follando con su mano dentro de su pantalón, no se sentía como masturbarse con los gemidos de John al otro lado de la pared.
Con Bob besando su rostro con una mano abrazada de la suya y la otra entre sus piernas, son sus gemidos sin restringir y su nombre manando de su boca como una oración lo que hace que George no se siente mal; puede besar su cuello sin miedo a dejarle una marca, puede arañar su espalda sin temor a hacerle daño, puede agarrar su trasero y alentar el movimiento, puede follar con él sin miedo a que esté pensando en alguien más.
Ve su mirada vidriosa, mira cómo se forma su nombre en sus labios, escucha sus elogios y se siente en paz; puede devolverle su sonrisa, puede devolverle su placer y puede saborearlo, puede tocar por un momento el alma que creaba sus obras de arte, puede ser la arcilla de su creación, se deja moldear, se deja explorar, se deja ser.
Había anhelado tanto esto de Paul, de Ritchie, de John y ninguno se lo dio de la manera en la que Dylan se lo está dando, era control y dejarse hacer, comunicación y sentimiento, era dejarse follar sin una restricción, era dejarse conocer y conocer a cambio.
Era ser reconocido.
"Eres muy bonito" le dice Bob a su lado, recostado boca abajo lo único que se deja ver es la mitad de su rostro, su mirada algo perdida aún por el orgasmo o la marihuana y la sonrisa de medio lado; tiene una de sus manos corriendo a lo largo de su rostro apartando mechones de su pelo
Se siente sudado, sucio por su semen que corre a lo largo de su pubis y un poco en el estómago de Bob, está comenzando a enfriarse y aun así lo único de lo que tiene fuerza es de devolverle la sonrisa, se siente saciado, completo en mucho tiempo y, sobre todo, se siente visto.
"Tú también eres bonito" le dice y su sonrisa solo crece
"¿Tú crees?", inquiere en ese delicioso acento americano, el tono inquisitivo y los ojos entrecerrados solo alientan al calor en su estómago
Asiente con su rostro aún en su mano, Bob suspira y se acerca a él, sus labios son suaves para besar, le hace sentir un hambre que hace que entierre su mano en su pelo, acercándolo más, buscando más de ese brillo, de esa atención adictiva.
La noche apenas empieza, hay unas botellas de vino sin abrir en la sala, Bob parece que no tiene intención de irse a ningún lado considerando hacia donde empiezan a vagar sus manos, Pattie tiene la noche para ella y John seguramente estaba todavía hundiéndose en su autocompasión por no ser la atención esta noche.
George estaba bien, estaba más que bien, con su ídolo tomando su polla en su boca por su mente solo corre una palabra:
Más, más, más
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Anna (Go to Him)
FanfictionAsí es como se debe sentir el karma, tener la atención de las estrellas arrebatada de tus manos por la misma persona a la que se la robaste en el pasado. O bien, John tiene que ver cómo George le roba a Bob Dylan de la misma manera que él robó a Pau...