Los días habían pasado lentamente, pero Angel sentía que había hecho algo de progreso. Aunque aún se sentía como un extraño en este cuerpo, había logrado adaptarse lo suficiente para moverse con más seguridad por el bosque. Lo más sorprendente había sido cuando, por fin, pudo pronunciar algo que sonaba a su nombre: "Char... cadet". No era mucho, solo una pequeña palabra, pero Pichu parecía entenderlo. Cada vez que lo decía, Pichu lo miraba con ojos brillantes y una sonrisa, como si esas palabras fueran algo especial.
Pichu, por su parte, era un compañero leal pero algo imprudente. Angel no podía evitar preocuparse por él. El pequeño Pokémon se exponía demasiado, corriendo por el bosque sin precaución, como si el mundo fuera un lugar seguro. Tal vez lo hacía porque sentía que Angel lo protegería, pero eso no era del todo cierto. Pichu era, después de todo, un Pokémon muy débil e inocente.
Había momentos en los que Angel tenía que regañarlo. Como la vez que Pichu salió corriendo tras el rastro de unas flores sin notar el enorme Beedrill que rondaba cerca. Angel lo había llamado, tratando de advertirle, pero el pequeño Pokémon no le hizo caso hasta que el peligro estuvo demasiado cerca. Al final, Angel lo había arrastrado fuera de peligro, y Pichu, con lágrimas en los ojos, había comenzado a sollozar.
Angel suspiró mientras acariciaba su cabeza para calmarlo. Solo quería que Pichu entendiera que el mundo en el que estaban no era tan seguro como él creía. Deambular sin mirar a su alrededor era una invitación al desastre. Había Pokémon más grandes, más fuertes, que no dudarían en hacerles daño si se encontraban en el lugar equivocado. Pero el pequeño Pichu seguía siendo tan confiado, tan inocente.
El tiempo continuó pasando, y aunque no tenían un destino claro, Angel sentía que lo único que podía hacer era sobrevivir. No había un camino predefinido, solo el impulso de seguir adelante. Con cada paso, el terreno se volvía más desconocido, y las pocas veces que se topaban con otros Pokémon, Angel evitaba acercarse. No quería arriesgarse a una mala respuesta o una pelea. Además, había algo que lo carcomía por dentro, algo que no podía ignorar más.
"¿Cómo se supone que debo atacar?" pensaba una y otra vez, frustrado por la duda que lo perseguía. Sabía que como Charcadet, debía tener algún tipo de habilidad de combate, pero por más que lo intentaba, no podía sacar nada. No sabía cómo hacerlo. ¿Cómo se defendía un Pokémon en la realidad? Esto no era un juego donde seleccionabas un movimiento en una pantalla.
Angel miraba sus manos, apretándolas con frustración. Necesitaba defenderse. Si algo salía mal, si un Pokémon los atacaba, no tendría manera de proteger a Pichu o a sí mismo. El simple hecho de no saber cómo usar su propio poder lo hacía sentir vulnerable, casi inútil.
Angel caminaba por el bosque, cada paso más pesado que el anterior, mientras sus pensamientos seguían nublados por la duda y la frustración. Había pasado días tratando de encontrar alguna manera de defenderse, pero aún no lograba descubrir cómo usar sus habilidades. Lo único que le quedaba era seguir avanzando y, sobre todo, mantener a salvo a Pichu.
El pequeño Pokémon había sido un compañero leal, aunque algo imprudente. Justo cuando Angel pensaba en eso, notó que Pichu había comenzado a comportarse de manera extraña. El pequeño se detuvo en seco, sus orejas erguidas, su cuerpo en tensión. Podía sentir algo.
"¿Qué te pasa ahora?" pensó Angel, sin poder ocultar su preocupación. Pero antes de que pudiera decir algo, Pichu salió corriendo, como si algo lo estuviera llamando.
Angel, desconcertado, lo siguió rápidamente, llamándolo con esa torpe voz que había aprendido a usar. "¡Char... cadet!" gritaba, intentando detener al pequeño. Pero Pichu no se detuvo. Solo corría más rápido.
Los sonidos del bosque comenzaron a cambiar. Ruidos fuertes y distantes empezaron a llegar a los oídos de Angel mientras perseguía a su pequeño amigo. Troncos caían, el sonido metálico de golpes retumbaba en la lejanía. "Esto no puede ser...", pensó Angel, su corazón acelerado. "¡Está yendo hacia el peligro!"
ESTÁS LEYENDO
"𝑀𝑎́𝑠 𝑎𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒́... 𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑜𝑘𝑒𝑚𝑜𝑛"
FanficAngel, un fan de Pokémon, siempre soñó con ser parte de ese mundo. Despertar como un Pokémon parecía un sueño hecho realidad, ¿quién no preferiría ser un poderoso compañero en lugar de un simple entrenador? Peleas vibrantes, ganar la Liga Pokémon, t...