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Esteban

Despierto y veo a jazmín a mi lado aún dormida.

Los recuerdos de la noche me llegan a la cabeza y me muero de la vergüenza.
¿Que me paso?.
Me desconozco, ¿Como es posible que volvamos a intimar? Y así como si nada.

Bueno, somos esposos pero prácticamente somos unos extraños.
Nos dejamos de hablar a los diez años, ya ni siquiera sé si las gomitas siguen siendo su golosina favorita.
No, no, no, no, esto no puede volver a pasar.

Primero debe haber confianza y amor.
No debo dejar que mis hormonas locas del embarazo y este lobo caliente me nublen el raciocinio.

Enfócate Esteban, no le puedes dar el privilegio de tenerte así como si nada.
Más despues de todo lo que te lastimó.
Los días que pase llorando y suplicando que vuelva a hablarme.

No, no, no, no, no.
No le dejaras el camino tan fácil.
Que batalle.

Con este pensamiento me levanto más seguro y me voy al baño a hacer mis necesidades y tomar una ducha.
Tomo mi tiempo relajándome y pensando en mi plan.
De pronto las imágenes de su boca en mi sexo llegan a mi vista y mi cara se calienta de nuevo en vergüenza.

¡Diosa!

Esos pensamientos que queden lejos, si sigo recordándolos no podré cumplir lo que acabo de decirme.

No puedo permitirlo.

Terminando mi rutina salgo del baño y observo como jazmín sigue dormida.

Que perezosa, si ya casi es medio día.

Bueno, mejor para mí, así me cambio más tranquilo.

Opto por un pantalón blanco de tela elástica que se adhiere a mi cuerpo y un suéter rosa pálido con dibujos de diamantes que me llega al comienzo de mi cadera.
Me pongo las pantuflas de casa rosas y peino mi cabello.

Siento más apretado el pantalón, ¿Se habrá encogido?. Me asfixia más los muslos y mi trasero.

Quería escoger otro pero escucho un sonido proveniente de la cama, Jazmín se remueve así que mejor camino rápido y salgo del cuarto.
Que no me vea, que ahí se quede.

Mejor iré a ver qué desayuno, muero de hambre.

Abro la nevera y no hay nada, absolutamente nada.
Claro, que idiota, no hicimos las compras.

Bueno, pediré algo a domicilio entonces.
Se me antoja una pizza de champiñones, hay un buen lugar donde siempre compro.

Cuando llego a la sala donde hay un teléfono conectado lo tomo y mientras marco el número que me sé de memoria, una jazmín baja las escaleras aún en ropa interior.

- ¿A quien llamas? - pregunta viniendo hacia mí.

- Pediré una pizza, no hay nada para comer -

- Cierto, tenemos que hacer compras -
Se sienta en el sillón y me recorre con la mirada.

Me siento tenso por como me ve así que le doy la espalda y me concentro en pedir la comida.

Escucho el sonido del sillón y sus pasos, está viniendo hacia mí.
Me abraza por la espalda y me tenso aún más.

- ¿Que haces? - me safo de su agarre y me giro a verla.

Ella frunce las cejas en confusión.

- Solo te estoy abrazando, ¿No puedo? -

- Estás algo... - bajo la mirada a su bulto en sus calzoncillos y me pongo rojo.

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⏰ Última actualización: 19 hours ago ⏰

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