El día siguiente amaneció con un cielo despejado y un sol radiante. La emoción burbujeaba en mí al pensar en la aventura que Griff y yo habíamos planeado: una exploración a la playa cercana, un rincón escondido que pocos campistas conocían. La idea de pasar tiempo a solas con él me llenaba de anticipación.Después del desayuno, me aseguré de llevar una mochila con algunas botellas de agua, un par de bocadillos y una cámara para capturar cualquier momento especial. Cuando me encontré con Griff, él también traía una mochila ligera y una sonrisa que iluminaba su rostro.
—¡Listo para la aventura! —dijo, y su entusiasmo era contagioso.
Caminamos juntos hacia la playa, el sendero serpenteante estaba flanqueado por árboles que susurraban al viento. La conversación fluía con naturalidad, y la risa era nuestra banda sonora. Habíamos dejado atrás las preocupaciones y el bullicio del campamento, y todo lo que importaba era el momento presente.
Al llegar a la playa, me quedé maravillada. Era un lugar de ensueño, con arena dorada y aguas cristalinas que brillaban bajo el sol. Un par de gaviotas volaban sobre nosotros, y el sonido de las olas rompiendo en la orilla era tranquilizador.
—Esto es increíble —dije, mirando a mi alrededor.
—Y pensar que hemos estado tan cerca y nunca lo habíamos descubierto —respondió Griff, observando la belleza del lugar.
Comenzamos a caminar por la orilla, dejando que el agua fresca acariciara nuestros pies. Mientras explorábamos, conversábamos sobre nuestros sueños, nuestros intereses y cómo este verano había cambiado nuestras vidas.
—A veces siento que quiero explorar el mundo, conocer lugares nuevos, pero también tengo miedo de dejar todo lo que conozco —admití, mirando al horizonte.
—Es normal sentir eso. Pero a veces, esos miedos pueden convertirse en las aventuras más grandes de nuestras vidas. Creo que deberíamos aprovechar cada oportunidad que se nos presente —dijo Griff, con sinceridad en su voz.
Su apoyo me animó a seguir reflexionando sobre mis propios deseos. En ese momento, sentí que estaba empezando a encontrar mi camino, y que podía contar con Griff para acompañarme en esta búsqueda.
Mientras buscábamos conchas y piedras, Griff de repente se detuvo y se agachó. Al levantar una concha especialmente grande, me miró con una sonrisa triunfante.
—Mira esta belleza. ¡Es perfecta! —dijo, sosteniéndola entre sus manos.
—¡Guau! Es increíble. Deberías quedártela como recuerdo de este día —respondí, sintiendo que la energía positiva entre nosotros se intensificaba.
Pasamos horas en la playa, riendo y compartiendo historias. A veces nos quedábamos en silencio, disfrutando de la compañía del otro y de la serenidad del lugar. Era un momento que atesoraría para siempre, un rincón del mundo que parecía estar hecho solo para nosotros.
Mientras el sol comenzaba a caer, decidimos hacer una pausa y sentarnos en la arena. La vista del atardecer era impresionante, con tonos naranjas y rosados pintando el cielo.
—¿Sabes? Este verano me ha hecho pensar en lo que realmente quiero hacer —dijo Griff, mirando al horizonte.
—¿Y qué es? —pregunté, intrigada.
—Quiero seguir explorando. No solo el mundo exterior, sino también a mí mismo. Este lugar me ha ayudado a darme cuenta de que hay tanto más por descubrir, y quiero hacerlo con personas que realmente importan —respondió, mirándome con una sinceridad que me llegó al corazón.
—Yo siento lo mismo. Me gustaría viajar, aprender cosas nuevas y, sobre todo, sentir que estoy creciendo. Este verano ha sido solo el comienzo —dije, sintiendo que nuestras almas estaban conectadas de una manera especial.
El silencio se apoderó del momento, y nuestras miradas se encontraron. En ese instante, comprendí que estaba lista para abrirme a nuevas experiencias y, quizás, a un futuro más allá de la amistad con Griff. Pero sabía que no tenía que apresurarme; las cosas hermosas toman su tiempo.
—Vamos a hacer una promesa —sugirió Griff de repente—. Prometámonos que no dejaremos que el miedo nos detenga, que siempre buscaremos nuevas aventuras y que, sin importar qué, nos apoyaremos el uno al otro.
—Es una promesa —respondí, sintiendo que el peso de sus palabras era significativo. Apreté su mano en señal de compromiso.
El sol se hundió en el horizonte, y con él, una sensación de paz me envolvió. Sabía que, aunque este verano llegaría a su fin, lo que habíamos construido era más fuerte que cualquier distancia que pudiera separarnos.
Al regresar al campamento, el aire fresco y la brisa marina me llenaron de energía. Estaba emocionada por lo que el futuro pudiera deparar, no solo en mis propias aventuras, sino también en la conexión que compartía con Griff. No éramos novios, pero había algo especial en lo que estábamos construyendo, algo que sabía que podría crecer y evolucionar con el tiempo.
La noche en el campamento terminó con más risas y cuentos junto a la fogata, pero en mi corazón llevaba un destello de esperanza. Había tomado un paso más en mi viaje personal, y estaba lista para seguir adelante, sin miedo a lo que vendría.
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Cuando el verano acabe || Griff Jones
FanfictionLola junto a su hermano Jack van a ir a acampados para reencontrarse con su hermano mayor,Xander,después que sus padres tengan un accidente automovilístico.