El segundo día del campamento comenzó con el sol asomándose entre los árboles, llenando el aire de una calidez vibrante. Lola se despertó con la promesa de nuevas aventuras, pero también con la sensación de que el verano traería consigo desafíos inesperados. Mientras se preparaba, no podía evitar pensar en Griff y en la conexión especial que sentía con él. Algo en su mirada, en su forma de sonreír, la hacía sentir que el verano tendría mucho más que ofrecer que solo competencias.
Después de un desayuno lleno de risas, el grupo se reunió para planificar su estrategia para el torneo de canoas. Zuri, con su típica confianza, había formado un equipo formidable que incluía a Sarah y a un nuevo chico llamado Dylan, que había llegado al campamento con un espíritu competitivo y una energía contagiosa.
—No vamos a dejar que nos ganen tan fácilmente —declaró Zuri, dirigiéndose a su equipo mientras los demás la escuchaban.
Lola sintió un escalofrío de desafío. Estaba decidida a demostrar que su equipo, que incluía a Griff, Jack, Julián y Emilia, podía competir con los mejores.
—Vamos a hacer que este verano cuente —dijo Lola, tratando de infundir motivación en su equipo—. Cada uno de nosotros tiene habilidades únicas. Si trabajamos juntos, podemos lograrlo.
Griff la miró con admiración. —Tienes razón. La clave es la comunicación y la confianza. Si confiamos en los demás, seremos imbatibles.
Esa tarde, el equipo se dirigió al lago para una práctica intensiva. Lola se concentró en coordinar sus movimientos con Griff, sintiendo la química entre ellos cada vez más fuerte. La manera en que él la miraba le hacía sentir mariposas en el estómago. A medida que remaban, sus manos a veces se rozaban, y esos pequeños momentos la llenaban de emoción.
Mientras practicaban, Julián y Emilia se dedicaban a idear tácticas para mejorar su rendimiento. Julián, con su energía inagotable, comenzó a hacer bromas, tratando de aligerar el ambiente.
—Si seguimos así, podríamos competir en los Juegos Olímpicos —bromeó, haciendo reír a todos.
Emilia, siempre entusiasta, se unió a la diversión. —Sí, pero solo si podemos usar trajes de baño llamativos. ¡La moda también importa!
Las risas resonaban mientras entrenaban, pero la competencia de Zuri y su equipo no se quedaba atrás. Sarah y Dylan eran competidores duros, y la rivalidad comenzaba a calentar el ambiente. Zuri se movía con una determinación que hacía que todos se sintieran presionados a mejorar.
Lola decidió que no se dejaría intimidar. Durante una pausa, se acercó a Zuri, tratando de establecer un terreno neutral.
—Oye, Zuri. ¿Qué te parece si hacemos un entrenamiento conjunto antes del torneo? Podríamos aprender algo de los demás.
Zuri la miró, sorprendida por la propuesta. —¿Crees que eso ayudará? —preguntó, esbozando una sonrisa desafiante.
—Podría ser divertido. Al final, somos todos parte del mismo campamento —dijo Lola, intentando mantener un tono amigable.
Zuri se quedó pensativa. —Está bien, pero no te esperes que vaya fácil. Esto es competencia —respondió, dejando claro que estaba lista para darlo todo.
Mientras el grupo se preparaba para el entrenamiento conjunto, Lola sintió que el ambiente se volvía un poco más tenso. Sin embargo, estaba decidida a hacer de esta competencia algo positivo. El entrenamiento comenzó, y aunque la rivalidad estaba presente, todos estaban más centrados en aprender unos de otros.
Los remos golpeaban el agua, y la energía aumentaba a medida que trabajaban juntos. A veces, las risas se mezclaban con gritos de motivación, creando un ambiente electrizante.
Durante una pausa, Lola y Griff se apartaron un poco del grupo. Miraron el lago, que brillaba bajo el sol, y sintieron una conexión aún más profunda.
—¿Te imaginas cómo será el torneo? —preguntó Lola, sintiendo que sus corazones latían al unísono.
—Lo único que sé es que, pase lo que pase, estoy contento de tenerte en mi equipo —respondió Griff, con una sonrisa que le hizo sentir mariposas en el estómago.
Lola sonrió, sintiendo que la química entre ellos era innegable. Sin embargo, antes de que pudiera responder, Zuri se acercó.
—¿Están en un mundo propio? —preguntó con un tono burlón, lo que hizo que Lola sintiera un ligero rubor en sus mejillas.
—Solo estamos hablando de estrategias —dijo Griff, manteniendo su tono casual.
Zuri levantó una ceja. —Bueno, no se olviden de que hay una competencia que ganar.
Esa noche, después de un día lleno de entrenamientos y rivalidades, todos se reunieron alrededor de la fogata. La luna brillaba en el cielo estrellado, creando un ambiente mágico. Las risas y las historias se entrelazaban en el aire, mientras todos compartían sus anécdotas.
Julián tomó la iniciativa de contar una historia graciosa sobre su experiencia en el campamento el año anterior, y todos se reían a carcajadas. Mientras tanto, Lola y Griff se sentaron juntos, disfrutando del momento.
—A veces, me pregunto cómo hemos llegado hasta aquí —dijo Lola, mirando el fuego danzante—. Todo parece tan perfecto.
Griff la miró, su expresión seria. —La vida está llena de sorpresas, pero creo que este verano será uno de los mejores. Estamos creando recuerdos juntos.
Lola sintió que su corazón se aceleraba. Era como si cada palabra de Griff resonara en su interior. No solo estaba allí para competir; estaba construyendo algo más significativo.
De repente, la atmósfera se tornó más profunda cuando Jack se levantó para hablar.
—Quiero hacer un brindis —dijo, levantando su vaso—. Por este verano y por la amistad. Que podamos disfrutar cada momento juntos, sin importar las rivalidades.
Todos levantaron sus vasos y brindaron, y Lola sintió una oleada de felicidad. Había algo especial en ese grupo, algo que iba más allá de la competencia.
A medida que la noche avanzaba, la conversación fluyó hacia temas más profundos. Zoe compartió sus sueños sobre el mural que quería pintar, mientras que Sarah habló sobre sus aspiraciones. Cada uno compartió un pedazo de su vida, y Lola se dio cuenta de que cada persona en el campamento tenía su propia historia.
Con el torneo de canoas a la vuelta de la esquina, la tensión comenzaba a aumentar. Las prácticas eran más intensas y todos estaban decididos a dar lo mejor de sí. Sin embargo, Lola también sentía que había una conexión especial creciendo entre ella y Griff. Era una mezcla de emoción y nerviosismo que no podía ignorar.
Una tarde, mientras todos se preparaban para una última práctica antes del torneo, Lola se acercó a Griff.
—¿Crees que deberíamos cambiar un poco nuestra estrategia? —le preguntó, sintiendo que la presión aumentaba.
Griff asintió. —Sí, creo que deberíamos centrarnos más en la comunicación. Si logramos estar en sintonía, podemos ganar.
Mientras se preparaban, Lola sintió que la presión aumentaba, pero también había un sentido de camaradería que hacía que todo valiera la pena. Con cada entrenamiento, su vínculo con Griff se hacía más fuerte, y las mariposas en su estómago parecían multiplicarse.
El día del torneo estaba a la vuelta de la esquina, y Lola sabía que todo cambiaría. Estaba emocionada, pero también un poco asustada. Este verano prometía ser el inicio de algo grande, tanto en la competencia como en sus relaciones.
A medida que el sol se ponía, dejando un rayo de luz dorada sobre el lago, Lola miró a su alrededor y sintió una oleada de gratitud. Estaba rodeada de amigos, nuevos y viejos, y sabía que este sería un verano inolvidable. Con una sonrisa en el rostro, miró a Griff y supo que estaban listos para enfrentar lo que vendría, juntos.
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Cuando el verano acabe || Griff Jones
Fiksi PenggemarLola junto a su hermano Jack van a ir a acampados para reencontrarse con su hermano mayor,Xander,después que sus padres tengan un accidente automovilístico.