Los dedos de Alex estaban enterrados en los rizos desordenados que caían sobre la nuca de John. Ambos intentaban respirar sin romper el beso, sin quedarse sin energía y sin dejar de disfrutar de seguramente los únicos diez minutos que tendrían libres en todo el día. A John, al menos, la situación lo estaba volviendo loco. Si cerraba los ojos, podía sentir cada una de las caricias de su novio, oír cada uno de los sonidos de desesperación que salían de sus labios, descifrar el siguiente movimiento y complementarlo con una guía en la dirección correcta que luego los llevaría a la posición que sus cuerpos pedían a gritos.
Estaban poseídos por esa falta de convivencia, por apenas verse durante el día, por las noches cansadas a las que llegaban solo a dormir, por esos tiernos besos de despedida que Alex le daba a John en la mejilla cada mañana, por esos dulces mensajes que John le enviaba a media tarde, por la tranquilidad de John de tener una casa para ellos mismos y por la necesidad de Alex de trabajar para seguir mereciéndola.
Sí, esos pensamientos también venían en combo cuando John cerraba los ojos.
Sin embargo, cuando los abría, todo sucedía de forma más apresurada. El balance del peso de Alex en sus brazos, las piernas sujetas a su cintura, la pared bajo sus manos que los mantenía de pie para seguir explorando cada centímetro de piel debajo de las camisetas antes de quitárselas por completo, los besos que fue esparciendo por el pecho de Alex y las marcas de mordidas que dejaba en el camino.
—Laurens, la cama —la urgencia en la voz de Alex lo hizo sonreír en medio del rastro suyo que estaba obedientemente esparciendo en su cuello.
Podía sentir las gotas de sudor deslizándose por su espalda, los brazos de Alex buscaban la forma que rodearla por completo, de quitarle la camiseta y de tirarle del cabello, todo al mismo tiempo. Al terminar con su cuello, le dio un beso en la sien y dio unos pasos hacia atrás para así caer sobre la cama.
El repentino rebote contra el colchón los hizo reír a ambos y Alex tomó el control de la situación. Amaba demasiado a ese hombre y todo lo que venía con él, especialmente ese trasero que–
—¡Papá! ¡Papáááá! —la vocecita de Philip detuvo a su tren del pensamiento y ambos se miraron con los ojos bien abiertos, sin moverse ni respirar.
—Voy a ver qué necesita, ¿sí? —Alex susurró como si el niño fuera capaz de escucharlos desde su habitación.
John tragó con fuerza y fue soltando lentamente el agarre que sus manos habían hecho de la parte baja de la camiseta de Alex.
—¡Papá! ¡Veeeeeeeen!
—Deberías darte una ducha fría, Jack.
—O podría esperarte listo para cuando regreses —intentó sonar confiado como si supiera lo que era coquetear.
Alex levantó ambas cejas, una sonrisa confianzuda se dibujó en su rostro y sintió las rodillas de él apretándose contra sus caderas.
—¡Papááááááá!
—Mejor me voy, si no... es capaz de encontrar la forma de llamar a sus tíos y ese sería otro problema.
John se resignó a la idea de continuar y dejó que su cabeza golpeara las sábanas. Lo siguiente que escuchó fue el silbido de Alex y el seguro de su puerta. Aún le quedaba un poco de tiempo, quizá si intentaba regresar al estado en el que todo había comenzado. El toque de Alex en el interior de su muñeca, el masaje discreto en su hombro, el beso que se suponía que no duraría demasiado fuera de su habitación. Ese remolino de ideas fue llevándolo de la mano como si fuera un barco sin capitán ni anclas ni tripulación. Solo él, solo él, solo él en la habitación.
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In the Winter's Trail - one shots lams
De TodoEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...