Capítulo 8

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~Hanna~

Pánico.

Eso es lo que siento cuando empiezo a despertar y lo primero que capto es el brazo que rodea mi cintura de manera posesiva, asfixiante.

Me encuentro estática, sin poder creer que me encuentro en una situación como esta, y justamente con mi captor.

Respiro agitadamente mientras pienso en como desprenderme de su agarre sin que se de cuenta, no quiero que note que fui tan descuidada como para dejar que me abrazara durante la noche.

Muerdo mi labio antes de removerme suavemente intentando salir de su agarre pero pronto me doy cuenta de que es inútil dado que apenas me moví un poco y el me apretó más fuerte.

Ok, intente hacer eso por las buenas pero no me dejo.

Me preparo mentalmente, aclaro mi garganta suavemente y cuento silenciosamente hasta tres.

— ¡AHHHHHHHHH! — grito con todas las fuerzas que consigo reunir causando que se sobresalte de inmediato y se levante viéndome con demasiada preocupación.

Me examina con la mirada en busca de algún daño mientras yo me incorporo y me levanto también de la cama para enfrentarlo con los brazos cruzados.

— ¿Que parte de no-me-toques, no entendió? — siseo furiosa.

Siento mis mejillas arder intensamente y solo quiero ir a encerrarme al baño pero antes de hacerlo debo reclamarle su falta de respeto.

— Enrealidad si lo entendí — argumenta con tranquilidad al darse cuenta de que no estoy herida. Es un descarado, ¿Como se atreve? Su voz se escucha ronca, y ese detalle me acelera el corazón de una manera que no voy a admitir.

— ¿Y entonces por que lo hizo? — pregunto tratando de mantener la calma pese a que siento que me muero de rabia por todas las emociones que provoca en mi, claro que todas son negativas.

— De hecho, fuiste tu quien se pego a mi cuerpo y me abrazo.

Me quedo paralizada, eso no puede ser cierto, yo ni muerta me atrevería a tocarlo y me molesta que esté inventando cosas de mi.

— Claro, ¿Y que más hice? — me burlo con furia.

Es extraño porque estoy riendo, pero de ira. Jamás me había sentido así y odio que sea él quien consiga desordenar mi mente de esta manera.

— No voy a discutir contigo algo que claramente no voy a ganar pese a que ambos sabemos que tengo razón. Me retiraré a mi habitación y te espero dentro de una hora en el comedor para desayunar.

— No iré — lo desafío. Estaba dispuesta a empezar a fingir agrado hacia él pero me molesta que no respete mis límites.

Se encoge de hombros.

— Muy bien, en ese caso yo vendré por ti.

Se retira dejándome con la palabra en la boca y no puedo evitar patalear con molestia ante su actitud.

Es un imbecil, eso lo tengo claro pero parece que se esfuerza por demostrarlo.

Me encaminó al baño mientras pienso en lo que haré, podría quedarme aquí solo por fastidiarlo pero eso solo retrasaría mis planes. Mientras más rápido me gane su confianza será mejor, me repito eso hasta que logro tranquilizarme y decido empezar hoy mismo con mi cambio de actitud.

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