Betty Cooper es una joven universitaria con padres estrictos y una vida supuestamente perfecta y Jughead Jones es el chico callado y solitario que se enfrentará a muchas cosas sólo por ella. Pero... ¿Podrá su amor triunfar cuando todo está en su con...
Jughead se acercó a su oído. —Será una noche larga. Te voy a hacer el amor tantas veces que nunca vas a olvidar una noche como ésta—
Betty sonrió y mordió con cuidado el cuello de su novio. —Eso me gusta...
Jughead empezó a acariciar el cuerpo de su novia mientras la besaba en los labios para luego besar su cuello y chuparlo. El procedió a retirar el mini sostén de su novia para dejar totalmente libres sus pechos y chuparlos y besarlos a su antojo.
Ella seguía haciendo movimientos encima de su novio para excitarlo más de lo que él estaba y ella sentía como el iba poniéndose cada vez más duro contra ella, mientras que ella ya empezaba a mojarse aunque su novio aún no le había hecho nada.
Ella quería llevar esto a otro nivel, por lo que se separó para desabrochar el pantalón de su novio, quitarle la ropa interior y dejar únicamente esa firme y gruesa erección libre.
Jughead tomó un paquete de condones, sacó uno, le quitó la envoltura y se lo colocó para entonces mirar a su novia con deseo.
Ella lo miró a él de la misma manera, se bajó las pequeñas y finas bragas, fue hacia su novio y se sentó encima de el, sobre su miembro, haciendo que él la penetrara por completo.
Ella gimió, tirando su cabeza hacia atrás, sujetándose del cabello de su novio y él gimió con ella, cerrando los ojos con fuerza y tomándola de las caderas para guiar sus movimientos.
Ella empezó a moverse y a saltar sensualmente encima de el, haciendo que el la penetrara una y otra vez, ambos perdiéndose en el placer. Él soltaba largos y profundos suspiros, cerrando los ojos con fuerza y apretándola de las caderas mientras ella seguía saltando y saltando sobre su miembro, gimiendo hasta perderse en el muy esperado orgasmo y haciendo venir a su novio.
Al terminar, se miraron a los ojos, con las respiraciones fuera de control y soltaron una risa.
—Eres increíble amor— Confesó él, mirándola y acariciando su cintura, ambos aún en la misma posición.
Betty sonrió. —Te amo—
—Espero que aún te queden energías— Dijo Jughead, bajando a su novia de sus piernas y poniéndose de pie. —Porque la noche apenas está empezando—
Betty sonrió con maldad, mordiéndose el labio y su novio se deshizo del condón que usó para acercarse a ella y besarla de manera descarada y caliente.
—Te quiero en cuatro...— Murmuró, empezando a besar su cuello.
Betty asintió, jadeando del placer y adoptó la posición que quiso su novio. Él tomó otro condón y se lo puso en la nueva erección que se formó casi de inmediato, se colocó detrás de su novia, la tomó del cabello, tiró suavemente de él y entró en ella de golpe, llenándola sin más.
Ella gimió fuerte y dejó salir un par de lágrimas de tanto placer. Entonces él empezó a penetrarla con tanta violencia que puso la cama a temblar, la puso a ella a gritar y llorar del placer mientras él seguía dándole como un desquiciado.
A ese paso la hizo venir de inmediato y poco después llegó él, terminando la segunda ronda de la noche.
Tras terminar, se tumbaron en la cama con sus respiraciones totalmente fuera de control, se miraron a los ojos, rieron y se besaron con calma.
—Fue increíble— Admitió Betty, abrazándose a él.
Jughead la rodeó con sus brazos y la pegó más a él, besando su mejilla. —Quisiera estar todo el día contigo y amanecer a tu lado más seguido—
—Algun día Juggie— Contestó Betty, abrazándolo y acomodándose en sus brazos. —Algun día—
Al día siguiente, Betty y Jughead despertaron uno encima del otro, abrazados y aún completamente desnudos.
Jughead miró a su novia, la cuál ya estaba despierta y sonrió, acariciando su mejilla. —Hola nena. ¿Dormiste bien?—
—Nunca había dormido mejor— Confesó. —Pero me duele todo el cuerpo—
—Bebé lo siento— Se disculpó, acariciando su cabello. —Fui algo brusco. ¿Cómo cuántas veces lo hicimos anoche?—
Betty lo pensó. —Mmmm... ¿Ocho?— Preguntó.
—No llevé la cuenta— Admitió Jughead con diversión. —Vamos, en un rato debo llevarte a tu casa—
—¿Nos bañamos juntos?— Propuso la rubia.
En un rato, ambos estaban bajo la ducha, siendo mojados por el agua mientras se besaban frenéticamente.
Jughead la pegó contra la pared mientras la besaba y cuando Betty sintió cómo se levantaba esa erección, le dió a su novio un pequeño empujón, dejándolo confundido.
—Amor... ¿Qué ocurre?— Le preguntó Jughead. —Bebé si no quieres hacerlo te juro que lo voy a comprender—
—No es eso, me muero por hacerlo contigo aquí pero... Mejor busca un condón— Pidió.
—Bebé... Puedo terminar afuera— Sugirió.
—Pero Jug... ¿No es eso muy peligroso?— Preguntó, con miedo.
—Ya lo hicimos así una vez y no pasó nada— Le recordó. —¿No confías en mí?—
—Claro que confío en tí— Aseguró Betty. —Bueno... Lo haremos así pero... Pero solo ésta vez—
Jughead sonrió y la volvió a besar salvajemente y con ganas mientras acariciaba todo su cuerpo. Él estaba loco por ella, sin duda.
El la pegó contra la pared, la tomó de la cintura y ella enredó sus piernas alrededor de su novio cuando él entró en ella al desnudo, sin nada.
El empezó a penetrarla contra la pared mientras ella gemía y gemía fuerte junto al sonido del agua cayendo sobre sus cuerpos y cuando ella tembló en el orgasmo, Jughead salió de inmediato de ella, antes de correrse dentro.
Aún así, ambos estaban tan cerca que ella de todos modos resultó empapada de ese fluido, justo en el abdomen.
—Estuvo cerca... No volvamos a hacer eso, es peligroso, de verdad te lo digo— Suplicó Betty, agitada aún.
Jughead asintió y se acercó para besarla de nuevo, pero con calma.
Después de ese pequeño susto en medio de la pasión, terminaron de ducharse, se vistieron y salieron del hotel. Fueron a comer algo al restaurante más cercano y siendo casi las doce del día, Jughead llevó a su novia a casa sin ser visto.
Sí... Fue una noche loca para celebrar el primer año de novios.
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