Capítulo 9: ¡No dejes caer el recipiente!

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Cuando Sesshomaru despertó, Inuyasha no estaba en su cama. Sin embargo, podía oler que no estaba muy lejos, frunciendo el ceño cuando escuchó arcadas. Abrió los ojos y se sentó. Miró hacia donde olía a Inuyasha y lo vio sobre un balde. Dai estaba a su lado, sosteniendo su cabello con una expresión tranquila. Ella lo miró cuando notó que la estaban observando, sus labios se fruncieron en un ceño preocupado. Él negó con la cabeza, sabiendo qué estaba mal solo por el olor.


Inuyasha estaba embarazada.

Inuyasha se sentó en una mesa larga, recordando cómo él y Sesshomaru destruyeron la otra. Se había enojado entonces, pero ahora le pareció divertido. Miró la comida que tenía frente a él y suspiró suavemente. Quería fresas, pero no había.

Sesshomaru levantó la mirada cuando se dio cuenta de que Inuyasha no estaba comiendo.

-¿No tienes hambre? -preguntó, mientras Inuyasha lo miraba. Parecía cansado, tenía bolsas bajo los ojos. Inuyasha suspiró y apartó su plato.

-Quiero fresas -se quejó, mientras la criada que había estado esperando a que terminaran de comer regresaba a la cocina. Inuyasha levantó la vista cuando olió lo que tanto ansiaba. La criada había regresado con un bol de fresas frescas, sin tallos. Ella tomó su plato de comida y lo reemplazó con las fresas. Hizo una reverencia e Inuyasha le dio las gracias.

-Dime a mí o a Dai si quieres un poco más -le dijo ella, Inuyasha asintió con una pequeña sonrisa. Se los comió de un tirón, deteniéndose cuando se comió la mitad. Tomó sus palillos, cortó las fresas antes de agregar el arroz. Fue un buen arroz con leche, Inuyasha gimió cuando dio el primer bocado. Sesshomaru sonrió, recostándose y mirándolo mientras masticaba un trozo de tocino.

-¡Esto es tan bueno! -gimió Inuyasha, comiéndolo lentamente para poder saborearlo. Era el hombre más feliz del mundo, cerrando los ojos mientras saboreaba la deliciosa comida. Abrió los ojos cuando escuchó a Sesshomaru ponerse de pie, con el plato limpio. Inuyasha le ofreció un poco, Sesshomaru negó con la cabeza. Inuyasha se puso de pie y caminó hacia él. Trajo su cuenco, presionándolo contra su pecho.

-Pruébalo -ordenó, y Sesshomaru sonrió. Sacudió la cabeza e Inuyasha puso los ojos en blanco.

-No me estabas diciendo que no cuando comiste fresas de mí, pruébalo. -La criada se rió, Sesshomaru también se divirtió. Abrió la boca cuando Inuyasha se lo dijo, Inuyasha le dio un poco. Sesshomaru masticó, Inuyasha esperó pacientemente. Quería que a él también le gustara, Sesshomaru finalmente tragó.

-Entonces, ¿te gusta? -preguntó mientras Sesshomaru fruncía los labios.

-Sabía horrible. Tú sabes mejor -la criada se alejó corriendo cuando Sesshomaru besó a Inuyasha, olvidando por el momento el cuenco de arroz con fresas. Sesshomaru lo llevó a la mesa, Inuyasha se sentó en ella. Dejó el cuenco en la mesa, envolviéndole los brazos alrededor del cuello. Lo acercó más, abriendo sus piernas. Sesshomaru se colocó entre ellos, apartando el cuenco. Sabía a mierda, pero la boca de Inuyasha sabía bien. Empujó todo a un lado, algunos cuencos se estrellaron contra el suelo y la comida se derramó.

-Sessh -gimió Inuyasha cuando se quitó la faja, mirando hacia abajo cuando sintió algo duro y caliente contra su muslo. Sesshomaru no llevaba fundoshi, su hakama estaba acampanado. Inuyasha bajó una mano, frotando su erección a través de su hakama. Sesshomaru gimió contra su cuello, lamiendo su cuello con un suave gruñido. Empujó sus caderas contra su mano, Inuyasha jadeó cuando palmeó su ingle. Desabrochó la faja de Sesshomaru y bajó su hakama, agarrando su miembro. Sus dedos hormiguearon con electricidad cuando tocó su piel, Sesshomaru abrió su hakama con un gruñido. Inuyasha jadeó, acariciándolo más rápido.

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