Capítulo 34: La Fuerza del Equipo y el Amor de un Padre
Era una mañana despejada, el sol brillaba sobre el campo de entrenamiento donde el equipo estaba reunido. Kakashi observaba a sus alumnos, ahora adultos, con un orgullo silencioso. Frente a él, Sasuke, Naruto, Sakura, Sai y su pequeño hijo Menma estaban entrenando juntos. El sonido de los golpes resonaba en el aire, mezclándose con las palabras de ánimo y estrategias que iban intercambiando.
El pequeño Boruto, de apenas unos meses, estaba en los brazos de Kakashi, observando todo con sus grandes ojos curiosos, mientras su padre y su hermano mayor entrenaban con intensidad. El bebé estaba tranquilo al principio, pero pronto comenzó a moverse inquieto, algo en su interior lo incomodaba.
Sasuke lanzaba una ráfaga de golpes rápidos y precisos, su concentración total en el entrenamiento. Su mirada fría y calculadora se centraba en los movimientos de sus compañeros, evaluando cada detalle. Mientras tanto, Naruto, con su energía inagotable, sonreía ampliamente mientras bloqueaba los ataques de Menma, que lo miraba con desafío en sus ojos jóvenes.
—¡Vamos, Menma! —exclamó Naruto, su tono entusiasta—. Tienes que moverte más rápido si quieres superarme.
—¡Lo intentaré, papá! Pero no me subestimes —respondió Menma con una sonrisa desafiante, lanzándose hacia Naruto con un puñetazo.
Sakura, que estaba observando desde un lado, sonrió con ternura mientras se preparaba para unirse al entrenamiento.
—Menma está mejorando mucho, Naruto. Debes estar orgulloso de él —comentó Sakura, con su tono amable.
—¡Claro que lo estoy! —respondió Naruto, evadiendo otro golpe de su hijo—. ¡Es todo un guerrero!
Sai, que también estaba observando, intervino con su característico tono sarcástico, mientras dibujaba un tigre en su pergamino.
—No te agrandes tanto, Naruto. Menma solo te está dejando ganar para no herir tu orgullo —dijo Sai, con una sonrisa ligera.
—¡Eso no es cierto! —protestó Menma, mientras intentaba golpear nuevamente a su padre.
Kakashi, mientras tanto, observaba la escena con calma, manteniendo a Boruto en sus brazos. El pequeño bebé había estado tranquilo al principio, pero de pronto empezó a llorar, moviéndose inquieto y estirando sus brazos hacia Sasuke.
—Parece que Boruto quiere estar con su papá —dijo Kakashi en voz baja, mientras intentaba calmar al bebé con suaves caricias—. Vamos, Boruto, cálmate... tu papá está ocupado.
Sin embargo, los intentos de Kakashi por calmar al pequeño Boruto no funcionaban. El llanto del bebé aumentaba, cada vez más fuerte, atrayendo la atención de los demás.
—Parece que alguien no está disfrutando del entrenamiento —comentó Sai, sin dejar de dibujar.
Kakashi, dándose cuenta de que no lograría calmar a Boruto, decidió caminar hacia Sasuke. El llanto del bebé se hacía cada vez más insistente, y Boruto seguía estirando sus brazos, claramente queriendo estar con su padre.
—Sasuke —llamó Kakashi, acercándose—. Creo que Boruto te necesita.
Sasuke, que hasta ese momento había estado completamente concentrado en el entrenamiento, se detuvo al escuchar las palabras de Kakashi. Su mirada se desvió hacia su hijo, y su expresión fría y seria se suavizó al instante. Sin decir nada, caminó hacia Kakashi y tomó a Boruto en sus brazos. El bebé dejó de llorar casi de inmediato, aferrándose al pecho de su padre con sus manitas pequeñas.
—Gracias, Kakashi —murmuró Sasuke, con una voz mucho más suave de lo habitual.
Sasuke se apartó del grupo y se sentó sobre una roca cercana, acomodando a Boruto en su regazo. El pequeño seguía inquieto, moviéndose, así que Sasuke, como gesto de consuelo, comenzó a desabotonar su camisa para amamantar a su hijo.
—Tranquilo, Boruto —susurró Sasuke mientras acercaba a su hijo a su pecho—. Papá está aquí.
Boruto, aún sollozando un poco, se aferró al pecho de Sasuke y comenzó a succionar, calmándose al instante. Sasuke lo observaba con una expresión serena, su atención completamente enfocada en su hijo. Mientras lo amamantaba, el ambiente a su alrededor parecía desvanecerse. El guerrero frío y distante que todos conocían se convertía, en ese instante, en un padre tierno y protector.
Desde la distancia, Naruto observaba la escena con una sonrisa.
—Sasuke siempre sabe cómo calmar a Boruto —dijo Naruto, cruzando los brazos—. Es increíble verlo así.
Sakura asintió, sonriendo mientras observaba también.
—Es hermoso cómo Sasuke se conecta con sus hijos. Incluso en medio de todo, siempre encuentra tiempo para ellos —comentó Sakura, con su tono cálido.
Sai, por su parte, soltó un pequeño suspiro, algo más introspectivo que de costumbre.
—Nunca pensé que Sasuke sería tan... paternal. Me sorprende cada vez que lo veo —admitió Sai, sin su habitual tono sarcástico.
Naruto rió ligeramente.
—¡Bueno, eso es lo que pasa cuando te conviertes en padre! Te cambia de maneras que nunca imaginaste.
Menma, que hasta ese momento había estado concentrado en el entrenamiento, se detuvo y miró hacia su hermano menor en brazos de Sasuke.
—Oye, papá... ¿te gustaría que fuera a ver a Boruto? Tal vez también quiera jugar conmigo —dijo Menma, con un tono más suave que su habitual desafío.
Naruto se rió y le dio una palmada en la cabeza.
—Primero, termina de vencerme en el entrenamiento. Después, puedes ayudar a tu hermano.
Mientras tanto, Kakashi observaba a todos con una mezcla de orgullo y nostalgia. Ver a su antiguo equipo, ahora con hijos, le recordaba cuánto habían crecido desde sus primeros días juntos.
—Es asombroso cómo ha cambiado todo... —murmuró Kakashi, para sí mismo—. Han pasado de ser mis alumnos a ser grandes padres y shinobis.
Sakura, que había escuchado a Kakashi, sonrió mientras se estiraba los brazos.
—Eso es gracias a ti, Kakashi-sensei. Nos diste las bases para todo lo que somos hoy.
Kakashi sonrió detrás de su máscara, y asintió con la cabeza.
—Tal vez, pero ustedes han recorrido ese camino por su cuenta. Y ahora, están enseñando a la próxima generación —dijo Kakashi, mirando a Menma y Boruto.
El entrenamiento continuó, pero el ambiente se había vuelto más relajado, más familiar. Mientras Sasuke seguía amamantando a Boruto en silencio, los demás intercambiaban bromas y comentarios, disfrutando del tiempo juntos. Aunque eran shinobis poderosos, en ese momento, eran simplemente una familia.
Cuando Boruto finalmente terminó de alimentarse, Sasuke lo acomodó contra su pecho, acariciando suavemente su cabeza.
—Ya está, pequeño. Todo está bien ahora —murmuró Sasuke, besando la frente de su hijo antes de levantarse.
Al volver con los demás, Naruto se acercó a ellos y pasó un brazo alrededor de Sasuke.
—Parece que Boruto ya está mucho más contento —dijo Naruto con una sonrisa.
Sasuke lo miró, sin decir mucho, pero la leve sonrisa en su rostro fue suficiente respuesta.
—Gracias por cuidarlo, Kakashi-sensei —dijo Sasuke, mirando a su antiguo maestro.
Kakashi hizo un gesto con la mano, restándole importancia.
—No hay de qué preocuparse, Sasuke. Es un placer ver cómo se han convertido en una familia tan fuerte.
Sasuke, Naruto, Sakura, Sai y Menma intercambiaron miradas. A pesar de todas las dificultades y responsabilidades que enfrentaban como shinobis, sabían que siempre tendrían el apoyo del otro. Y en ese momento, en medio del campo de entrenamiento, eran más que un equipo: eran una familia unida por el respeto, la confianza y el amor.
El día continuó, pero el lazo entre ellos solo se fortalecía, con Boruto y Menma siendo testigos de la fuerza y el amor que unía a sus padres y compañeros.
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Un Destino Inesperado.
De TodoEsto trata básicamente del SasuNaru y toda la paranoia. Espero disfruten.