Prólogo

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Mis días transcurrían entre libros antiguos, teorías sobre imperios caídos y largas horas en bibliotecas comprendiendo las historias que definieron civilizaciones. Pero lo que realmente me fascinaba no eran las batallas o las fechas políticas, sino el arte. Las historias escondidas en las pinceladas de un cuadro renacentista, los significados ocultos en las esculturas y frescos. Me pasaba horas en los museos, sintiendo cómo mi piel se erizaba al ver obras que hablaban más que cualquier libro. Fue entonces cuando supe que, aunque amaba la historia, mi corazón estaba en el arte.

El arte. Siempre me ha fascinado la manera en que una simple pincelada puede transmitir una emoción o capturar un instante de belleza eterna. Cada vez que contemplaba una obra maestra, sentía que el arte hablaba un lenguaje propio, uno que yo entendía sin necesidad de palabras. De alguna manera, las historias que los cuadros contaban parecían tan importantes como las de los libros de historia, pero más vivas, más vibrantes.

Fue en uno de esos momentos, frente a una pintura renacentista, cuando alguien me dijo algo que jamás imaginé escuchar: "¿Alguna vez has pensado en ser modelo?". Me reí. Yo, modelo. La idea sonaba absurda. Siempre me había visto a mí misma como la chica que se escondía tras las páginas de un libro, no como alguien a quien las miradas pudieran buscar. Pero con el tiempo, la idea fue creciendo en mí, como una semilla plantada en silencio.

Mi cercanía con la moda, la historia y la pintura me hicieron darme cuenta de que todo a nuestro alrededor es único, y dependiendo de tu punto de vista, es arte. Las formas de los vestidos, las pinceladas en un lienzo blanco, las letras en un diario antiguo o incluso la fotografía de una simple flor. El arte es aquello que nunca muere, el arte es aquello que te hace sentir viva, aquello que cuando lo ves te transporta a un universo completamente lejano de tu realidad y te hace sentir en paz en tu soledad.

En medio de esa confusión de identidad, apareció él. Ollie. Piloto de Fórmula 1, siempre al borde de la velocidad y el peligro, viviendo la vida de una forma que yo nunca podría haber imaginado. Nuestro encuentro fue casi una colisión de mundos opuestos. Él, siempre en movimiento, y yo, inmersa en los ecos del pasado.

Ahí fue cuando comencé a sentir algo que solamente había leído, ¿amor? Así lo hacían llamar a ese sentimiento que aflora en tu interior cuando ves a esa persona. La sensación de tener miles de mariposas revoloteando a tu alrededor.

Lo que no sabía entonces era que, a partir de ese instante, mi vida estaba a punto de cambiar para siempre.

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Jenn 🩷

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Pinceladas de velocidad || Ollie BearmanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora