𝐂𝐎𝐍𝐎𝐂𝐈𝐄𝐍𝐃𝐎

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Su corazón latía muy fuerte, sus ojos habían estado llorando no hace muchos minutos. Sus manos ardían por el agua que había caído en ellas.

Su cabello desordenado y mal cortado. Su cabello largo de color castaño se había ido.

Sus ojos mirando hacia el techo, mientras su cuerpo de igual manera estaba boca arriba. Se veía serena y calmada.

Sus manos tenían ampollas y estaban vendadas. Pero aún así las entrelazaba mientras dormía. Solía tener muchos problemas de sueño Y tal vez el concentrarse en otra cosa le ayudaría.

Por un momento sintió algo húmedo caer por su mejilla, la tomó con su mano y se dio cuenta que había salido de su ojo.

¿Estába llorando?

Se sintió extraña.

No por el hecho de no sentir nada, si no por no saber el por qué de sus lágrimas.
Trato de parar sus lágrimas pero no podía.

Su desesperación creció y pudo sentir un calor salir de sus ojos, casi lo mismo que una lágrima. Pero en pequeñas gotas de fuego que empezaban a caer en su cama, quemando las sabanas.

Respiro hondo hundiendo de aire sus pulmones para después caer de espaldas en la cama otra vez, viendo en con sus ojos un techo de color blanco que le enfermaba.

En su mente volvía a repetirse la imagen de sus padres siendo arrojados al suelo, al frente donde ella se escondía de los héroes.

Podía volver a sentir ese nudo en la garganta formarse cada vez más fuerte, el dolor de su cabeza volvía y se hacía cada vez más doloroso de aguantar. Sus manos se empezaban a apretarse cada vez más duro, sin importarle que sangrara o que sus quemaduras tengan que empeorar.

Quería parar, parar de sentirlo. Sentir ese dolor en el pecho que no sabía de donde venía o el por qué.

No podía gritar, ni siquiera hablar. Los tensos músculos de su cuello casi no le dejaban respirar correctamente.

Odiaba no saber por qué lloraba, aunque la verdad.

Si sabía. Sabía el porque de sus lágrimas el porque de su situación. Simplemente no lo quería aceptar.

No quería aceptar su amor, el amor que le tenía a sus padres ya fallecidos. Tenía que olvidarse de ellos.

- Duermete... Duermete. - Repitió como una grabadora rota. Jalando algunos cabellos de su cabeza, que después crecerían.

De repente cayó tumbada en la cama, dormida.

Sus ojos seguían lagrimeando mientras dormía.

La soledad es un estado de aislamiento por el que todas las personas han pasado alguna vez en su vida, se presenta en formas muy variadas y su origen está dado por diferentes causas como la elección propia o por perdida de seres queridos.

Extrañaba a sus padres.

Eran las únicas personas a las que había conocido desde su nacimiento, era hija única. Siempre tuvo todo para ella aún que no fuera mucho, ya que la mayoría era robada o simplemente era de la calle.

Extrañaba dormir con su madre mientras se acurrucaba entre sus brazos, dormida en una cama sucia de polvo y deplorable. Mientras que su padre trabajaba de noche.

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 𝖩𝖴𝖭𝖳𝖮𝖲 / 𝖪𝖾𝗂𝗀𝗈 𝗍𝖺𝗄𝖺𝗆𝗂. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora