A medida que Adriana se preparaba para asumir su papel como futura reina, comenzó a asistir a reuniones con su abuela y su madre, aprendiendo sobre las responsabilidades que conllevaba el trono. Un día, mientras revisaban documentos importantes, Nila se detuvo y miró a Adriana con seriedad.
"Adriana, hay algo de lo que debemos hablar. A medida que te acerques a tu coronación, será crucial que entiendas los retos que enfrentarás", comenzó Nila.
"¿A qué te refieres, abuela?", preguntó Adriana, su curiosidad despertada.
"La política en la corte es complicada. Siempre habrá quienes deseen socavar tu autoridad, y deberás estar preparada para defender tu posición", explicó Nila, su voz grave.
"Pero, ¿por qué quieren hacerme daño? Solo quiero ayudar", respondió Adriana, confundida.
"Porque en el poder, hay quienes ven oportunidades para aprovecharse. Tu belleza y juventud pueden ser vistas como amenazas, y tendrás que demostrar que eres más que solo una cara bonita", continuó Nila.
"Entiendo. Haré todo lo posible para ganarme el respeto del pueblo", dijo Adriana, su determinación floreciendo.
Más tarde esa noche, Jemmy encontró a su hija reflexionando en su habitación. "¿Qué te preocupa, Adriana?", preguntó, notando la seriedad en su rostro.
"Solo pienso en lo que me dijo la abuela. No quiero decepcionar a nadie, y siento que el peso del mundo está sobre mis hombros", admitió Adriana, mirando por la ventana hacia las estrellas.
"Adriana, recuerda que no estás sola. Todos nosotros estamos aquí para apoyarte. No se trata de ser perfecta, sino de ser auténtica", le dijo Jemmy, sentándose junto a ella.
"Pero, ¿y si fallo? ¿Y si no soy suficiente?", cuestionó Adriana, sus ojos llenos de temor.
"Lo que importa es que sigas adelante y que tomes decisiones desde el corazón. Esa es la verdadera esencia de ser una reina. Aprenderás de tus errores, y eso te hará más fuerte", le aseguró Jemmy, abrazándola.
"Gracias, madre. Necesito recordarlo", respondió Adriana, sintiéndose un poco más aliviada.
A medida que los días se convertían en semanas, la tensión en la corte aumentaba. Jorge, a pesar de su promesa de apoyo, se encontraba a menudo en desacuerdo con las decisiones de Nila sobre cómo preparar a Adriana para el trono. En una reunión familiar, Jorge expresó su frustración.
"No puedo seguir viendo cómo la preparan para un mundo que no entiende. La están empujando hacia una dirección que podría ponerla en peligro. Ella necesita tiempo, no presión", dijo Jorge, su voz llena de preocupación.
"Jorge, la vida en la corte es un desafío. Adriana debe aprender a ser fuerte y a defenderse. Esto no es solo un juego de niños", replicó Nila, tratando de mantener la calma.
"¿Y si se quiebra bajo la presión? ¿Y si no puede manejarlo? No puedo permitir que la expongan a esa brutalidad", insistió Jorge, su rostro mostrando la angustia que sentía por su sobrina.
"Estamos aquí para guiarla, no para destruirla. Adriana tiene todo lo necesario para ser una gran reina. Pero necesita tu apoyo, no tus dudas", intervino Jemmy, sintiéndose cada vez más frustrada por la oposición de su hermano.
"Lo sé, pero esto es más complicado de lo que piensan. Esta no es solo una coronación; es una lucha por el futuro de nuestra familia y nuestro pueblo", dijo Jorge, mirando a su madre con ansiedad.
"Lo entiendo, pero si no trabajamos juntos, corremos el riesgo de dividirnos aún más. Adriana necesita unidad, y eso comienza con nosotros", sugirió Jemmy, su voz llena de esperanza.
"Entonces, ¿qué propones?", preguntó Jorge, su tono un poco más conciliador.
"Propongo que todos hagamos un esfuerzo consciente para estar en la misma página. Hablemos abiertamente de nuestras preocupaciones y apoyemos a Adriana en este viaje. Es lo que ella merece", respondió Jemmy, sintiéndose más segura de sí misma.
La tensión en el aire se sintió más ligera mientras los tres se miraban, intentando encontrar un camino hacia la unidad.
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El Amor de una Princesa: Entre el Deber y el Corazón
RomanceAdriana, la heredera al trono, se debate entre su deber real y un amor por Noah, un príncipe de Canadá. ¿Podrá encontrar la felicidad sin renunciar a su corona?