La luz del amanecer se filtró a través de las ventanas del palacio, iluminando la habitación de Adriana. Ella despertó lentamente, sintiéndose más ligera que en días anteriores. Aunque el recuerdo de la noche anterior aún latía en su mente, había una nueva determinación en su corazón. Sin embargo, la realidad pronto se impuso cuando recordó el castigo de su abuela y la estricta vigilancia bajo la que había estado viviendo.
Mientras tanto, en los pasillos del palacio, la reina Nila I reflexionaba sobre los recientes acontecimientos. Había sido testigo del sufrimiento de su nieta, y a pesar de su dureza, no podía evitar sentir una punzada de dolor al ver a Adriana tan perdida y confundida. Después de tantas reprimendas y castigos, la reina comprendió que el verdadero amor no podía ser impuesto.
Reina Nila I: "Quizás he sido demasiado severa", murmuró para sí misma, pensativa. "Ella es joven. Necesita libertad, no cadenas. Y Noah... tal vez él también merezca una oportunidad."
En ese momento, la puerta se abrió y su hijo, Jorge IV, entró con una expresión de preocupación.
Jorge IV: "Madre, he estado hablando con Jemmy sobre Adriana. Debemos hacer algo para ayudarla. Esta situación no puede continuar así. Ella necesita amor y libertad para encontrar su propio camino."
La reina lo miró con un nuevo sentido de comprensión.
Reina Nila I: "¿Y qué propones, Jorge?"
Jorge IV: "Si el príncipe Noah está dispuesto a luchar por ella, deberíamos apoyarlo. Debemos crear un entorno donde Adriana pueda ver lo que realmente puede ser entre ellos. Un amor genuino, no uno impuesto por el deber."
La reina reflexionó. La idea de permitir que Noah luchara por el corazón de su nieta parecía, de alguna manera, un paso en la dirección correcta.
Esa misma mañana, la reina Nila, junto a Jemmy y Jorge, se reunió con Noah en una de las salas del palacio. La tensión en el aire era palpable, pero había un sentido de propósito en sus corazones.
Reina Nila I: "Noah, sabemos lo que sucedió entre tú y Adriana. También sabemos que eso no era amor. Pero hoy, aquí, te damos la oportunidad de luchar por ella de verdad. Ella necesita ver que hay algo más allá de sus miedos y responsabilidades."
Noah, que había estado esperando este momento, sintió un impulso de esperanza.
Noah: "Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario. Adriana merece la oportunidad de elegir, de decidir a quién ama. Pero no sé cómo hacerle ver que mis sentimientos son sinceros."
Jemmy: "Podemos ayudarte, Noah. Haremos planes para que puedas pasar más tiempo con ella. Debemos mostrarle que no solo eres un príncipe, sino un hombre que se preocupa por su bienestar."
Jorge IV: "Y también le recordaremos a Adriana que está bien ser libre, que el amor no tiene que ser un sacrificio. Es un regalo que debe recibir, no un deber que debe cumplir."
Los días siguientes se convirtieron en una mezcla de planificación y nerviosismo. Mientras Adriana seguía sintiéndose atrapada en la torre de su mente, Noah empezó a ejecutar su estrategia con la ayuda de la reina, Jemmy y Jorge.
El primer paso fue permitir que Adriana tuviera tiempo a solas con Noah. En una mañana soleada, Jorge decidió llevar a su sobrina a un paseo en el jardín, un lugar donde había menos vigilancia.
Jorge IV: "Adriana, ¿por qué no vamos a disfrutar del aire fresco? Necesitas un descanso de todo esto."
Adriana miró a su tío, sintiendo la calidez en su voz. Era un hombre que había renunciado a su título real por amor. Eso siempre había sido un ejemplo a seguir.
Adriana: "Está bien, tío. Me encantaría un poco de sol."
Mientras caminaban, Noah apareció como si estuviera destinado a encontrarlos. Cuando vio a Adriana, su corazón se aceleró.
Noah: "Adriana, me alegra verte aquí."
Adriana sintió una mezcla de emoción y nervios. Había una tensión palpable entre ellos, pero esta vez había algo más, un sentido de posibilidad.
Adriana: "Hola, Noah."
Noah tomó una respiración profunda, decidido a mostrarle su verdadero yo.
Noah: "Adriana, sé que las cosas no han sido fáciles entre nosotros, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. Quiero que tengas la oportunidad de conocerme, de conocer lo que soy realmente. No quiero que me veas solo como el príncipe."
Adriana se detuvo, mirándolo a los ojos. En su voz había sinceridad, un deseo genuino de compartir algo más profundo.
Adriana: "No sé si puedo... No estoy segura de lo que siento, Noah."
Noah: "Eso está bien. No estoy aquí para apresurarte. Solo quiero que podamos ser amigos primero, que podamos crear un vínculo real."
Mientras hablaban, la tensión en el aire se transformó lentamente en una conexión. La conversación fluyó naturalmente, compartiendo risas y recuerdos. A medida que pasaban los días, Noah continuó demostrando su compromiso, organizando pequeñas actividades en las que Adriana podía disfrutar sin sentir la presión de su título.
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El Amor de una Princesa: Entre el Deber y el Corazón
RomanceAdriana, la heredera al trono, se debate entre su deber real y un amor por Noah, un príncipe de Canadá. ¿Podrá encontrar la felicidad sin renunciar a su corona?