Capítulo veintinueve

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—¡Increíble! —Alex gritó al verme salir de mi edificio

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—¡Increíble! —Alex gritó al verme salir de mi edificio. El disfraz de esa noche era "Gatúbela". Cortesía de Serena, que me lo había prestado. Consistía de un pantalón negro de látex apretado a mis muslos y que, debía ser justa conmigo misma, me formaba un culo envidiable. Además, los tacones me hacían más alta y estilizada. Mi estómago quedó casi todo al descubierto gracias a que la parte de arriba solo era un brasier negro del mismo material. Dos cintas cruzaban desde el final del brasier hasta el principio del pantalón, marcando una "X" en mi estómago. Dos guantes llegaban casi hasta la mitad de mis brazos. Y obviamente, infaltable la máscara icónica que dejaba a la vista mis ojos y la mitad de mi rostro. Mi boca roja sobresalía. Mi cabello iba suelto, cayendo en ondas rebeldes.

—¿Estoy bien? —Inquirí, acercándome a él y su auto. Mi amigo había escogido ser Capitán América esa noche.

—¿Es una broma? ¡Estás más sexy que la misma Halle Berry!

—Gracias por el cumplido pero no te pases. Nadie es más sexy que esa mujer. —Lo acusé con mi dedo índice.– ¿No te parece que es demasiado para hoy?

—Sof, irá la juventud de toda la ciudad, no es una fiesta corporativa.

—Oye, a ti te queda lo del superhéroe. —Halagué. Hizo una pose heróica que me sacó una carcajada y me adentré a su vehículo.

Condujo tarareando las canciones que yo puse a través del Bluetooth. No pasamos por Julie porque ella tuvo que ir dos horas antes al lugar para asegurarse de que todo saliera bien.

Al cabo de treinta minutos, llegamos. Estacionó su auto en un estacionamiento a dos cuadras así que mientras caminamos hacia el club donde se iba a realizar la fiesta, pude observar a las personas que iban para el mismo lado, todos con sus disfraces. Comprobé que Alex tenía razón; mi vestimenta no era demasiado. Había visto algunas mujeres enseñando mucho más que yo. Desde la mujer maravilla a vampiresa. Desde jugadores de fútbol hasta hombres lobos. Esa noche, todos estaban interpretando a algún personaje.

Me pregunté cuándo aparecería un diablo. Aunque el único verdadero aquí era mi ex jefe.

La entrada al club estaba decorada con muñecos escalofriantes y, también con carteles que promocionaban la acción de Tecnolife. Anunciaban que con la compra de la entrada, se donaría el dinero. También había reporteros haciendo notas a quienes esperaban para ingresar. Afortunadamente, nosotros no tuvimos que hacer la fila. Alex mostró su credencial de empleado de Tecnolife y nos dejaron pasar.

El interior era un mundo de personas y apenas era la medianoche. Las luces iluminaban con tonos violáceos y anaranjados. Había barriles enormes con dulces de todos los sabores y colores, y las barras de tragos destacaban por los gorros de calabaza de los baristas que atendían. La música no llegaba a aturdir pero "Thriller" de Michael Jackson se hacía notar en los parlantes.

El diablo viste de trajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora