Narradora omnisciente
—la sujeto A18 está lista para las pruebas de psicología —la doctora Paige asintió ante el comunicado de su mano derecha
—le prometo, doctora Paige, que será la mejor.
...
La pequeña niña se encontraba en su habitación junto al pelirrojo y al pelinegro.
—sigo sin poder creer que ese baboso sea quien te haya traído aquí —el pecoso se encontraba acostado boca arriba con la cabeza colgando
—¿de que se quejan?, a mí me trajeron con puras mentiras diciendo que me darían mucho chocolate, y aquí estoy... con ustedes —el pelinegro cerró sus ojos y posó su mano en su frente fingiendo una escena dramática
—fingiré que no me ofendió tu comentario —dijo la niña —ademas, déjame iluminar tu fea mente —el pelinegro le sacó la lengua —el chocolate hace mal si lo comes en exceso —
—¿quien lo dice? —rechistó
—los envoltorios —respondió sin más
—¿tú lees los envoltorios? —asintió —si que eres rara —dijo para luego pararse en la cama con almohada en mano y lanzársela en la cara a la niña
—¡oye! —gritó parándose en su cama y tomando su almohada —tu eres el raro —se la lanzó de igual forma, dando inicio a una guerra de almohadas a la que el pecoso se unió enseguida.
Los tres reían a carcajadas mientras se lanzaban las almohadas, dejando escapar una que otra pluma en el aire.
Por un momento las paredes blancas de la habitación dejaron de existir para ellos. A su corta edad habían descubierto que nada en ese lugar podía ser tan malo si estaban los tres juntos.
Entre medio de todo ese caos de plumas y risas, un sonido extraño los hizo quedarse en silencio. Los tres se miraron asustados.
—vengan —susurró el pelinegro. Ambos niños corrieron hacía la cama del mayor, con sus almohadas en mano. Como si eso les sirviera como un arma.
Esperaban impacientes a que ese sonido se detuviera. Habían descubierto que el origen venía de debajo de una las camas, por lo que se quedaron mirando fijamente hacia allí.
—¿que crees que sea? —cuestionó el pecoso con voz temblorosa
—shh.. no lo sé, pero sea lo que sea no debe escucharnos —susurró el pelinegro
Después de unos segundos el sonido se detuvo. Poniendo más nerviosos a los infantes, pero no duró mucho cuando la rejilla de metal salió volando. Haciendo un estruendo en el cuarto.
—¿quien está ahí? —cuestionó la niña apuntando con su almohada a la rejilla
—shh.. —insistió el pelinegro.
Se bajó de la cama, parándose frente a los niños de forma protectora.
De repente, de aquel ducto escondido, se asomó un cuerpo pequeño. Era un niño, igual que ellos. Este los observó y después de escanearlos de pies a cabeza se volvió a agachar para hablarle al ducto.
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I'm going to find them [GallyxTnxMinho] correr o morir
FanfictionNo en todas las historias existen los finales felices, pero ¿qué pasa si en esta se alteran las cosas?...