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un mes después.
taehyung iría a la fiesta del barrio.
no más esconderse en casa.
los vecinos habían tenido la amabilidad de invitarlo a través de una nota en su buzón, a pesar de que se había mantenido apartado del mundo desde el juicio. había pasado un mes entero con personas dejando brownies en su puerta y revisando las cerraduras a cada momento. pero ahora...
miró el periódico. el titular seguía ahí. no era un sueño.
"secuestrador asesinado en prisión."
aunque no solo asesinado, sino brutalmente apuñalado y colgado de los tobillos en el patio de recreo.
su temor de que lee minu saltara de las sombras había sido irracional desde que lo encarcelaron. pero ahora, ese miedo era aún más infundado. su terapeuta le había instado a dar pequeños pasos para reinsertarse en la sociedad. una fiesta del barrio era un paso mucho más grande de lo que él esperaba. tal vez el supermercado habría sido una mejor opción. pero ese titular en el periódico parecía una señal.
de que ya era hora.
después de varias respiraciones profundas, taehyung levantó su teléfono y encendió todas las luces de la casa. las sombras desaparecieron, revelando el pasillo trasero que conducía a su dormitorio. su corazón latía salvajemente en su pecho, aunque la lógica le decía que no había nadie escondido a la vuelta de la esquina. nadie iba a saltar para arrastrarlo al sótano y atarlo.
se duchó, peinó y maquilló, por primera vez en un mes.
su vestido favorito, de color crema, colgaba suelto de su cuerpo, debido al peso que había perdido por la ansiedad que le impedía comer. añadió un cinturón y un suéter, abotonándolo hasta el cuello para sentirse más seguro.
no sabía cuánto tiempo había pasado con la mano en el pomo de la puerta delantera, respirando, contando hasta cien y hacia atrás, intentando reunir el valor necesario para salir. finalmente, lo hizo, armado con el claro conocimiento de que lee minu ya no era una amenaza. se había ido. no podía hacerle daño. era pleno día, podía escuchar a los vecinos afuera, oír la música sonando. estaba seguro.
abrió la puerta...
y lo vio de inmediato.
un hombre al que no reconocía, pero que debía ser uno de los vecinos.
había un grupo de hombres reunidos alrededor de la barbacoa, y él se mantenía ligeramente apartado de ellos, con una botella de cerveza sostenida relajadamente entre sus dedos.
era atractivo, pero de una manera intensa. como si tuviera que esforzarse por mantenerse quieto. su cabello oscuro contrastaba con su altura y complexión atlética: hombros anchos, musculoso, y un amplio pecho bien contenido bajo una simple camisa azul. sus ojos, fijos en él, se ensancharon ligeramente al verlo.
