Capítulo 3 - Hiei y Mukuro.

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Era una noche apacible en el mundo humano. La misión en el mundo espiritual había acabado y Victor estaba recostado en su dormitorio de la universidad Ushimari, pensando en la barquera del mundo espiritual que había conocido y en la promesa que Botan le había hecho de verse en la sala de música al día siguiente después de clases.

Mientras tanto, en el mundo del mal, Hiei se encontraba camino a encontrarse con Mukuro, la ex reina del mundo del mal. La luna llena iluminaba el paisaje oscuro y desolado, y el viento susurraba secretos en el oído de Hiei.Hiei llegó al cuarto de ella y se sentó en una silla frente a una mesa en dónde siempre se sentaba. Mukuro lo recibió con una sonrisa al verlo de nuevo.


—Hola Mukuro. Ya regresé.

—Hiei... ¿Cómo te fue en el mundo espiritual? ¿Tuviste una aventura interesante? —preguntó Mukuro.

—Algo así. Conocí a un músico muy interesante. Me imagino que lo escuchaste tocar desde aquí.

—Sí. Ví cuando las almas que atormentaban se fueron con el sonido de esa música. Fue muy divertido. ¿Qué instrumento musical era ese? —Mukuro se acercó a Hiei. su perfume lo envolvía.

—Creo que lo llaman Piano —dijo Hiei, bostezando cansado por el viaje.

—Me gusta como tocaba ese músico. Era relajante —agregó la mujer, acercándose más a Hiei.


—Tiene una habilidad especial que hace que su música se sienta agradable.


—¿Qué tal si lo invitamos a la boda para que toque para nosotros? —dijo Mukuro, sentándose en las piernas de Hiei y este le tomaba la cintura con su mano mientras ella jugaba con su boca en las mejillas del Yokai y le rodeaba el cuello con sus manos—. ¿Te gustaría? —preguntó Mukuro.

—Si tu quieres que toque en nuestra boda lo traeré aunque sea a la fuerza —Dijo Hiei decidido a todo para complacer a su hermosa amante.

—Jajaja —rió ella por la agresividad del Yokai—, Siempre tan agresivo. Te amo —dijo Mukuro mientras besaba a Hiei y este recibía con sus labios un beso apacible y suave.

—Desde que estoy contigo me has hecho sentir en Paz, Mukuro.

—Shhht, silencio. Déjame sentirte en mis labios —Mukuro besó a Hiei de nuevo para que no hablara mientras el yokai recibía los besos de su amada.

La habitación se llenó de silencio. Las velas se apagaron y las hiruiseki que portaban empezaron a brillar. Cerrando los ojos se besaban apasionadamente, perdidos en su propio mundo.En ese momento, nada más importaba... Nada más que su amor.

Horas después, alumbrados únicamente con la luz lunar que entraba por la ventana, Hiei y Mukuro despertaron. Sus ojos se entrelazaron en una mirada profunda.

—Quiero que estés conmigo para siempre —susurró Mukuro con voz llena de emoción mientras besaba a su hombre posando las manos en su pecho.

—Eso es lo que quiero —respondió Hiei, con voz firme y decidida.

Mukuro sonrió y se levantó de la cama caminando hacia una ventana que daba a un jardín.

—¿Sabes qué significaría nuestra boda para el mundo del mal? —preguntó Mukuro, volteando la mirada a Hiei.

—Significaría paz y estabilidad —respondió Hiei, acercándose a ella abrazandola por detrás.

—Sí, y también un nuevo comienzo para nosotros —agregó Mukuro, tomándole sus manos.

Mukuro se volteo y Hiei la miró directamente a sus ojos sintiendo una profunda conexión con ella.

—Estoy listo para enfrentar cualquier desafío con tal de estar contigo —dijo Hiei.

Mukuro sonrió.—Yo también estoy lista —dijo, besándolo suavemente contra la pared.

—Debemos empezar a planear nuestra boda —dijo, brillando sus ojos.

—Sí —respondió Hiei, tomándole la mano.En ese momento, la luna llena iluminó el jardín, y las sombras parecieron desvanecerse. La noche se llenó de promesas y esperanza.

En el mundo espiritual, Botan se desocupaba de sus tareas y pensó en lo que había pasado el día anterior con Victor.

¿Sería por su habilidad musical que no dejaba de pensar en él? ¿Acaso la himnotizó con su poder? Eran preguntas que Botan se hacía, pues nunca había tenido sentimientos hacia un humano. Después de todo era algo incorrecto, pero Botan no quiso decirle eso a Victor cuando se despidieron en la ciudad. Quizás había despertado sentimientos por él, pero no estaba segura el porqué de esta sensación.Botan no podía sacar a Victor de su mente. Se preguntaba si era posible que un humano y una barquera del mundo espiritual pudieran estar juntos.Botan se sentó en una habitación, mirando por la ventana hacia el río Sanzu. Sus pensamientos estaban llenos de Victor y su música.

—¿Por qué no puedo sacarlo de mi mente? —Dijo Botan pensativa por la situación.

Recordó la forma en que Victor tocaba el piano y cómo su música parecía hablar directamente a su alma.

—Es imposible —dijo Botan, suspirando—. Soy una barquera del mundo espiritual. Él es un humano.

Koenma que pasaba flotando por la habitación en su forma de bebé alcanzó a oír un poco.—Botan, ¿estás bien? —preguntó Koenma, acercándose a ella.

—Sí, estoy bien jajaja —respondió Botan, intentando sonreír.

—¿Estás pensando en ese músico humano, Victor verdad? —preguntó Koenma, con una sonrisa pícara.

Botan se sonrojó, pero no respondió.

¿Por qué no vas a verlo? —Dijo Koenma.

—Pero no sería correcto. Yo soy una barquera espiritual y él es un humano. No es correcto que yo...

—¡Ay Botan, no seas ridícula! Como si a estas alturas eso importara. Sí él te gusta ve con él y tengan una cita en vez de estarte lamentando aquí. Creeme, me lo agradecerás después.

—Gracias príncipe Koenma —Dijo Botan para después marcharse hacia el mundo humano para encontrarse de nuevo con Victor, sin saber que aventura le esperaba allá.

Continuará...

Botan Mi Flor EternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora