Accidentalmente Enamoré Al Villano || Yoonmin

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Jimin

Esa noche, tumbado en mi cama, los recuerdos de mi vida pasada regresaron con fuerza. Jungkook, el alfa tonto que había sido mi objetivo. No porque lo quisiera, siquiera lo veía como algo mas que una herramienta. Pero como todo en esta vida, nunca me podía salir algo bien , él estaba enamorado,  era poco decir que el estaba completamente enamorado de Taehyung. Y eso fue lo que cambió todo.

Recuerdo cómo los veía juntos, caminando por los pasillos, con esa conexión inquebrantable entre ellos. Me enfurecía. Me enfurecía que Taehyung, alguien a quien consideraba inferior, tuviera algo que yo no. ¿Por qué él? ¿Por qué Jungkook lo elegía a él, y no a mí?

Primero intente acercarme a Taehyung como un amigo  y con el tiempo poco a poco Intenté interponerme. Intenté manipular a Jungkook para que viera lo que yo podía ofrecerle y me eligiera a mi. 

Pero no importaba lo que hiciera, su corazón pertenecía a Taehyung. Era una derrota que nunca había experimentado antes, y dolió más de lo que hubiera querido admitir.

Luego por desesperarme intente deshacerme de Taehyung como fuera, no pensé que eso tendría graves consecuencias.

Realmente ni siquiera esperaba que Jungkook para intentar deshacerme de mi y no lo siguiera molestando en su "bella relación", haria un plan para convencer a mi padre para casarme con un asqueroso alfa viejo y rico.

No podía permitirme acabar otra vez de esa manera.

— Nunca más —susurré para mí mismo en la oscuridad. Esta vez sería diferente. Yoongi era mi nueva oportunidad y con él,  esta vez tendría la fuerza para romper los hilos que mi padre había tejido alrededor de mi vida.

(...)

Al día siguiente, el aula estaba vacía. Yoongi estaba sentado en una de las bancas, concentrado en su libro, como si el mundo exterior no existiera. Me acerqué a él con cuidado, cada paso calculado. Este era mi momento. Tenía que hacerle ver que estar a mi lado era una buena oportunidad.

— Yoongi —dije, haciendo que levantara la mirada—. Sé que puede parecer que esto no tiene ningún sentido, pero... tanto mi familia como la tuya tienen el suficiente poder para controlarnos.

Sus ojos oscuros me escudriñaron, como si estuviera buscando la verdad detrás de mis palabras.

— Quiero ser libre, Yoongi —dije finalmente, dejando que la verdad se asomara por primera vez—. No quiero seguir siendo la marioneta de mi padre. Y creo que tu posiblemente puedas entender eso mejor que nadie.

Yoongi no dijo nada, pero tampoco se levantó ni se fue. Había una batalla en su mirada, un conflicto interno que lo mantenía a la defensiva. Pero sabía que lo estaba alcanzando. Poco a poco, lo estaba atrapando en mi red.

— Juntos, podríamos ser imparables —continué, inclinándome hacia él—. Tú y yo... podríamos tomar el control de nuestras vidas. Nadie más nos manejaría.

Yoongi cerró el libro lentamente y me miró fijamente, su expresión indecisa. 

Sabía que había plantado la semilla de la duda, y ahora solo debía esperar.

(...)

La atmósfera en la preparatoria se sentía cargada, como si el mismo aire supiera que algo estaba a punto de estallar. Las clases se sucedían una tras otra, pero mi mente no podía concentrarse. Todo volvía a Yoongi. A lo que estaba en juego si no lograba seducirlo.

No quería volver a tener ese mal final.

Mi plan no era perfecto, lo sabía. Pero era mi única opción. Debía hacer que Yoongi se acercara a mí, pero no por las razones equivocadas. Esta vez, yo tenía que tener el control, no como con Jungkook.

Los recuerdos volvieron a golpearme.

Era la fiesta de fin de curso. Todos los estudiantes se habían congregado en el salón de baile de la preparatoria, sus sonrisas reflejadas en las luces brillantes. Yo también estaba allí, pero mi atención estaba puesta únicamente en Jungkook. Sabía que ese era mi momento. Había esperado semanas, perfeccionando mi plan. Todo lo que tenía que hacer era apartarlo de Taehyung, lograr que sus ojos, por una vez, se fijaran en mí.

Lo vi al otro lado del salón, hablando con Taehyung. Ese sentimiento me invadió de nuevo, la envidia profunda, esa que te consume desde el interior. Jungkook sonreía de una forma en que nunca me había sonreído a mí. Y esa simple realidad me destrozaba.

Pero a pesar de todo hice mi movimiento. Me acerqué a ellos con esa sonrisa calculada que tan bien conocía. Sabía convincente que podía llegar a ser. Pero cuando llegué a ellos, Jungkook no me vio. 

No de la manera que yo quería. 

Su mirada era distante, casi desinteresada. Y cuando nuestras miradas se cruzaron, note la diferencia devastadora que existía entre Taehyung Y yo

Taehyung lo tenía todo. Tenía a Jungkook, y yo no tenía nada.

Volví a la realidad con un suspiro agitado. Ese fue mi mayor error: haber intentado quitarle algo a alguien que ya tenía un corazón inquebrantable. 

No cometería ese error con Yoongi. 

No esta vez.