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Despertaste.

Solo eso, despertaste después de un gran periodo de sueño ya que, el golpe que te dieron en la facultad te llevó directo al hospital.

Fue una contusión ligera y no tan grave por lo que dijeron los doctores sin embargo, después de esa experiencia te alejaras más de donde hagan paros para no tener que visitar  por esa causa a un doctor.

Estirándote, hicieron exámenes rápidos de reconocimiento, valorando si eras una persona apta para darte de alta.
Siendo el lugar hospitalario conocido por sus ""cuidados más avanzados del país"", te dijeron que tuvieras más cuidado, colocaron una pomada sobre tu herida y dieron luz verde para que fueras a casa.

Los últimos rayos de luz pintaron el cielo, así que decidiste ir caminando a tu departamento tanto para ahorrar pasaje de tu tarjeta del metro como también, despejar tu mente acerca de lo que pasó.

Las calles se sentían frías por el ciclón, pero aún así, había calidez por las personas que hablaban de lo que iban a hacer próximamente en el mes entrante, las bebidas calientes que iban a tomar o tan sólo, ese ya conocido "ya mero" que aunque nadie sabe exactamente que signifique, se comprende que todo estará bien.

Abriendo el portón del edificio donde vivías, sentiste un poco de hambre y pensaste en comprar algo dulce, pero antes de saciar tu antojo quisiste primero escombrar tu cuarto antes de tener tu gustito.

Acomodaste tu cama, barriste el cuarto y la sala, separaste la ropa para lavarla regresando de tus compras, tomando así las llaves de tu moto antes de salir.

Sin otra cosa que arreglar, saliste del edificio, mirando tu teléfono decidiste ir por unos churros que estaba cerca del Jardín Pushkin, aunque estaban un poco alejado, querías recorrer las calles y ver que novedades había por la temporada que en puerta estaba.

El camino no fue tan pesado, dándote más ventaja de llegar y quedarte un tiempo más largo en el lugar.

La atención aunque fue un poquito lenta, pudieron servirte tus churros y café de olla. Al inicio los disfrutaste como primera comida después de tu pequeño despertar sin embargo, lo que restaba de tus alimentos no lo hiciste ya que un señor, quiso ponerse prepotente al querer sentarse donde estabas e intentar acosarte porque le aprecias una persona muy linda.

Aunque tu firmeza si marcó un límite, continuo hostigándote y del mismo modo, las personas que trabajan en el local le indicaron sus acciones incorrectas, decidió hacer caso omiso.

—¿Apoco no estaría lindo pasar un rato conmigo en esta noche fría? Te ves como alguien que se calienta rápido

Levantándote, te disponía a dejar el lugar pero esta persona te tomó del hombro para que lo miraras emepzando a insultarte por no aceptar los sinsentidos de su boca, sin embargo, alguien más se unió a esa "conversación".

—Deje a esta persona en paz, ¿acaso así le hace a alguno de su familia? ¿A su hija, hijo o padres?

Escuchaste eso y giraste para toparte a un chico de chamarra color vino, interviniendo tanto en la conversación como en la distancia que tenía esta persona para colocarse a tu lado.

Prepotente, el hombre continuó insultándolos, sin embargo, este chico mantuvo la calma y una mano sobre su cuello.

—Viejo, nadie tiene que ser molestada de esta manera repugnante, ¿por qué no te botas de una y rompes una jerga??

Soltándolo mientras lo empujaba hacia atrás, este chico te dio paso para que salideras del lugar, pero en cuanto le dio la espalda a ese personaje, quizo darle un golpe a traición.

Nubecita ⋆☽ [𝙎𝙩𝙖𝙣𝙡𝙚𝙮 𝙋𝙞𝙣𝙚𝙨]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora