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Maratón (3/3)

Entre sueños se veía a ella misma bailando en una habitación con luces tenues, un vestido largo y blanco, con su cabello largo y moviéndose junto con ella, cada vuelta que daba una risa llena de emoción se escuchaba.

Lentamente el lugar fue cambiando ahora estaba en aquella habitación con la naturaleza muerta pero ahora todo tenía vida, los colores rojos vivos y el verde de distintas tonadas pintaba cada rincón.

—¿YoonGi?

Su voz se expandió por culpa de eco causando le confusión, camino tratando de llegar a ese bulto escondido en toda la maleza pero con cada paso se alejaba más.

—YoonGi... YoonGi...¡YoonGi!

Su voz cada vez se escuchaba más asfixiante, pues sin darse cuenta ya estaba corriendo tratando de alcanzar lo pero simplemente no podía hacerlo.

—YoonGi ayúdame...

Estiraba sus brazos mientras seguía corriendo, el aura empezó a cambiar, todo ese cuarto lleno de vida empezaba a morirse y caer al suelo volviendo se polvo al tocarlo, el aire de igual forma cambio, la calidez que antes había ahora era reemplazada por el frío gélido que al respirar te quemaba por dentro.

—Por favor... ayúdame.

Cayó al suelo de golpe pero su cuerpo nunca recibió daño alguno, nuevamente el lugar cambio, ahora estaba en un bosque,dentro de un lago ,mismo que solo cubría hasta su cadera, miro a los alrededores tratando de saber donde estaba pero sin lograr lo.

A lo lejos detrás de ella había alguien ahí, Haimi se quedó quieta mirando al hombre sin poder descubrir quien era. Con lentitud se fue acercando metiendo se en lo más profundo del lago.

—¿Quien eres?

Seguía acercando se llevando su cuerpo a luchar para mantenerse a flote, hasta que simplemente se hundió, nadaba tratando de salir y poder respirar pero simplemente no podía, su cabello cubría su rostro al moverse y su vestido empezó a desprenderse de ella dejando la en un estado de vulnerabilidad.

Las burbujas creadas por sus gritos pasaban por sobre sus ojos ,mismos que revelaban su miedo a morir.

—Haimi...¡Haimi!

Su nombre era dicho con insistencia y ella buscaba de dónde provenía pero sin encontrar lo.

—¡Haimi despierta!

Sus ojos se abrieron con fuerza, su respiración agitada y sus manos cerradas duramente la hicieron sentir la realidad.

Su abuela estaba ahí mirando la con lágrimas en sus ojos.

—¿Abuela?

Su voz confusa lleno la habitación, seguía sin entender la situación y porque estaba en ese lugar.

—Hija mía...lo lamento mucho...