Capítulo 4. Movimientos en las sombras

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Transcurridos dos días después de la boda de Inísel con el Shántruk, el momento más temido por ella llegó. Ella se preparó para dejar la comodidad de su hogar y trasladarse al templo donde residían el Shántruk y sus consejeros. Con el corazón apesadumbrado y un nudo en el estómago, se despidió de su madre y su padre adoptivo, Reynard Zendel y Diara Zendel. Isra, su fiel doncella, se mantuvo cerca de ella, brindándole apoyo y consuelo con su mera presencia.

Un séquito de esclavas, asignadas para servir como nuevas doncellas de Inísel, la acompañó en el viaje. El camino hacia su nuevo hogar fue largo y tenso, con Inísel tratando de mantener una apariencia serena mientras su mente se debatía entre el miedo y la resignación. Sabía que su vida iba a cambiar de manera drástica y definitiva.

Al llegar al templo, Inísel fue llevada a su habitación, un amplio y lujoso espacio decorado con telas ricas y muebles de maderas exóticas. La belleza del lugar, sin embargo, no lograba consolarla. Sabía que estaba atrapada en una jaula dorada, obligada a cumplir con las expectativas de su nueva posición.

Por la noche, el temor de Inísel se hizo palpable cuando fue llevada a los aposentos del Shántruk. Varias esclavas, durante toda la tarde, prepararon su cuerpo con aceites y perfumes exóticos que hacían ver su piel más reluciente para seducir a su esposo. El largo pasillo parecía interminable y cada paso resonaba con un eco que aumentaba su ansiedad. Al llegar a la puerta de la recámara del Shántruk, sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las puertas se abrieron lentamente y fue recibida por el Shántruk esperándola.

El Shántruk Theodric Elektita unu vestía una túnica blanca ricamente adornada con abalorios dorados y joyas de estalita. Su presencia emanaba una mezcla de poder y autoridad, y sus ojos recorrieron la figura de Inísel con una intensidad que la hizo estremecer. Pese a su edad, el soberano mantenía un porte imponente y un físico notablemente musculoso, evidenciado cuando comenzó a desabrocharse la túnica, revelando su torso desnudo.

Inísel, sintiéndose vulnerable y expuesta, intentó mantener la compostura. Recordó las palabras de su amiga y doncella más cercana, instándola a ser fuerte y a encontrar su propio camino dentro de esta nueva vida. Pero en ese momento, con el Shántruk observándola con una mezcla de deseo y posesividad, esas palabras parecían vacías y lejanas.

El Shántruk se acercó a ella; su sonrisa era una mezcla de satisfacción y dominio.

—(En kune: Inísel, mia Valkúr...) Inísel, mi Valkúr... —dijo, su voz suave pero firme—. (En Kune: Ĉi-vespere estos nia kaj ni komencos novan epokon por Erial kaj por ni. Hodiaŭ ni kuniĝos en korpo kaj spirito...) Esta noche será nuestra y daremos comienzo a una nueva era para Erial y para nosotros. Hoy nos uniremos en cuerpo y espíritu...

Inísel asintió sin confiar en su voz para responder. El Shántruk levantó una mano y acarició su mejilla, un gesto que pretendía ser reconfortante, pero que solo aumentó su incomodidad.

—(En kune: Vi estas bela...) Eres hermosa... —continuó él—. (En Kune: Kaj mi certas, ke vi estos Valkúr inda je ĉi tiu regno.) Y estoy seguro de que serás una Valkúr digna de este reino.

Ella sintió que sus palabras eran vacías, cumplidos premeditados que no lograban tranquilizarla. Mientras él hablaba, su mente se desvió, buscando un escape mental de la realidad inmediata. Recordó su hogar, su vida antes de este compromiso y la sensación de libertad que ahora parecía tan distante.

El Shántruk la guió hacia la cama, un imponente mueble cubierto de sedas y cojines. Inísel cerró los ojos por un momento, respirando hondo para calmar su agitado corazón. Cuando los abrió, encontró al Shántruk mirándola con una mezcla de deseo y aprobación. Theodric se había despojado por completo de la túnica, revelando su piel tersa bronceada.

Deorum consilia {fantasía medieval}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora