En fuga 2

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La noche se cernió sobre Jomps City como una manta de terciopelo, cubriendo la Torre de los Titanes con un silencio inquietante. La luna, un disco plateado en un cielo estrellado, iluminaba las siluetas de los Titanes, reunidos en la azotea, rodeados por el equipaje que habría de acompañarlos en su huida.

Starfire, con su mirada siempre penetrante, observaba a sus compañeros con un gesto de resignación. "¿Por qué tuvimos que llegar a esto?", se preguntó en voz baja, sus palabras susurradas por el viento.

Cyborg, su cuerpo metálico reflejando la luz blanquecina de la luna, se acercó a ella con un gesto protector. "No hay tiempo para lamentos, Starfire. Lo importante es que nuestras familias estén a salvo."

Abeja, con sus ojos llenos de determinación, se levantó de su sitio y comenzó a cargar las maletas en la nave T. "Debemos irnos ya. Cuanto antes estemos lejos de aquí, mejor."

Raven, sin apartar la mirada de su vientre abultado, se levantó también y se dirigió hacia las maletas, pero Cyborg la detuvo con un brazo metálico.

"Raven, ¿qué crees que estás haciendo?" le dijo, su voz firme pero con una nota de preocupación. "Tu deber es cuidar de tu bebé. Este viaje va a ser muy largo y lo último que necesitamos es que estés cansada y débil. Siéntate y déjanos cargar a nosotros."

Raven frunció el ceño, pero aceptó a regañadientes. "Lo siento, Cyborg, solo quería ayudar," dijo, con un tono de voz apagado.

Cyborg le dio una palmada en el hombro con una expresión de cariño. "Lo sé, Raven. Eres mi hermanita y quiero cuidarte. Ahora siéntate y descansa."

Raven se sentó de nuevo, suspirando, y volvió a mirar su vientre. "Gar," dijo, su voz apenas un susurro, "¿estás seguro de que el viaje no le hará daño al bebé?"

Chico Bestia, con la mirada fija en su esposa, tomó su mano con fuerza. "Todo estará bien, Raven. Te prometo que te cuidare y que nuestro pequeño estará a salvo."

"No puedo evitar pensar en todo lo que se está perdiendo," dijo Starfire, con un gesto de tristeza. "Hemos luchado por un mundo mejor, por la justicia, y ahora tenemos que huir como criminales."

"No vamos a renunciar," afirmó Nightwing, con un tono firme. "Me puse en contacto con Batman y la Liga de la Justicia. No somos los únicos héroes que están huyendo. Ya tienen un plan para solucionar esta situación, Star. Solo estamos esperando el momento adecuado para volver a luchar. Por ahora, lo importante es proteger a nuestras familias. Y para eso, tenemos que irnos de aquí."

"Pero... ¿a dónde vamos?", preguntó Chico Bestia, tomando a Raven de las manos y ayudándola a ponerse en pie. Su tono era incierto, la preocupación reflejada en sus ojos.

Todo su equipaje estaba a bordo de la nave. Los Titanes estaban listos para partir, solo necesitaban un destino.

"Batman me habló de una isla que pertenecía a sus padres. Está abandonada desde hace años y nadie se acerca por ahí. Tengo entendido que la mansión Wayne aún sigue en pie, y a unos kilómetros existe un pequeño pueblo donde podremos conseguir lo necesario para subsistir el tiempo que sea necesario", explicó Nightwing, encendiendo los motores de la nave. Al despegar, la ciudad se extendía bajo ellos, y en la distancia, un grupo de personas se dirigía hacia la Torre, probablemente para arrestarlos y destruir su hogar.

Nunca hubieran imaginado que las personas a las que habían protegido con tanta dedicación se volverían en su contra. Un nudo se formó en la garganta de Nightwing, pero rápidamente lo disimuló. La responsabilidad de proteger a sus compañeros y asegurar su futuro recaía sobre él. Era hora de seguir adelante.

La nave surcaba el vacío, un silencio sepulcral interrumpido solo por el leve zumbido de los motores. El tiempo, implacable, se deslizaba como arena entre los dedos, marcando la distancia que los separaba de la vida que habían conocido.

Los Titanes, exhaustos por la batalla y la incertidumbre, se habían entregado al sueño. Chico Bestia, transformado en un gato verde, ronroneaba plácidamente a los pies de Raven, quien acariciaba su lomo con ternura, sintiendo bajo sus manos los movimientos del pequeño ser que pronto daría vida a su unión. Starfire, con un brazo protector alrededor de su hija, dormía profundamente, su rostro sereno reflejaba la paz que la embargaba. Cyborg, con la certeza de la seguridad de su familia, activó su modo de recarga, permitiéndose un breve descanso.

Robin, el vigilante insomne, mantenía el control de la nave con un rostro marcado por la preocupación. Sus ojos, agudos y penetrantes, escudriñaban el espacio, buscando cualquier señal de peligro. Raven, en silencio, contemplaba a su esposo, un amor silencioso y profundo reflejándose en su mirada. En su mente, se proyectaban imágenes del futuro, un futuro incierto pero lleno de esperanza, donde ella y Chico Bestia criarían a su hijo, protegiéndolo de las sombras que acechaban en el universo.

La voz de Robin, tenue pero firme, la sacó de sus pensamientos.

"Raven," dijo a través del comunicador de su compartimento, "deberías descansar. No es bueno para el embarazo."

Ella suspiró, con un peso en el pecho, y bajó la cabeza. "Lo sé, Robin," respondió con voz cansada, "pero no puedo evitar sentirme preocupada." Sus ojos, húmedos, comenzaban a cristalizarse.

Robin intentó calmarla. "Raven, no tienes que preocuparte. Sabes que te protegeremos a ti y al bebé. Tienes a Chico Bestia, que te ama más que a nada en el mundo. Tranquila, hermanita, todo saldrá bien."

Raven, con una voz temblorosa, le respondió: "¿Cómo estás tan seguro de eso? ¿Cómo sabes que no nos van a encontrar? ¿Cómo estás tan seguro de que este viaje no dañará a mi hijo?"

Robin, con una seguridad inusual en su voz, dijo: "Porque si fuera así, no lo hubiéramos hecho. Créeme, Raven, todo estará bien. Esto se solucionará, volveremos a casa, a proteger Jump City. Solo tenemos que esperar."

"Sabes, he estado pensando en darle un hermanito a la pequeña Mar'i," confesó Robin, su voz llena de una ternura inesperada. "Quizás, cuando todo esto acabe, no sea solo un bebé en casa."

Raven, con una sonrisa cansada, respondió: "Eso suena maravilloso. Quizás mi pequeño Marck o mi pequeña Roth se diviertan mucho con él." Un bostezo escapó de sus labios, sus ojos se cerraron lentamente, vencidos por el cansancio.

Ninguno de los dos sabía el camino que les esperaba, pero una certeza impregnaba el silencio de la nave: los Titanes, unidos por un lazo invisible de lealtad y afecto, siempre estarían juntos. Regresarían a casa, a Jump City, y volverían a ocupar su lugar como guardianes de la ciudad, protegiendo a sus habitantes de las sombras que acechaban en las calles.

Fin

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⏰ Última actualización: Oct 09 ⏰

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