—Entonces, tendré citas con él... hablando de terapias, claro. Y luego tal vez se conviertan en citas amistosas —finalmente, Yeonjun le explicó su plan a Hueningkai, moviendo las manos mientras hablaba, como si el simple hecho de gesticular pudiera darle más peso a sus palabras. Una sonrisa traviesa se asomaba en sus labios, denotando lo confiado que estaba en su estrategia.
—Estoy impresionado por lo simple y efectivo que es tu plan, pero al mismo tiempo, tengo tantas ganas de darte un puñetazo por no dejar al pobre hombre en paz.
Yeonjun se rió con esa facilidad desinhibida que siempre lo caracterizaba, mostrando esa seguridad arrogante que lo hacía tan irresistible para algunos, e insoportable para otros.
—¡Hey! Te dije que, tratándose de mí, la gente no se libra tan fácil. Además no puedes golpear a alguien como yo. Sabes que soy, bueno, difícil de ignorar —le lanzó una mirada presumida que hizo que Hueningkai soltara un suspiro de pura resignación.
—Eres como una hiena con su presa.
—Uf, y vaya presa la que estoy siguiendo —Yeonjun suspiró dramáticamente, llevándose una mano al pecho mientras recordaba la imagen de Soobin, impecable y elegante, mientras Hueningkai rodaba los ojos—. Se veía realmente atractivo. Llevaba otra camisa Oxford blanca, parece que son sus favoritas. Y ese chaleco beige... ¡dios mío! Lo combinaba con pantalones a juego. Las miradas que me lanzó en la oficina de Jin... —cerró los ojos un momento—. Me hicieron desfallecer. Y cuando acarició mi cabello... juro que sentí que iba a morir ahí mismo.
—Sí, sí, ya sé que te gusta. Lo mencionas al menos diez veces al día.
—Ugh, eres tan desagradable cuando te pones así —Yeonjun hizo un puchero, dándole un suave empujón en el hombro—. Por cierto, dijo que me llamaría esta noche.
Hueningkai levantó las cejas interesado. —¿Te llamará? ¿Le diste tu número? —Yeonjun asintió, orgulloso y emocionado—. Entonces iré a tu casa esta noche; tengo curiosidad por lo que te diga.
—¡Perfecto! Será divertido.
Lamentablemente, esa noche no hubo llamada.
Yeonjun pasó la noche ansioso, esperando que su celular sonara y que un número desconocido apareciera en la pantalla. Pero nada de eso sucedió. No hubo ningún mensaje, ninguna señal. El teléfono permaneció en silencio absoluto. Y terminó quedándose dormido, enredado en su edredón. Hueningkai, por su parte, dormía profundamente en el suelo, a pesar de haber sido empujado violentamente sin siquiera despertarse.
A la mañana siguiente, Yeonjun revisó su celular en cuanto abrió los ojos, casi con desesperación, con la esperanza de haber dormido durante la llamada o de encontrar alguna notificación de una llamada perdida.
Pero no había nada.
"¿Le habré dado mal el número?", se preguntó por milésima vez. Repasó mentalmente el momento en que lo dictó. No, no podía ser. Lo había dicho claramente. A menos que Soobin lo hubiera anotado mal por accidente... o peor, lo hubiera hecho a propósito.
"¿Y si simplemente lo olvidó?" Trató de convencerse de que tal vez había tenido algún compromiso inesperado, algo importante que lo distrajera. Pero incluso esa justificación sonaba débil. "¿Y si simplemente no quiso llamarme?", pensó, sintiendo una punzada de frustración.
Sorprendentemente, Hueningkai no se burló como lo haría en otras ocasiones. En cambio, intentó animarlo al ver lo cohibido e indignado que estaba. Con ese consuelo, Yeonjun siguió su día de manera casi normal, sumergido en una rutina pesada y aburrida. Pero, en cualquier momento libre, esos pensamientos volvían a su mente, burlándose de él en silencio.
ESTÁS LEYENDO
Entre La Razón Y La Pasión | Soojun
FanfictionUn rostro hermoso y un cuerpo atractivo no eran todo lo que Choi Yeonjun podía ofrecer. Era una lástima que nadie viese más allá de eso. Le habían inculcado la idea de que merecía más de lo que cualquier relación pasajera podía ofrecerle. Aunque nun...