... 𝑹𝑬𝑨𝑫𝒀 𝑭𝑶𝑹 𝑰𝑻?, cullen family

CAPÍTULO 2

❪Capítulo 2, escuela y... ¿mates?❫

"Hijos de Sin" descendientes del dios "Sin", un anciano con cuernos y barba de lapislázuli. Dios de la luna, en un momento, uno de sus descendientes se mezcla con una metamorfa, muy pocas mujeres son de esta especie, por lo que el fruto de su amor se creó una especie de hombres lobo superiores.

Se distinguen por sus ojos azules intensos en su forma lobuna, su edad y largo de pelo, a diferencia de los metamorfos, no influye en su apariencia lobuna. Tienden a cazar una vez al mes, al menos eso en la actualidad.

Se desconocen fortalezas para estos seres al ser una especie "perdida".

Tienen, como los metamorfos, compañeros de vida. Pueden ser hombres o mujeres, mientras más, mejor, para poder preservar la especie, pero durante los años 1900 esto fue bajando hasta que los genes se desactivaron por la mezcla con sangre humana.

Se desconoce qué pasa si un mate o compañero llega a rechazar a un hijo de Sin, nunca se ha registrado.

-Lunes 17 de enero 2005

Entrar a una escuela nueva a mitad de semestre no lo recomiendo, mucho menos cuando quieres ser alguien discreto como yo. Bueno, viendo el lado positivo, si es que hay algo positivo en este pueblo, es que no soy el único raro que entra mañana. Me enteré de aquello caminando por los pasillos como un zombi, no sé si es chico o chica, pero estoy complacido de ser el foco de atención solo por hoy, aunque me gustaría no serlo nunca.

Caminé y caminé hasta llegar a la secretaría nuevamente, en donde la secretaria me dio los papeles que me prometió la semana pasada y tuve que seguir caminando hasta mi salón, al entrar, todos me quedaron mirando con cierta mueca rara.

¿Tan mal me veo hoy?

Bueno, teniendo en cuenta mi cicatriz que atraviesa mi ojo desde la ceja hasta la mitad de la mejilla y mis ojeras de loco, creo que si me puede ver algo... desalineado.

—¿Eres el alumno nuevo? —me pregunta el profesor luego de carraspear algo incómodo.

—Sí... —contesto acomodando mi mochila en mi hombro.

El profesor me pide presentarme, cosa que hago con solo mi nombre y mi edad, creo que esperaba más porque hubo un silencio incómodo de espera, le agradecí al profesor, ¿por qué? Ni idea, creí que tenía que decir gracias y con eso me fui a sentar.

Pasaron quizás 2 minutos, hasta que dos olores totalmente exquisitos pasaron por mis fosas nasales hasta mi cerebro, creando un cortocircuito. Me erguí completamente, mirando a todos lados, olfateando levemente, hasta que los vi.

Mis mates...

Mis compañeros de vida...

¿Acaso Sin me quiere matar de un infarto enviándome a mis mates en mi primer día de clases?

La chica es baja, pelo en corte pixie, su forma de caminar casi parece como si estuviera danzando, como un hada. Mientras que el chico era más alto, erguido completamente, tenso, tiene cierto aire militar debido a esto. Su cabello es ondulado y rubio cenizo, y los ojos de ambos eran de un tono oscuro, pero idéntico.

Ambos se detuvieron levemente, mirando alrededor hasta que la chica me vio, su rostro fue casi de reconocimiento, no la conozco, recordaría ese delicado rostro y más siendo mi mate.

La chica susurró algo, eso pareció debido al movimiento de sus labios, el chico también me observó, ambos siguieron su camino, ahora con un rostro pensativo.

Yo por mi parte me sentía como un cachorro, quería acercarme, darles amor, demostrarles mi amor. No los conocía de nada, pero mi lado más animal me decía que debía de ir y simplemente dejarles mi olor.

Vaya que si parezco perro.

Me removí ansioso en mi asiento, apreté y solté mis manos en puños varias veces, controlando mi lado que tanto daño y problemas le había entregado a mi vida. ¿No pude salir normal acaso?

Sí, siempre quise a mis mates desde que descubrí lo que soy... Pero una parte de mí esperaba pudrirme en este pueblo sin drama, sentado en una mecedora y tomando un café frío por el helado ambiente de Forks.

Quería una vida normal, la vida que me había dado Kath durante unos meses, no estar encerrado en un hospital psiquiátrico injustamente o estar metido en dramas amorosos, y menos con humanos que nunca aceptarían estar con un loco, no palabras mías, sino de mi gran psiquiatra, nótese el sarcasmo.

Mi mente me envió un molesto pitido, como si le enojara a mi parte animal que hablara así de mis mates.

Solté un resoplido leve, apoyando mi sien en mi mano, murmurando un insulto a mi lado salvaje.

—¿Estás bien? —me pregunta una voz dulce.

Al voltear, la veo a ella, mi mate, con una mirada preocupada.

—Eh... —murmuré, quedando en blanco por su presencia tan cercana. —Sí, solo me duele la cabeza. Gracias por preocuparte... —dije con un espacio al final para saber su nombre.

Ella me sonrió, parecía muy fácil hacerlo con ese entusiasmo si ella lo hacía.

—Alice, me llamo Alice Cullen. Me alegro de que estés bien... —dijo ella, siguiendo mis intenciones de saber su nombre, ahora conmigo.

—Hudson Maner, un gusto Alice —dije, tratando de no sonar como un idiota, aunque la cara ya la tengo.

Ella siguió sonriendo, ¿cómo lo hacía tan bien si solo es levantar las comisuras de los labios? Es como si tuviera un don para embellecer cada cosa que hace.

Le sonreí de vuelta, aunque evitando levantar la comisura de mi lado izquierdo por mi cicatriz, una costumbre que adquirí cuando sonreía con Kath.

Creo que... tal vez mis planes de pudrirme en una mecedora puede incluir a dos personas más a cada lado mío.

Eso espero.

Nota de la autora: Corto, pero desde el tercer capítulo en adelante se pone más bueno y van a ser mucho más largos los capítulos.