Mi primera misión, parte 1

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MI PRIMERA MISIÓN, PARTE 1.

Una vez llegué, me revisaron por completo, incluso me hicieron una mini entrevista. Al pasar todas las pruebas de seguridad, al fin entré.

—Hola, "J" —dijo el jefe. Estaba cara a cara con la cabeza más grande de la base. No lo podía creer; todo este tiempo nos enseñaron que nuestros superiores son por lo que vivimos. Me paré derecha, hice un saludo militar y le dije, seria, con voz firme—: Buenas noches, señor.

—Descanse, soldado. Relájese y tome asiento.

Obedecí y algo tímida, me senté. EL jefe era un tipo blanco, algo obeso, también tenía un poblado bigote, le estime unos 60 años de edad.

—Hábleme con tranquilidad —me dijo.

—De acuerdo —le respondí—. Cuénteme, ¿Qué necesita de mí?

—Te he observado este último tiempo. Eres toda una mina activa, lista para ser explotada.

—¿Podría ser más directo?

—Eres impaciente, por lo que veo —dijo sonriendo—. Bueno, déjame darte la grata noticia de que vas a ascender al cargo de capitán en tu equipo, que tus compañeros también lo hagan; dependerá de ti.

Impactada, traté de mantener la compostura al recibir una noticia como esta.

—Encantada, estoy dispuesta a cumplir sus órdenes, señor —respondí con seguridad.

—Me alegro de escuchar eso. Bueno, déjame contarte un adelanto: deberás infiltrarte en uno de estos colegios de élite. Viajarás tú y un compañero, este queda a tu elección. Deberás asistir el viernes de la próxima semana, tú y tu elegido, a la sala de exposición A60; ahí irán escoltas a buscarlos, los esperarán en los ascensores. Ese día te daremos más detalles. Mientras tanto, medita quién será tu acompañante. Puedes hacerles pruebas; estarán a tu disposición esta semana. Espero que tomes la mejor decisión.

—Gracias por la oportunidad, señor —respondí.

—Es solo tu trabajo, "J". Ahora ve a descansar; mañana debes informar a tus compañeros.

Al salir de la oficina, no sabía en qué pensar. La ansiedad invadía mi cuerpo; no sabía qué elección tomar, qué pruebas hacer o a quién llevar. Todo daba vueltas y vueltas. Al llegar a mi habitación, me invadieron las preguntas; los calmé y les dije que mañana haríamos una reunión y les contaría todo, solo les adelante que desde ahora soy el capitán.

Una vez acostada, no podía conciliar el sueño. Pasé un buen tiempo así, hasta que mis ojos se cerraron y caí profundamente dormida. Tampoco fue un alivio, ya que tuve un par de pesadillas en las que los chicos me odiaban y se enojaban conmigo.

Al otro día, nos reunimos en la sala donde nos daban clases teóricas. Esta vez era yo la que estaba parada exponiendo.

—Buenos días, soldados —dije con voz firme.

—¡Buen día, capitán! —respondieron a coro y con seriedad.

—Bueno, como saben, anoche tuve una reunión con el jefe en la oficina central. Discutimos respecto a una primera misión. Yo ya fui seleccionada para ir, pero debo elegir a uno de ustedes para ser mi acompañante. Durante esta semana, los haré pasar una serie de pruebas que me ayudarán a seleccionar al mejor candidato. La decisión final se tomará el jueves, ya que el viernes yo y el compañero elegido debemos enlistarnos para la misión. Tienen tres días y medio para dar lo mejor de ustedes. ¿Alguna pregunta?

"H" levantó la mano.

—Tiene la palabra —le respondí.

—Me gustaría saber qué clase de pruebas tendremos.

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