Capítulo 36.

3 4 0
                                    

Anoche tardé horas en conseguir dormirme, estuve todo el rato dándole vueltas a la cabeza, pensando en Antoine y en lo que escondía, pensando en mí y en mis sentimientos si es que los puedo llamar así.

No estoy acostumbrada a cogerle cariño a nadie, pero con él todo fluyó demasiado bien y rápido, hasta que fue imposible detenerlo. Casi no nos hemos visto, pero todas las llamadas, los pocos momentos juntos y nuestra complicidad han hecho que le coja un cariño especial.

Al terminar de trabajar no tenía hambre por lo que dejé a Hugo comiendo solo, aunque le hice compañía en la cocina y estuvimos hablando del trabajo y de cualquier cosa que no fuese Antoine. Después nos acostamos para dormir la siesta en su cama, no me apetecía estar sola ni tampoco dormir en el sofá, por lo que me auto invité a dormir en su cama.

Ahora me decido a abrir la maleta para echar a lavar la ropa y colocar el resto de cosas, anoche estaba demasiado cansada física y mental para hacerlo. Después de terminar con todo me fijo en que hay un papel que no recordaba llevar en la maleta. Lo cojo y veo que hay unas letras escritas.

"Supongo que cuando leas esta carta ya estarás en Madrid porque me las he ingeniado para guardarla al fondo de tu maleta, por cierto, tu pijama rosa sigue siendo igual de adorable. He sido demasiado cobarde, demasiado cobarde durante este tiempo como para decirte la verdad y me he dado cuenta de que en realidad somos así ambos, personas que no son capaces de dar el paso y esperan a que el otro lo haga. Estarás enfadada, lo sé y lo comprendo, no es para menos, aquel beso... De verdad que siento aquel beso, pero lo siento por lo que pasó después y por mi forma de actuar después, lo cierto es que me aterra todo esto, porque eres una mujer increíble. Estoy cansado de decirte la que ya se ha vuelto nuestra frase "si decides quedarte", ahora quiero pedirte que lo hagas, que te quedes conmigo en París, hay mil cosas que quiero enseñarte, pero podríamos empezar por esta ciudad que hizo que nos conociéramos, quizás cuando más lo necesitábamos ambos, después el resto del mundo que espere por nosotros... He sido un auténtico idiota por no saber decirte cuánto valoro tu compañía y lo feliz que me hace cuando te vuelves loca si algo no es como quieres, por cómo arrugas la nariz cuando tus planes cambian o como abres los ojos ante algo que te gusta, no he sido capaz de decirte que desde el primer día que te vi por primera vez supe que debía conocerte, quería conocerte y saber todo de ti, tu mundo y lo que te rodea, pero sobre todo no he sido capaz de decirte la increíble mujer que eres, de lo inmenso que me siento a tu lado por cómo me haces sentir y de que eres capaz de todo lo que te propongas. Natasha, me has hecho darme cuenta de que hay más cosas en el mundo de las que me imaginaba, lugares que quiero conocer y experiencias que quiero vivir solo si eres tú quien me acompaña. Ha sido una suerte conocerte y soy el hombre más feliz del mundo por ello, sé que estás enfadada y que no entiendes nada de todo esto, ni siquiera yo me entiendo... ¿Qué se supone que debería hacer cuando ha aparecido una mujer como tú a desmoronar toda mi vida? No lo sé, supongo que comprar unos billetes para que vuelvas a París y hacer las cosas bien. En la carpeta de descargas de tu móvil hay un billete solo de ida a París, si vienes intentaré hacerte la mujer más feliz del mundo, en cambio si no lo haces, asumiré mi derrota y viviré sabiendo que hay una mujer maravillosa en el mundo con la cual metí la pata. El billete es para dentro de tres días, sé que tienes que trabajar pero necesitaba verte otra vez y mejorar la situación. Estaré esperándote en el aeropuerto, no me escribas estos días y piénsatelo, si te veo llegar a las seis de la tarde, sabré que estás dispuesta a empezar de cero conmigo, si no, te extrañaré siempre Natasha. ¿Nos vemos para una nueva misión?"

Abrazo la carta contra mi pecho mientras las lágrimas caen por mis ojos. Hugo entra a la habitación a preguntarme si estoy bien y le enseño la carta, la cual a él también le hace llorar. Me tumbo en la cama mirando hacia el techo, sin poder pensar en nada, sin sentir nada.

¿Por qué? Es lo único que se repite en mi cabeza una y otra vez.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora