<*.Principios.*>

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Tras una impulsiva y para nada inteligente decisión, Kim ya hacía en su propio trance, observando toda la sangre de sus recientes y más jóvenes víctimas derramarse, convertida en un charco que crecía como ese sentimiento de no saber que más hacer.

"¿Qué es eso?"

El sonido de una sirena de policía aproximándose a lo lejos.

Quizás sea hora de que alguien... me detenga -se susurró a sí mismo al escuchar aquél sonido venir a toda velocidad acompañado de una mezcla de luces rojas y azules que parpadeaban a su espalda. -Quizás mi chispa simplemente se haya apagado. No puedo volver a encontrarla...

Kim permanece de pie frente a todos esos cuerpos sin vida mientras un auto de policía se estaciona detrás de él. El mismo se da la vuelta aún con el arma descansando en su antebrazo. Creyó por un instante que ese cuento de horror que él mismo se encargaba de escribir había llegado a su fin.

Pero cuando el conductor hace deslizar la ventanilla, en el desordenado rostro de Kim Dracula, aparece una pequeña sonrisa que irradia esperanza y alivio.

-¡Buenas noches, señor Dracula! Finalmente lo encuentro -afirmó el conductor del auto con una amplia sonrisa de cortesía y que además, era nada más y nada menos que Bevins: su mayordomo. -¿Le apetece subir? Aunque debería ser más... una sugerencia.

-¿Cómo supiste que estaría aquí? -le pregunta Kim, y esta vez, con una sonrisa más cálida que antes.

-No creo conveniente discutir sobre eso ahora, pero si de veras exige una respuesta... bueno... lo conozco, señor -respondió Bevins con suma educación y por supuesto, amabilidad.

En respuesta, Kim le lanza un tierno beso y en medio de una sonrisa más amplia le dice: "por eso eres mi favorito, ¿lo sabes verdad?"

-Lo dice todo el tiempo, ¿cómo no saberlo? -argumentó intentando verse natural, pues esas palabras tenían siempre un gran impacto sobre él.

Mientras tanto, Kim arrastraba su ensangrentado vestido de novia al caminar. -Vamos a casa -pidió al entrar en el auto y recargarse sobre la ventana.

Bevins mueve el espejo retrovisor hacia la izquierda para tener a la vista el sublime reflejo de Kim sentado en una esquina de la parte trasera del auto. -Como ordene. -Y con eso, Bevins arranca y se aleja del lugar sin límite de velocidad.

El camino a casa estaba siendo silencioso, lo cuál no era propio de Kim y Bevins lo sabía más que nadie. -¿Le sucede algo, Dracula? -preguntó intentando no sonar tan interesado.

-Te di vacaciones hace una semana, pero mis muchachos me dijeron que aún sigues ahí -respondió mientras su expresión seria aparecía reflejada frente a Bevins en el espejo retrovisor.

-Oh, eso... -Y con una impecable sonrisa y actitud tranquila terminó de decir: "no es lo mío estar desocupado, me aburro, entonces decidí quedarme, además, estoy seguro de que usted ha de necesitarme, como por ejemplo... ahora".

-Arquea una ceja-. "Pasas el resto de tus días obedeciendo mis ordenes, creí que querrías dejar de ser utilizado por un momento" -argumentó extrañado.

-Bevins carcajea en silencio-. "¿Usted? ¿utilizarme a mí? Sirvo para usted a voluntad, de lo contrario me habría ido". -Desvía la mirada del camino por un momento para poder mirar a Kim desde el espejo retrovisor-. "Incluso, yo podría utilizarlo a usted si quisiera" -murmuró.

Kim frunce ligeramente el ceño. -¿Perdón?

-Que ya llegamos -Bevins sale del auto firme y sonriente como siempre y ayuda a Kim con la puerta.

[KIM DRACULA + BEVINS THE BUTLER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora