Epilogo

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Al fin moriría, me dije, no, mejor dicho debería morir por mi bien, vamos Dila se egoísta de nuevo, por favor Dila, me decía a mí misma. Fue doloroso, tanto el dolor físico como emocional; pero sé que le hacía mas daño al que quedaba y estaba frente a mí. Primeramente, al final vi a Gaia reconfortándome, me apoyaba como en los primeros años, era mi plan y mi deseo, y ella los cumplía, debí haber creído más en ella. Sentí su presencia posesionándome hasta el final, hasta el momento que él se defendió de las acciones violentas de Gaia, su ser salvaje e incognito sintió el peligro de muerte y reacciono, lo vi transformarse en el hacedor de mi muerte, un animal feroz y mandíbulas fuertes. Tal vez sentí miedo junto a la resignación placentera, que significaba ya no debería importarme, mientras sentía su mordida dolorosa en mi cuello y hombro, iva a morir y estaba feliz. Dolor y solo mas dolor, vi sus ojos y no era el, si no su salvaje yo; pero sus lágrimas si lo eran, esa tristeza si era suya, su desesperación, su yo salvaje mordía tratando de quitarme la vida solamente, y entonces mi sangre broto no pudiéndome curar y ni regenerar.

Mi habilidad única como dríada surgió automáticamente, sin poder evitarlo, algo que me hubo salvado muchas veces era superado tan fácilmente, mi sangre se convertía en humo toxico, en acido corrosivo mi carne; pero el sin inmutarse me devoraba, el también se curaba rápidamente, él, ahora una bestia donde su consciencia solo veía su salvaje acción que le causaba agonía, no por el veneno que devoraba, si no por no poder detenerse y detenerme para salvarme. Le dolía, me dolía, pero no podía pedir mejor deseo que pudiera cumplir, y así no pude evitar pedir uno que lo lastimara más; pero ese era mi máxima, el poder morir, él resistió toda mi sangre venenosa como esperaba, estaba resistiendo vivo mi habilidad venenosa y superando mi regeneración, y yo perdía aún más sangre que era absorbida por él. Lo veía llorar, sentí nostalgia y tristeza, pero no arrepentimiento, era lo que debía pasar, entonces ante mi propio dolor trate de incentivarlo a continuar viviendo, le dedique unas palabras, soporte mi dolor por mi recompensa, le ordene que viva sin mí por su amor a mí, le ordene que viviera por mi amor a él, entonces sentí mi vida escapando.

Era esto lo último, no, entonces escuche a mi temida, respetada y querida, amiga y diosa, Gaia, diciéndome, o mejor dicho pidiendo perdón, me decía lamentándose, "no pude hacer más por ti y por ninguna otra", también le dolía despedirme, porque ella lo sabía, al fin estaba muriendo, al fin moriría, lo sabía y solo pude decirle que la perdonaba, era todo lo que podía decirle, al fin de cuenta era mi amiga también, era mi diosa del conocimiento y vida, empecé a ver borroso, la vista de mi salvaje amado y su transformación se perdió entre lágrimas mías, perdía también la consciencia, para después caer en la oscuridad. Solo sabía que tras un pequeño momento alguien me sujetaba y algo más me llamaba, ¿pero de que iva esto?, mi final, fácil, solo deseaba una cosa más en mi larga vida, llevaba más de mil años viviendo, y encontré al menos al final una alegría, el amor, a mi amado, pero esto solo fue un dulce néctar de un frasco pequeño, mi deseo era satisfacer toda amargura, toda infelicidad vivida y el temor a lo que vendrá, ese temor solo era una cosa el seguir viviendo como ahora, seguir viviendo después de él, mi Uren, mi amado benefactor, mi muerte al fin.

Así es yo solo quería morir, aun tras conocerlo, yo moriría, era mi única oportunidad, mientras mi profundo amor no era parte de mi razón, moriría yo, no, yo quería morir, y así mismo esperaba que el pudiera continuar, y así mismo esperaba que Gaia lograra su objetivo, aun si le temía a ella, aun si la consideraba un mal para mí los últimos siglos, conocía su noble objetivo, y agradecía su ayuda, perdía una oportunidad de investigar a Uren por mí, aun así moriría, y me permitía morir, vi el cariño en esto de Gaia, por eso la respetaba, crecimos juntas mentalmente y ahora ella me ayudaba a mi liberación, porque para eso moría Dila, para ser libre de ser la ninfa más longeva bajo la orden de Gaia, por eso moría, por eso quería morir, para al fin reunirse con la familia que olvido, para al fin acabar con su martirio de soledad que momentáneamente fue opacada por la compañía de Uren, por eso moría, por eso quería morir, por eso debería morir.

Por eso la oscuridad me cubrió, sentí entonces el final solo de la vida a mi parecer, porque después llego a mí una brillante luz blanca a mi alrededor, un cálido fulgor, un calor familiar, que me cubrió, ¿que era me pregunte?, ¿que soy me contesto?, entonces me dijo, o me dijeron varias voces a mi alrededor, "soy la vida que aun continua en ti", "eres la elegida por él, su árbol de vida, ¿que eres para él?, ¿que eres para mí?", "madre, somos tu destino, somos hijos del destino para este mundo", "acompáñanos mientras el árbol sagrado empieza a echar raíces, sigue como la luz que te guiara", "sigue como nosotros al próximo futuro de tu vida aquí". Fui entonces absorbida por esa reconfortante luz, y comencé a llorar de felicidad, había algo en todo esto que me causaba esa calidez, que me decía, aun estas viva, sin saber como ni porque fui tras ellos, sentí mi cuerpo deshaciéndose mientras yo era también luz persiguiéndolas, así que solo tenía que morir para saber y ver esto, me dije, no sabía más, quería saber más pero ellos solo contestaban, "ven con nosotros madre".

FIN VOLUMEN 1

El Ser, el monstruoso Ser. Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora